sábado, 8 de enero de 2011

Más allá de los refuerzos, Falcioni sigue bajando línea. Ayer dejó en claro cómo quiere atacar: con uno por adentro y otro por afuera..


El cuerpo técnico que encabeza Falcioni sigue trabajando duro. En lo físico y en lo técnico-táctico. Ayer se repitió lo realizado el jueves: luego de la parte física a cargo de Gustavo Otero y Alejandro Vasallo, llegó el momento de empezar a darle forma a lo que el nuevo entrenador pretende de su equipo. El plantel fue dividido en dos. Mientras JC y Javier Sanguinetti se encargaron del parado defensivo, Omar Píccoli trabajó en el aspecto ofensivo.

Defensivo: lo primero que salta a la vista es que quiere un equipo que sea muy ordenado para defenderse. Con una línea de cuatro bien definida. Por eso hace mucho hincapié en los relevos y coberturas. Paró dos defensas que se enfrentaron permanentemente. Por un lado: Calvo, Caruzzo, Insaurralde y Clemente, quienes fueron ayudados por Battaglia como cinco. Por el otro: Ruíz, Cellay, Sauro y Monzón. Estos fueron auxiliados por Medel. Precisamente el chileno fue el único que varió de posición, ya que el jueves se había parado como lateral derecho.

Ofensiva: bajo las indicaciones de Píccoli trabajaron los volantes y delanteros. Como la idea es verlos y conocerlos en profundidad, Medel y Méndez se movieron rotando posiciones. Los dos fueron volantes centrales y volantes por derecha. Giménez y Colazo alternaron por la izquierda. Riquelme, Chávez y Escudero, trataron de hacer jugar a los puntas. Ahí quedó reflejado que la idea es jugar con uno por afuera y otro por adentro. Las parejas fueron: Mouche-Palermo y Noir-Viatri. En la actividad se trató constantemente de hacer circular la pelota con mucha paciencia, con movilidad y acelaración por los costados.

En síntesis, Falcioni, a puro trabajo, busca que sus jugadores se acomoden al funcionamiento que él pretende. Sin prisa, sin vértigo, pero con una actividad a ritmo constante. Línea de cuatro ordenada, volantes que toquen asegurando la tenencia y, lo más complicado, paciencia para buscar el momento justo y aceleración en los últimos metros. Su idea futbolística no es nada complicada.

viernes, 7 de enero de 2011

Boca ofreció el préstamo de Méndez por Somoza pero en Liniers sólo quieren dinero. Hoy se haría.


En Boca son muy optimistas. Creen que esta tarde, a más tardar, se cerrará la llegada de Leandro Somoza. Pero ojo. Falta un detalle que no es menor. Resuelta ya la situación con el Villarreal, dueño de los derechos económicos del jugador hasta el próximo 30 de junio, resta resolver cómo hará Boca para resarcir a Vélez, dueño de los derechos federativos y del 20% del pase del volante, que firmó en Liniers hasta mediados de año.

“Mañana (hoy) hablaremos con Raffaini y definiremos si lo compensamos económicamente o con un jugador a préstamo por un año”, explicó un dirigente. El jugador ofrecido es Jesús Méndez, pese a que durante el día de ayer se tiró el nombre del juvenil defensor Gastón Sauro.

En Boca ya tienen todo arreglado con Somoza. El volante firmará un contrato por un año y medio. Y Falcioni lo espera con ansias para subirlo al micro que el domingo viajará rumbo a Tandil para realizar la parte más fuerte de la pretemporada. Tan confiado estuvo siempre el DT que jamás mencionó un plan B por si se caía lo del 5 de Vélez.

Sin embargo, en Liniers, al menos hasta anoche, no querían saber nada con aceptar un jugador a cambio y sólo estaban dispuestos a largar a Somoza si Boca abre la billetera. La intención de Vélez era contar con el jugador para la Libertadores y se mantiene firme en su postura de dejarlo ir sólo si Boca pone dinero. ¿Cuánto? Cerca de 700.000 dólares.

Boca llegó a un acuerdo con San Lorenzo: Diego Rivero va a préstamo a cambio de Matías Giménez. Hoy se firmarían los papeles.


Hace varias semanas que se viene hablando de la posibilidad de que Walter Erviti vaya a Boca. Lo mismo pasa con Leandro Somoza (ver aparte). Desde el lunes hay negociaciones por Pablo Guiñazú. Lo de Oscar Ustari y Darío Cvitanich se viene manejando desde hace rato... Son todos los nombres que vienen acaparando la atención en este receso en el Mundo Boca. Sin embargo, ayer, fue el día del Burrito. No Ortega sino Rivero. En una negociación rapidísima, Boca abrochó un trueque con San Lorenzo: Matías Giménez se va para Boedo y Diego Rivero (29 años) se muda a La Boca.

Por la mañana, José Beraldi y Juan Carlos Crespi, vices del club y a cargo del departamento de Fútbol Profesional, charlaron con Julio Falcioni y le preguntaron qué le parecía Rivero, colgado en San Lorenzo por diferencias con Ramón Díaz. Si bien el Burrito no estaba en la lista de cuatro jugadores que pidió el DT, dio automáticamente el okey para que avanzaran en las negociaciones. La realidad es que Boca tiene opciones para jugar por la derecha del mediocampo (Battaglia, Medel, Méndez) pero no hay en el plantel ningún 8 natural.

Luego del mediodía, Beraldi se reunió con Carlos Abdo, presidente del Ciclón, y hubo acuerdo para que el trueque se haga a préstamo. Faltan detalles, sí. Fijar el valor de la opción de compra de cada pase, por ejemplo. De hecho, recién hoy en Boca se reunirán con Mauro Bianchi, representante de Giménez.

Mientras se cerraba la operación, Rivero se entrenaba en el Nuevo Gasómetro con el resto de los jugadores que no viajaron a la pretemporada que está haciendo el plantel de Ramón en Mar del Plata. El volante se enteró primero por los medios de esta chance. “Si se da, voy a estar contento porque es nada menos que Boca. Es lindo que te busque un club así”, contó en algunos programas periodísticos.

Rivero, que dicen que en la intimidad es un muy buen imitador de Juan Román Riquelme, ya estuvo una vez a punto de ser dirigido por Falcioni. “Fue cuando me fui de Chacarita. Julio me llamó para llevarme a Banfield, pero yo me fui a México. Igual, le agradecí por el llamado”, recordó el Burrito, quien luego se cruzó con el técnico en el último San Lorenzo-Banfield. “Pasa que yo soy muy amigo de Rosada y él vino y se sumó a la charla”, comentó.

En la cabeza del entrenador, el mediocampo estaría conformado por Battaglia como volante por la derecha, Somoza en el medio y Erviti o Guiñazú más tirado sobre la izquierda, con Riquelme de enganche, claro. ¿Y Rivero? No tiene la titularidad asegurada ni mucho menos. Es una opción interesante por la derecha para el DT, sobre todo si Battaglia no se muestra 100% en lo físico y futbolístico. Pero está claro que va a tener que pelear por un lugar.“No sé dónde jugaría. Es prematuro hablar de eso. Si es por mí, juego hasta de arquero, je... El técnico seguramente sabrá dónde puedo explotar mis virtudes”, explicó.

Para San Lorenzo, Rivero era moneda de cambio en alguna negociación después de que Ramón Díaz decidiera separarlo del plantel por cuestiones extrafutbolísticas. El volante, que llegó a usar la cinta de capitán en este ciclo de Ramón en Boedo, fue marcado por jugar a las cartas en las concentraciones. El club quiso cederlo a Libertad de Paraguay pero el jugador se opuso. Luego, lo incluyó como opción en la negociación con Banfield por el pase de Erviti (dinero más su préstamo). Hasta que apareció Boca, que no es la primera vez que le echa el ojo. “Se habló otras veces pero nunca se concretó. Si hoy es el día, bienvenido”.

Sí. El día del Burrito.

jueves, 6 de enero de 2011

Román en un primer día tremendo para el 10 y los demás: Giménez vomitó por la exigencia. Y todos terminaron fusilados. La era Falcioni arrancó pesada.


Es el primer día de la era Falcioni. Juan Román Riquelme está doblado, dolorido, queriendo encontrar aire donde no lo hay, no puede enderezarse. Matías Giménez vomita en continuado, después de romper todos los tiempos en unas pasadas de un kilómetro. Martín Palermo tampoco puede más, se ve que sufre. Todos, igual, se exigen más allá de sus límites en este arranque a todo trapo. Por más de dos horas. De principio a fin de la jornada de trabajo. La base física es una de las armas de los equipos de JC y de entrada nomás quedó claro.

Ya pasó la presentación formal con Jorge Amor Ameal y Juan Carlos Crespi. En la cancha principal de Casa Amarilla, son 27 los jugadores que suben y bajan con un brazo y con otro, sufriendo las flexiones de brazos, formados en una ronda. En el centro, con una remera blanca que lo diferencia de las azules del plantel, el preparador físico Gustavo Otero hace el mismo trabajo que todos. Así durante más de media hora. En la cancha 2 y 3, ya están preparados los conitos y las vallas. “Esto lo van a sentir, no se asusten si se ahogan”, les avisa el PF.

La rutina más dura de la jornada de trabajo inicial está por comenzar y Otero se encarga de advertir a sus nuevos muchachos. Una vuelta de un kilómetro, a exigencia máxima, para tomar los tiempos y empezar a conocer el estado físico del plantel. Primero pasan los volantes, luego los delanteros y por último los defensores. Giménez es récord y completa el circuito en menos de tres minutos, como nadie, y saca más de 100 metros a sus escoltas. Riquelme sufre de verdad, porque llega como puede, muy rezagado, y termina doblado. Otero le palmea la espalda, casi sin encontrar reacción. Palermo también lo siente. Igual que la ex línea de tres de Borghi: Cellay, Caruzzo e Insaurralde. “Definilo, definilo”, exige Omar Píccoli en los últimos metros. El preparador físico Otero corre de un lado al otro de la cancha, donde termina un grupo y arranca el otro. Da el ejemplo.

“Nosotros prometemos seriedad, trabajo y cumplimiento. Sabemos que para tener un semestre bueno tenemos que trabajar todos los días al máximo esfuerzo y mañana seguir sumando más esfuerzo”, explicaría luego Falcioni, sobre la metodología de trabajo. Y luego agregaría: “Con el correr de los días empezaremos a trabajar más, haremos evaluaciones e iremos viendo en qué condiciones está cada uno de los muchachos”. Avisa, también, que hoy tendrán el primer contacto con la pelota y eso será así durante toda la pretemporada.

La actividad cierra con más y más vueltas a los dos campos de juego. Riquelme ya está en la cancha 1, solo, para no sufrir la dureza del sintético en su rodilla operada (“Lo cuidamos para que no lo complique el piso duro, la hizo en campo normal”, explicó el DT). Otero ahora comanda el grupo, corre adelante. Los jugadores lo aplauden. “No les aflojes, Gustavo”, bromea Falcioni, mientras a la pasada el PF pide que no dejen ir a Román, que siga trabajando a la distancia. Matías Giménez, después de tanta exigencia de entrada, y de un exagerado sorbo de agua, para la marcha repentinamente, se retuerce y vomita. Javier Sanguinetti y el doctor José Veiga corren a auxiliarlo, y los tres vuelven riéndose de la desventura que es frecuente en medio de la pretemporada y no en el primer día. Giménez enseguida retoma el trote como si nada.

Van algo más de dos horas de entrenamiento, un clásico del DT. Un grupo de 26 jugadores se mueve alrededor de las canchas 2 y 3 de Casa Amarilla, ya aminorando la marcha para concluir la jornada de trabajo cerca del mediodía. En la principal, Riquelme sigue al mismo ritmo, también pegándole vueltas al otro campo de juego. Cuando se cruza en sentido contrario a Falcioni y Píccoli: “Dale Román, mantenelo”, le dice el ayudante de campo, a modo de aliento. “Me parece que su ayudante me está cagando”, responde el 10, entre risas, por la dura rutina física. Y el técnico, haciendo sonreír su cara de malo y dando una de las máximas para este ciclo, completa: “Hay que ir acostumbrándose a esto, je”.

No sólo Riquelme deberá ir acostumbrándose. Todos deberán hacerlo.

El DT busca que el Mundo Boca no se lo devore como a otros: quiere prácticas sin hinchas y prensa con restricciones.


Abrí la pueeeeerta, Juliooooo...”.

El grito lejano, proveniente de la garganta de un hincha subido al paredón que da a la calle Palos, se escuchó con nitidez en pleno entrenamiento de Boca en Casa Amarilla. En su primera práctica, vedada para los hinchas y con restricciones para la prensa, Falcioni mostró su verdadera cara: como en la cancha, su objetivo afuera es cuidarse, cerrar filas... Según su óptica, una de las claves para tener éxito en el club es achicar el famoso Mundo Boca a la mínima expresión. ¿Un país, una provincia, una ciudad, un pueblo? No. ¡Un vestuario! Intimidad es lo que buscará Pelusa con sus primeras medidas. Si Claudio Borghi dijo, en una frase para la posteridad, que estar en Boca era como hacer el amor con la ventana abierta, ya hay alguien dispuesto a hacer lo imposible para cerrarla.

Fue una mañana distinta en Casa Amarilla. No sólo por la presencia de un nuevo cuerpo técnico, sino por las vallas (para evitar que la prensa circulara libremente por la tribuna) y por unos paneles azules colocados sobre el portón de acceso (para que ningún hincha o curioso pudiera ver de lejos a sus ídolos). Cuanta menos interacción exista entre los jugadores y el mundo exterior, mejor. Esa parece ser una de las máximas de Falcioni, que en Banfield trabajaba siempre con las puertas cerradas.

A diferencia de Borghi, que les daba mayor libertad a sus dirigidos, la idea del nuevo DT es cuidar mucho más la intimidad. Por eso, consensuó con la dirigencia esta serie de medidas para acotar los movimientos de la prensa y que tuviera menos contacto con el plantel. Eso sí, la práctica se pudo observar. “Estuvieron en un lugar cómodo, para que no se mojaran”, explicó luego JC. En realidad no fue así: se dispuso del quincho de la Bombonerita para que la prensa se resguarde de la lluvia que cayó por momentos. Pero desde ahí no podía verse el entrenamiento.

Pese al hermetismo que pretende construir, justo en la época del twitter y de la tecnología puesta al servicio de la información, se pudo saber lo que Falcioni dijo en su primer cara a cara con el plantel, en el vestuario, tras ser presentado por el presidente Ameal. “Nos pidió compromiso en este nuevo ciclo”, contó un jugador. “Nos pidió seriedad y nos dijo que seamos puntuales para llegar a los entrenamientos”, explicó otro. La charla no duró ni diez minutos. De ahí a la cancha.

Sobre las nuevas medidas contra la prensa, Julio César tiró la pelota afuera. “Es algo del club. Se decidió, o la dirigencia del club pidió, que los pasillos internos estén libres y me parece correcto”. Y sobre la prohibición de estar en el playón de estacionamiento, donde los jugadores dejan sus autos, explicó: “Tienen que hablarlo con los dirigentes, no conmigo. Yo no tengo nada que ver”. Los directivos, que saben que Falcioni fue el verdadero impulsor de esas acciones, eludieron pronunciarse públicamente para evitar una polémica o un contrapunto con el flamante técnico. A horas de su asunción, eso sí sería algo que no cerraría...

martes, 4 de enero de 2011

Boca despidió a un médico y a un kinesiólogo por su cercanía al plantel, pero ayer dio marcha atrás y hoy los confirmarían. Otra desprolijidad.


En Boca querían hacer cirugía mayor en el cuerpo médico del plantel, pero la noticia, sin anestesia, cayó tan mal que parece ahora que los dirigentes van a modificar su diagnóstico inicial. El doctor José Veiga y el kinesiólogo Leo Betchakian tenían el telegrama de despido bajo la puerta de sus casas... ¿El motivo? Según parte de la dirigencia, por ser demasiado permisivos y cercanos con los jugadores. Sin embargo, en la reunión de ayer entre algunos directivos, Falcioni y los doctores Batista, Ortega Gallo y Veiga, hubo marcha atrás dirigencial y hoy, en un nuevo encuentro pactado para las 17, se confirmaría la continuidad de ambos. Otra desprolijidad y van...

Todo comenzó en la primera reunión entre Ameal y el nuevo DT. Allí, Pelusa había expresado su interés de que Gustavo Ríos, el médico de Banfield, se sumara a Boca. El club se opuso porque ya había un plantel de médicos trabajando con la Primera. Lo que pidió JC, entonces, fue que hubiera un doctor full time con el plantel. La idea de los dirigentes era que Jorge Batista, quien operó entre otros a Palermo y Riquelme, cumpliera esa función global. Pero Checho ya no participaba del día a día ni entraba a la cancha con el equipo (sí Ortega Gallo y Veiga). Lo suyo era más bien una tarea de consultor, sin días ni horarios fijos.

En la reunión de ayer en Presidencia, Batista se molestó al enterarse de que la dirigencia había decidido echar a Veiga y Betchakian. Y se retiró casi dando un portazo. A esa misma hora, José Beraldi se lavaba las manos en radio La Red: “¿Inconvenientes con los médicos? Ninguno. Son decisiones que se toman como en cualquier lado”.

Mientras, en Casa Amarilla, aguardaban Veiga y Ortega Gallo. Luego de un rato apareció Juan Carlos Crespi, vice 2°, quien había participado de la reunión anterior con Batista. Allí se acordó un nuevo encuentro para esta tarde, pero el dirigente llevó tranquilidad al garantizar la continuidad de todos. A los médicos, hasta ahora, nunca les dieron los motivos de los despidos: ellos se sienten desconcertados y, obviamente, muy enojados. Las desprolijidades en Boca, ¿tendrán remedio?

En el inicio del año eleccionario y con pacto de silencio, ya aparecen siete posibles candidatos. ¿Quién da más?


Si algo no falta en Boca en este arranque de año son posibles candidatos presidenciales para diciembre. Todavía con chances de altas y bajas y de conformación de alianzas, hoy aparecen siete dirigentes que sueñan con comandar el club. Una cantidad inédita para un club en el que la normalidad no excede las dos listas.

Del lado del oficialismo, en vez de conformar un frente, aparecen cada uno por su lado el actual titular Jorge Ameal, los vices José Beraldi y Juan Carlos Crespi, la agrupación que integra Horacio Palmieri y también el ex tesorero pero aún vocal Daniel Angelici. Del lado de afuera, entran en escena Orlando Salvestrini, ex tesorero de Macri, y Roberto Digón, principal dirigente opositor.

Por un pacto de no-agresión, Ameal, Beraldi y Crespi no se meterán en cuestiones políticas hasta que termine el Clausura. Ninguno de los tres, sin embargo, integra alguna de las 12 agrupaciones del club y ese es uno de los requisitos para presentarse. Ameal y Crespi pretenden formar las propias, aunque los requisitos son complicados. Si no, pueden arreglar e ir por alguna de las existentes.

Del lado de Palmieri saldrá un candidato a definir en asamblea. Crespi, que en realidad pertenece a esa agrupación, es una posibilidad. Y el propio Palmieri integraría la fórmula.

Con el apoyo de Macri, Angelici es el único que integra la CD y ya lanzó su candidatura (envió un DVD a los socios y hay pintadas en La Boca). Y Salvestrini, por su parte, está abocado en que se lo identifique con el macrismo...

Digón, en cambio, es la cara de la oposición y su carta sería incluir a Mauro Bianchi, hijo del Virrey.

lunes, 3 de enero de 2011

Julio César Falcioni regresó a Buenos Aires de sus vacaciones por Mar del Plata y hoy se reuniría con Ameal


“Los jugadores que pedí son los que sabe todo el mundo: Ustari, Erviti, Somoza y Cvitanich. Yo quiero que Darío llegue, porque es el ideal para complementar la delantera. Pero hay que esperar, no hay que volverse locos. Todo a su tiempo”, le había dicho el flamante DT de Boca a Olé.

Pero el tiempo pasa y siguen sin llegar los refuerzos. No es que el ex entrenador de Banfield este impaciente y haya cambiado de pensamiento, pero la realidad es que los nombres que él pidió no están cerca de viajar a Tandil el próximo domingo, cuando el Xeneize comience la pretemporada.

Por eso, Falcioni quiere reforzar las ideas de poder contar con los jugadores que pidió lo antes posible. Lo más factible, aunque todavía lejos de cerrarse, parece lo de Somoza, más que nada por las ganas del volante de Vélez de llegar al club. Después de la reunión, habrá que ver si Julio César vuelve a mostrar su mejor sonrisa como cuando fue presentado.

Falcioni elogió otra vez a Román y dijo que quiere que se prepare “bien” para lograr continuidad.


Y dónde va a poner Falcioni a Riquelme?” fue la pregunta que se hicieron varios al enterarse de que Pelusa asumiría en Boca. “El siempre jugó 4-4-2”, se escuchó en los recovecos de la Bombonera. Pero Román es Román y obliga a un cambio de esquema: el Boca de Julio César se plantará con el tradicional 4-3-1-2 y el 10, como siempre, será el eje del equipo.

Ayer, el técnico le dio otro mimo al jugador franquicia del club. “Yo ya lo dije hace un tiempo. El que tiene a Riquelme juega con ventaja. Ahora lo tenemos nosotros y trataremos de aprovechar esa ventaja. ”, le comentó a DyN. La semana pasada, ya había entregado loas en Olé al ilusionarse con “contar con el mejor Riquelme”. Su idea es rodearlo de futbolistas de pie fino y por eso pensó en Erviti (ver pag 12) para armar una lujosa sociedad creativa que pueda abastecer a los delanteros.

Sin embargo, la mayor incógnita es cómo reaparecerá Román luego de las vacaciones. Los últimos partidos del campeonato (sólo jugó frente a Argentinos y 45 minutos ante River) los utilizó para recuperarse de la tendinitis aquiliana derecha y ahora quiere arrancar a full la pretemporada. “Uno de los objetivos es que se prepare bien porque viene de un semestre en el que no pudo tener continuidad por lesiones”, aseguró el DT. Con el correr de los días, se verá si es necesario armarle un plan especial.

Luego de pasar el año calendario en el que menos encuentros jugó (18, con dos goles), Román sueña con una revancha en el 2011. A Daniel Angelici, el directivo que más se opuso a su renovación de contrato, ya le avisó que en el Clausura va a jugar “15 partidos y van a “salir campeones”. ¿Le cumplirá?

domingo, 2 de enero de 2011

Sergio Araujo, una de las promesas, dice que cambió, que ahora tiene más sacrificio y pide que no se olviden de él.


El delantero que enamoró a Borghi sorprende: “La Play me ayuda a resolver jugadas”.

Dice que lo desconoce, que lo eligió una vez y que ya no lo elige más. “Es malo y además le falta físico. Pero sobre todo, es malo”, dice Sergio Araujo del Sergio Araujo virtual, el de la Play. Será que en su caso la realidad le gana a la ficción. Y no en el único aspecto. El pibe de Boca, el mismo que Borghi comparó con sus inicios de crack, el que está en la lista de la FIFA como una de las revelaciones del 2010, el que es figura en la Selección Sub 20 de Perazzo, el que quiere el Real Madrid, viene también a combatir un mito: que el videojuego atenta contra el crecimiento del jugador real. “A mí la Play me abre la mente, porque me ayuda a resolver una jugada”.

-¿En serio? ¿En qué situación? -Algunos movimientos, la manera de recibir la pelota, en los cambios de frente, en cómo habilitar a un compañero. Es más, el gol que le hice a Arsenal es de la Play.

-¿Cómo? -Sí, es un gol de la Play, los movimientos que hice son del juego. A mí la jugada me salió sola, pero la forma de enganchar y pasar a dos jugadores, yo la hago jugando a la Play. Es más, cuando volvía a casa, se lo dije a mi familia.

-¿Y qué te decían? -Mi viejo se cagaba de risa. Pero fue también lo primero que me dijeron mis amigos cuando me vieron.

-¿Qué otras cosas hiciste de la Play en un cancha? -En Reserva hice algunas cosas. Pero ahí encaraba mucho más de lo que encaro ahora. O hacía cosas que ahora en Primera no me animo. Por ahí los grandes te dicen: “Dejá de boludear, pendejo”.

-¿Tenés miedo de que te traten de canchero? -No me preocupa que me traten de canchero porque no lo soy. Es mi forma de jugar. Si tiro un taco o una rabona, es porque me gusta. Lo hago desde que estaba en la Octava. Mi forma de jugar es así y nadie me la puede cambiar.

-¿Es cierto que Borghi te preguntó si querías ser o no jugador de fútbol? -Sí, me preguntó eso.

-¿Y qué le contestaste en ese momento? -Que ser jugador de fútbol era lo que más quería.

-¿Esa pregunta te ayudó a hacer un click? -Sí, me ayudó. Aunque el click lo hice antes del partido contra River. Ahí fui a Reserva, hice un gol, estaba contento pero a la vez triste, porque me habían bajado de la Primera. Y me di cuenta de que estaba dejando pasar el tiempo, que no podía no jugar sabiendo de mis condiciones.

-¿Ese día hablaste con alguien en especial? -Sí, con mi vieja. Le prometí que iba a cambiar. Y con el otro que hablé fue con Pompei: “Tito, vas a ver que voy a mejorar y que voy a jugar”. Y él me respondió: “Así te quiero, pendejo”. También en la oficina de mi representante me hablaron y me ayudaron mucho.

-¿Qué hiciste para cambiar, entonces? -Le agregué un poco de sacrificio a mi juego. Hoy con la habilidad sola no alcanza. Ahora corro más. Pero Pompei me dijo que quiere al Araujo de antes con el sacrificio de ahora. Me dijo que tengo que agarrar la pelota y seguir tirando caños y rabonas. Pero como te dije antes, eso todavía me cuesta un poco. No tengo 25 años.

-¿Por qué lo decís? -Por la experiencia. Cuando tenga cierta carrera, me voy a poder soltar mucho más. Ahora no me da para tirar caños o hacer la bicicleta, aunque son cosas que me gustan.

-Volviendo a Borghi, ¿qué sentíste cuando dijo que se veía reflejado en vos de pibe? -Y... fue lindo, qué sé yo. Más viniendo de él. Me mostró fotos en su computadora. Era igualito, eh.

-¿Y viste algunos videos suyos? -Después. El me mostró fotos y era parecido, flaquito. Luego lo vi en algunos videos y yo también me vi reflejado. Todo lo que me dijo fue muy importante. Le estoy agradecido.

-¿Ahora la gente te reconoce en la calle? -Más o menos. Y espero que siga así, que no me reconozcan mucho, porque me da vergüenza.

-Te cuento que jugando en Boca va a ser cada vez más difícil que pases inadvertido.

-Y sí, lo sé. Pero a mí me gustaría seguir haciendo lo que hago, ir al shopping con mis amigos y caminar tranqui o andar en cueros con mi novia por la calle. No sé, cosas de un chico común.

-¿Firmaste algún autógrafo ya? -Sí, algunos. El otro día estaba parado con el auto en una calle y un vendedor de medias me reconoció y me pidió una firma. ¡Ah, la vergüenza que me dio! Me va a costar mucho eso.

-¿Tu viejo es futbolero? -Ahora que juego yo, sí. Me sigue a todos lados. Y mis hermanas también están a full.

-¿Cuántas hermanás tenés? -Tres. Erika de 16, Belén de 12 y Anita de cuatro. La más grande ya va a la cancha. Y la más chiquita, me cuenta mi mamá, cuando juego para Boca se queda dormida y cuando juego con la Selección mira el partido hasta el final, je. No sé por qué. La que no va a la cancha es mi vieja, Mónica. Por cábala. Cuando va juego mal.

-¿Y ella se la banca? -Sí, con tal que yo juegue bien. Es mi cómplice, pero vamos a ver si este año con mi viejo la dejamos ir algún partido, je.

-¿De chiquito a quién te querías parecer? -Al Kun Agüero. Desde que lo vi, es mi ídolo.

-¿Te dijeron que tenés movimientos parecidos a los de él? -Sí, por ahí cuando voy corriendo a buscar la pelota tengo algún parecido. Pero hasta que llego a la pelota, je, después... El es distinto. Tiene una polenta... Te encara y te pasa. ¿Y no viste el enganche que hace siempre? Uff, es tremendo.

-¿Lo conocés? -No, nunca lo vi. Estaría muy bueno, pero sé también que me daría mucha vergüenza. Todo me da vergüenza. Si me cuesta hablar en esta nota, imaginate lo que me costaría hablarle a mi ídolo.

-¿Le copiás cosas? -Trato de ser yo mismo, pero me gusta ir incorporando cosas de él. Ese enganche que tiene y que te deja pagando, por ejemplo.

-¿Cuando juega para el Atlético Madrid lo ves? -Sí, es lo único que veo, con algunos partidos del Barsa y el Real Madrid. A mí me gusta mucho el Real. Pero cuando me avisan mis representantes, me prendo a seguirlo al Kun. Me encanta la dupla que hace con Forlán: parece que jugaran juntos hace diez años.

-¿Y vos cómo te sentís más cómodo? ¿También con un nueve? -Sí, yo no puedo jugar solo arriba, no me encuentro. Me encanta ir por afuera, más del lado izquierdo, arrancando para el medio.

-¿Qué importancia le das al hecho que la FIFA te tenga entre los jugadores revelación del 2010? -Y... me sorprende. Pero es algo lindo. Más viniendo de la FIFA. Todavía me cuesta creer que se fijen en mí.

-Ya hiciste tu primer gol, a Arsenal, ya jugaste varios partidos de titular... ¿Y ahora? -Y ahora no sé. Primero tratar de hacer lo mejor en el Sudamericano Sub 20 y después espero volver a Boca con todo. Ojalá me tengan en cuenta.

-¿Y por qué no te tendrían en cuenta? -Porque soy un pibe y porque no sé si el técnico nuevo me conoce. Además va a venir otro delantero, está Mouche, volvió Tito (Noir)... No es que vamos a ser tres o cuatro delanteros, sino seis o siete. Está mucho más complicado. Por eso digo que ojalá me tenga en cuenta. Lo fácil es llegar. Lo difícil, mantenerse. Por eso sé que ahora tengo que dar un plus.

-¿Qué arranque de 2011 soñás? -Que primero me vaya bien con la Selección y después, en Boca. Ojalá pueda jugar de entrada y que le demos a la gente un torneo, que hace mucho que no ganamos. ¿Eso estaría bien, no?