"Bueno, ahora ponete bien". El vozarrón de Alfio Basile, a miles de kilómetros de distancia, se escuchó clarito en el celular de Ariel Rosada. Minutos después de cerrada su incorporación a Boca (a préstamo por un año y con opción), el volante recibió las felicitaciones de su nuevo DT desde Grecia y el consejo para estar perfecto en lo físico. En un hotel céntrico, el dirigente Marcelo London y el representante del jugador, José Cosentino, llegaron a un acuerdo para el regreso de Ariel al club que lo vio nacer. Con una alegría indisimulable, Rosada habló con Olé mientras su celular no paraba de sonar. "Son amigos, familiares... Se van enterando y te llaman. Son todos de Boca", dice.
-Por fin, ¿no? Fue una negociación muy larga.
-Sí. Primero tuve que resolver mi desvinculación del Celta. Pero por suerte, ya está. Estoy muy contento de volver a este club.
-¿Es una cuenta pendiente? En Boca no llegaste a tener continuidad.
-No sé si cuenta pendiente. Es un desafío muy grande. Cuando llegué a Primera era difícil jugar seguido porque había varios monstruos, como Chicho Serna. Por eso me fui. Ahora vuelvo con más experiencia.
-¿Qué te dijo Coco?
-Me felicitó y me preguntó cómo estaba. Le dije que bien. Me estuve entrenando en Campana con la ayuda de unos profes amigos. Lo que me falta es ritmo. Así que quiero empezar a entrenarme cuanto antes.
-¿Cuándo jugaste tu último partido?
-En Vigo terminé el 21 de junio. Pero lo más importante es que fui uno de los jugadores que más partidos jugaron en la temporada dentro del plantel.
-No es común que salten jugadores de México a España.
-Sí, pero bueno, eso habla de que hice bien las cosas en Toluca. En España también me fue bien. Fue una experiencia muy buena jugar en esos países.
-¿Con qué Rosada se van a encontrar los hinchas de Boca que te vieron jugar de pibe?
-Con un jugador temperamental, como el que vieron en mi paso por el fútbol argentino, que deja todo en cada pelota. Y con más experiencia, claro.
-Acá te expulsaban seguido, ¿cambiaste eso?
-Sí. Es diferente ahora. En los últimos años, si se fijan, tanto en México como en España, me expulsaron muy poco. Siento que mejoré en ese aspecto.
-Llegaste a jugar algunos partidos con Battaglia. ¿Te imaginás compartiendo el medio con él?
-Síiiii... ¿Cómo no me voy a ver? Sería muy lindo... Pero también hay otros jugadores que son importantes ahí en el medio, así que va a ser una linda competencia. Yo me voy a matar para ganarme un lugarcito.
-¿Es verdad que resignaste plata para venir?
-Sí, pero bueno... Era Boca. Estar en este club grandísimo, con la clase de jugadores que hay, es más importante que lo económico.
-En un momento apareció River como interesado, ¿cómo lo viviste?
-Y... fue difícil. Yo siempre quise jugar en Boca. Mi prioridad era Boca. Pero en un momento se enfrió, surgió lo de River... Era difícil y lindo a la vez que los dos clubes más importantes de la Argentina se fijaran en uno. Pero siempre dije que quería volver a Boca, así que estoy muy contento ahora que se dio.
-¿Nunca te dijeron que eras jugador para Boca?
-Sí, siempre. Mis familiares y amigos me decían que tenía que volver a Boca, que salí de las Inferiores, conocía el club...
-¿Y qué te dijeron cuando supieron lo de River?
-No me hablaban... ¿Sabés qué? No me llamaban. Estaban locos... Se había cortado el diálogo, ja, ja... Mis hermanos Mariano y Sergio son fanáticos. Me dijeron que si iba a River no me hablaban más, ja. Imaginate cómo están ahora.
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