sábado, 27 de noviembre de 2010
Reportaje a Martín.....
Revive los goles en la Intercontinental 2000 y le pone suspenso al final de su carrera. Claro: siempre sueña con más. Optimista. Insaciable. Titánico. Loco.
-¿Sabés dónde estabas hace diez años?
-Me lo hicieron recordar estos días los hinchas, mis amigos... Pasaron diez años de la Intercontinental, de mis dos goles al Real Madrid... Es algo que no voy a olvidar más y siempre va a ser recordado por todos.
-¿Te guardaste algo de esa final del mundo? -Tengo la camiseta de Morientes, que es algo muy valioso para mí. En su momento la perdí y luego la recuperé. También tengo la medalla, diarios de Japón.
-¿Cómo podés perder una camiseta? -En una mudanza, no sé si me la robaron o qué. Pero cayó en manos de un hincha de Boca, yo en una nota dije que la había perdido y se contactaron conmigo para decirme que la habían encontrado. Me pareció raro, no le pregunté cómo le había llegado a las manos, pero vino el pibe, me la dio y yo le regalé mi camiseta de Boca.
-Cuando jugabas en España, ¿te recordaban esos dos goles? -Mucha gente. La del Madrid me decía: “Vos nos hiciste dos goles”. Y la del Barcelona me felicitaba: “¡Qué bueno los goles que le hiciste al Madrid!”. Después, también jugué contra el Madrid con el Villarreal y siempre era el recuerdo de ese partido en Japón. Los medios se enfocaban en eso, en mis goles.
-¿Aquel Real Madrid es comparable con éste? -Sí, siempre tiene a las mejores figuras. Era el Dream Team del momento, con Roberto Carlos, Guti, Raúl, Figo, Makelele, todos muy reconocidos. Y nosotros, con el convencimiento que teníamos de conseguir lo que queríamos, le terminamos ganando.
-¿Con ese Boca te le animabas a cualquiera? -Sí, a cualquiera. Respetando a los rivales. Pero no teníamos miedo de enfrentar a nadie. Era un equipo con capacidad de enfrentar lo difícil y hacerlo fácil. Ante la adversidad, se superaba y revertía el resultado. Cualquier mal momento que el equipo pudiera sufrir, tenías la tranquilidad de que lo podía revertir.
-Si te comparás con ese jugador de hace diez años, ¿en qué ganaste y en qué perdiste? -Seguramente en lo físico vas perdiendo con los años. No digo que soy rápido ni nunca lo fui, pero hoy me cuesta más sacar ventaja. En aquel momento, recuerdo que en el segundo gol, hice un pique con Geremi y le gané por velocidad y potencia. Si hoy me tirás ese pase largo, no lo corro, o corro y no creo que le pueda ganar. Hoy son más las mañas, sacar ventaja con lo que aprendí con el tiempo. Voy sintiendo los cambios físicos en muchos aspectos. Pero utilizo la experiencia.
-Fallás menos goles...
-Trato de no hacer grandes desgastes como antes y sí estar preparado para la situación que me quede, estar con resto, aprovecharla, estar con fuerza para ir al choque con un defensor, ganarle de arriba. Trato de hacer eso, medir el esfuerzo para sacar ventaja en el momento justo.
-¿En qué más se sienten los 37 años? -En el día después de los partidos. Me cuesta más arrancar la semana, la exigencia de los entrenamientos. Las últimas pretemporadas ya las sufrí más en lo físico, en los dolores, cuando antes me recuperaba y al otro día podía hacer el trabajo sin molestias. También uno tiene que regular para no llegar a una lesión, porque cuesta más recuperarse y volver a estar como antes del problema.
-Después de los entrenamientos, te vas último del club. ¿Te cuidás más que el resto? -Sí, más en esta instancia. Tienen que estar todos esos cuidados de ir al gimnasio, fortalecerme, masajearme, tratarme con los kinesiólogos ante cualquier cosita para no sentir nada al otro día, para estar todos los domingos con la exigencia necesaria.
-¿Qué te falta conseguir en tu carrera? -No hay nada puntual. Conseguí todo. Campeonatos locales, internacionales. Pero quiero más. No me conformo con lo que logré. Cada vez que hay algo por jugar, el inicio de un campeonato, lo quiero jugar y ganar. Son desafíos que te ponés en lo individual y grupal. Ganar un campeonato, salir goleador, las mismas sensaciones que tengo desde que empecé. Sintiendo eso, me da como para seguir adelante.
-¿Qué desafío te propusiste de ahora en más? -En este año de contrato, además de cumplirlo, poder entrar a la Copa Libertadores del año que viene. Eso fue... No una frustración, pero ése era mi deseo. No se dio y ahora hay que apuntar al campeonato, ganarlo y retirarme con un título más. Ese sería un buen cierre. No se dio en junio pasado, porque si veníamos de Sudáfrica con la Copa me hubiera retirado.
-¿Dejabas si ganaban el Mundial? -Era una buena posibilidad. O haber jugado seis meses y retirarme en diciembre. Pero apunté a un año más y es lo que deseo.
-Sólo por el gol no te ibas a retirar...
-No, más allá de todo lo que significó, todo lo que me marcó ese gol y volver a estar con la camiseta de la Selección, siempre te queda un sabor amargo cuando no lográs el objetivo que te propusiste y entonces vas en busca de algo más. En este año de contrato, me propuse conseguir algo. Esa es la idea. Si no, igualmente, me voy a ir con la tranquilidad de que Boca me dio todo y yo traté de darle lo máximo.
-¿No hay ni una deuda o frustración? -Nada. Jugar un Mundial lo pude cumplir. No hay torneo que me haya quedado sin ganar y eso me da la posibilidad de decir que cumplí con todos los objetivos: salí goleador, hice goles importantes en finales de todo tipo... Me voy con la conciencia tranquila.
-¿Por qué pensás que te tocaron vivir tantas hazañas y tragedias? -Es parte de la condición de uno, de la vida. En todo lo que uno hace hay cosas buenas y malas. Pero eso te hace fortalecerte, superarte. En esos momentos duros, de adversidad, crecés. Cuando hay muchos que ante eso, quedan en el camino. La vida te pone a prueba. En la profesión, a cada momento hay pruebas, quieras o no, más o menos... Desde un abogado a un periodista, un maestro o un futbolista, todos tenemos pruebas que tenemos que pasar para superarnos y tratar de tomar el camino que queremos. Siempre hay que tratar de cumplir todo lo que deseás para no sentirte frustrado.
-¿Y cuál es tu mayor satisfacción, entre tantos títulos y goles? -Mi hijo. Verme reflejado en él. Ir a verlo jugar y verme yo en mis comienzos. Es una satisfacción, una emoción muy grande que haya elegido el mismo camino sin haberlo presionado.
-Entre tantos goles, ¿cuál elegís? -Los dos más importantes son los del Real Madrid. Y como lindos, el de Independiente de mitad de cancha, el de cabeza a Vélez, el de la vuelta después de la lesión con River... Otro lindo fue el tercero a Atlas por la Copa 08, en el que la piqué... Siempre hubo goles que en algún momento me marcaron por algo. Algunos se recuerdan más que otros, pero para mí haber hecho 229 goles con la camiseta de Boca es algo impensando. Era inimaginable que iba a quedar en la historia como el máximo goleador.
-¿Qué imaginabas cuando llegaste en 1997? -Mucho menos. Esto es una rueda, con muchas ideas y venidas. En 1999 sufrí la primera lesión, pero antes me podría haber ido a la Lazio y no se dio. Me quedé, me recuperé y viví todo lo que viví, gané una Libertadores y la final con el Real. Después me fui a Europa, allá me lesioné y me costó mucho superarlo, por estar afuera. El regreso a la Argentina y a Boca fue la mejor decisión que tomé. Del 2005 a hoy, son cinco años con muchas cosas. Entre la primera etapa y segunda etapa, no hago comparación, son completamente diferentes y con muchos logros.
-¿Con qué compañeros te quedás de todos los que tuviste en Boca? -Siempre remarco a Guille, por la enemistad que había desde mucho tiempo antes de venir a Boca y luego haber llegado a esta amistad impensada. Después, hice amistades con muchísimos más, como el Pato, Cagna, Schiavi, Migliore...
-¿Y los rivales?
-No hice amigos rivales, no tengo relaciones fluidas. Pero siempre que me crucé en algún lado hubo buena onda. Con los de River, de Gimnasia...
-¿Sentís que te admiran también los rivales?
-No sé si hay admiración, sí respeto, de los jugadores e hinchas rivales, de los árbitros. Yo valoro mucho, en el final de mi carrera, más allá de los títulos y los récords, haber logrado todo ese respeto.
-¿Te putean menos que hace diez años?
-Sí. Existe rivalidad de Boca con todos, es un club al que no quiere nadie y a cualquier cancha que vas, los hinchas te putean, pero se fue revirtiendo y en la calle siento que me respetan. Eso me moviliza.
-¿Qué es lo bueno y lo malo de ser Palermo?
-Yo convivo con lo bueno y lo malo, con ser quien soy. A favor, es lo lindo de tener ese reconocimiento, cariño, apoyo, respeto, que la gente venga y me diga: "Me hiciste llorar con ese gol en el Mundial" o "Más allá que seas de Boca, te admiramos". Y lo malo, no siento que ser quien soy genere algo malo. No vivo rezongando por el reconocimiento del día a día.
-¿Hay lugares donde no te reconocieron? En algunas vacaciones...
-Siempre alguno me reconoce. Vas a un hotel afuera y hay uno que trabaja en el hotel, habla español, sabe de fútbol... Pero eso es también lo lindo que me dio el fútbol, ese reconocimiento en todas partes.
-Si fueras presidente por un día, ¿qué harías?
-La política no me gusta.
Pero lo principal es tratar de encaminar a los chicos, con la educación, con las necesidades básicas. Si uno proyecta a partir de los más chicos, el día de mañana las personas se encaminarán para lograr tener un país como uno quiere. Esos chicos van a ser grandes y todos vamos a estar mejor.
-Muchos chicos quieren ser como vos, ¿vos quién querías ser?
-Cuando iba a ver a Estudiantes, admiraba a Luis Islas. Yo era alcanzapelotas, me gustaba estar cerca de los jugadores, relacionarme, sacarme una foto.
Después, empecé a darme cuenta de lo que significaba Diego para el mundo, empecé a ver a jugadores en mi posición, como Batistuta, el Beto Acosta, Gareca... Y ya siendo profesional, a jugadores de Europa como Zamorano en el Real, Van Basten en el Milan, me veo reflejado en Raúl, Inzagui, Henry, Ronaldo, Romario. Jugadores que admiro por el mismo puesto, aunque no tenga las mismas características...
-¿Sos de engancharte a mirar un programa especial con tus goles?
-Sí.
-¿Y qué te sorprende?
-Nada me sorprende. A veces los veo, miro los que hice en Estudiantes y en Boca, y nada me sorprende. Vivo del gol, el gol es parte de mí. Sí me genera muchas sensaciones por dentro verme haciendo goles. Los veo y recuerdo todos, del primero al último.
No hay uno que diga: "Uh, de ése no me acordaba".
-¿Es posible para Boca repetir lo de los últimos 10 ó 12 años?
-No lo sé, es empezar de nuevo un proyecto, es generar lo que se generó a partir de la llegada de Carlos (Bianchi), es la elección de jugadores, la formación de un grupo, que haya 11 titulares más un banco de selección. Vos formás un equipo de selección y te va a dar resultados. Seguro.
-¿Y hoy en qué lugar están de ese proyecto?
-No podemos pedir todo eso ya mismo. Pero, tranquilamente, un club como Boca lo puede llegar a lograr de nuevo.
-¿Te gustaría volver a vivir eso como técnico?
-Sí, pero no pienso en eso ahora, sino en empezar de abajo. Pedir eso de entrada sería mucho. Yo quiero ser técnico, pero decir que quiero dirigir una final como ésa, no. Primero tengo que hacer experiencia.
La conducción de un grupo no es fácil y llegar a instancias como ésas... Con el tiempo, mi ilusión sí es ser el técnico de Boca, pero no quiero apresurarme.
-¿No se mueve esa fecha de retiro?
-Tendría que pasar algo importante, algo que modifique mi forma de pensar sobre lo que ya tengo planificado.
-Hace algunas semanas se dijo que podías dejar en diciembre...
-No, no es la idea. Lo hubiera planteado antes de firmar el contrato. Ahora, pase lo que pase, voy a cumplir el año.
-¿Y Estudiantes?
-No, ya tomé la decisión de retirarme acá. Sí, algún día, me gustaría dirigirlo.
-¿Podés firmar que te retirás en junio?
-No, no puedo firmarlo.
Pero es más sí que no.
Cuando yo me decido por algo, tiene que ser así.
-¿Venís manejando bien el retiro?
-Hoy lo digo muy abiertamente. El tema es cuando se acerque más la fecha, falte un mes o una semana, llegue el último partido y vea lo que me genera.
Hoy digo todo así, con facilidad, pero cuando llegue el momento va a ser fuerte.
Tal vez no me afecte por el convencimiento que tengo hoy, tal vez sí.
-¿Te vas satisfecho del fútbol? ¿No falta nada?
-No tengo nada pendiente, algo que diga: "Quiero que pase esto". El fútbol me dio todo, reprocharle algo al fútbol sería injusto. Lo que me dio, lo que pasé, viví, buenas y malas, no todos lo tienen. En el fútbol son muy pocos los elegidos, los que pueden hacer una carrera como la mía.
No me falta nada.
Ante la ausencia obligada de Battaglia, ingresa Erbes. “Lo miro todo el tiempo para copiarlo, afuera y adentro”
Solía repetir Borghi: “No parece, pero Pichi está en todos lados”.
Cristian Damián Erbes tiene la extraña condición de resaltar cuando no se lo ve. Es la famosa “figura” que la cátedra sólo observa en cancha, en vivo y en directo, porque la pantalla del televisor devuelve planos cerrados, pegaditos a la pelota, dificilmente aptos para descubrir las virtudes de este volante central.
El pequeño Battaglia ya se lo llama en los recovecos de la Bombonera y aunque la comparación lo pone colorado, también lo enorgullece. “Seba es mi referente, el jugador al que siempre estoy observando para intentar copiarlo, tanto fuera como dentro de la cancha”, reconoce Pichi, quien mañana será titular, justamente, porque el dueño de la 5 debe cumplir una fecha de suspensión. “No es fácil entrar por tu ídolo”, titula.
-¿Por qué es tu ídolo? -Uno ve cómo se entrena, cómo se sacrifica y ésas son las cosas que lo hacen grande. Es un ejemplo para los más chicos. Siempre soñé con compartir un plantel con él y por suerte se me dio.
-Battaglia siempre destaca la importancia del entrenamiento invisible...
-Obvio, eso es fundamental. Y sé que también tengo que copiar eso. El entrenamiento no termina en el club, sino que sigue con la comida, con el descanso... Todas esas cosas que hacen que uno esté mejor en el día a día y que después te llevan a rendir mejor en los partidos.
-¿Y cómo es jugar sabiendo que el próximo partido seguramente tengas que volver al banco? -Uno siempre tiene que demostrar que está para cumplir esa función. Por más que Seba sea mi ídolo, me quiero ganar el puesto.
El aplomo que transmite Erbes (20 años) durante la charla con Olé es similar al que exhibe en la cancha, más allá de que en este campeonato sólo haya tenido 373 minutos de acción: “Es cierto, jugué poquito, pero siempre trabajo para tratar de demostrarle al técnico que sea que estoy para entrar”.
-¿Pero también te asumís responsable del mal momento o sólo es cuestión de los referentes? -Todos somos responsables. Siempre se enfocan en Riquelme y en Palermo, pero acá estamos todos en el mismo barco.
-¿Y qué objetivo tienen en los cuatro partidos que quedan? -Queremos cambiar la imagen. Pensábamos que íbamos a salir campeones, estábamos todos convencidos, pero nos salieron mal las cosas. Ahora tenemos que tratar de jugar bien y ganar todos los puntos que quedan hasta fin de año.
¿Cambia mucho lo que te pide Pompei de lo que pretendía Borghi? -Los dos me piden que sea el equilibrio del equipo.
-El equilibrista, como le dicen a Battaglia...
-Sí, pero todavía me falta mucho para ser como él.
viernes, 26 de noviembre de 2010
Matías Giménez destacó la vuelta a la línea de cuatro con Pompei
Las esquirlas del ciclo Borghi todavía anidan en este gigante dormido. Hay valoración, está claro, de su faceta humana, de su rol decente, de su vínculo afectivo con el plantel. Pero, de a poquiTito, van apareciendo voces que plantean otro panorama. En su edición del miércoles, Olé daba cuenta del perfil pretendido por el grupo para el nuevo entrenador: más firme, más distancia, menos exposición en los medios. Ayer, el que habló fue Matías Giménez. Sin criticar y recalcando que les dolió “mucho que Borghi se haya ido” porque “era muy querido y nosotros le hemos fallado en algunos partidos”, el volante por izquierda destacó el trabajo de Pompei y, sobre todo, el regreso a las fuentes. Dijo Giménez: “El domingo se vio otro Boca. Vino Tito, volvió al viejo esquema y se vio un Boca más suelto y más tranquilo”.
Giménez, es cierto, tuvo sus vaivenes con Bichi. De titular en la primera fecha, macana incluida en el gol de Godoy Cruz, al lugarcito en el banco, otra vez adentro, pero nunca terminó de convencer al anterior cuerpo técnico. Ahora, igualmente, no habla desde el rencor y tampoco busca polémicas. Las declaraciones del mediocampista deben interpretarse en el contexto de su autenticidad habitual al enfrentar los micrófonos y, también, en su genuino sentimiento de comodidad con el nuevo sistema. Este 4-3-1-2 que implementa Pompei seduce a los futbolistas y los encuentra, cuanto menos, más contenidos. Aunque el problema de Borghi no haya sido la línea de tres (frente a River jugó con cuatro atrás y el equipo fue una lágrima), se nota que ahora ya nadie menciona el tema del esquema como una falencia colectiva. A Clemente y Giménez, por caso, se los observa en mejor sintonía y ocupando todos los espacios del sector izquierdo. Lo mismo, del otro lado, con Cellay y Medel, aunque el chileno tiene la tendencia de cerrarse hacia el medio.
“Yo, por ejemplo-contó Giménez- no he tocado mucho la pelota contra River. Cuando se juega mal, hay que reconocerlo. Tengo que seguir trabajando y darle para adelante”. Así, el ex hombre de Tigre resaltó la motivación que produjo el arribo de Pompei y reveló la charla personal que mantuvo con el DT: “Me habló muy bien, me dijo que soy un gran jugador, y que esté tranquilo”.
Y en tren de pensar en el partido del domingo ante Newell’s, Giménez reconoció: “Vamos a una cancha complicada, ojalá hagamos un buen partido. La gente alienta y tenemos que devolverlo con victorias”.
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Luego de entrar y romperla contra Arsenal, Sergio Araujo irá de titular por primera vez por la lesión de Viatri.
Ayer, en la última práctica de fútbol antes de viajar a Rosario, Pompei plantó el equipo que intentará traerse los tres puntos. Obligado por las lesiones y suspensiones, Tito metió tres cambios con respecto al equipo que le ganó a Arsenal. Así, como se vislumbró durante la semana, Sergio Araujo, la estrellita del domingo, será titular por primera vez por la lesión de Viatri (ver pág 14).
Si bien sorprendió ver a Enzo Ruiz en la zaga central, su inclusión se debió a que Matías Caruzzo se entrenó de forma diferenciada por una molestia muscular que no le impedirá estar ante Newell’s. El otro cambio obligado que realizará el DT está en el medio: Cristian Erbes reemplazará a Sebastián Battaglia, quien deberá purgar una fecha de suspensión por cinco amarillas.
Para el ensayo formal, Tito paró al rival como lo haría el equipo de Sensini: con un 3-4-1-2. Y aunque tuvieron una chance clara con un tiro de Cañete (que luego del entrenamiento se realizó estudios por una contractura), el marcador lo abrió Chávez, con un zurdazo al costado de Lucchetti, luego de enganchar ante la salida de Sauro. Así, los titulares vencieron 1-0 al equipo suplente.
jueves, 25 de noviembre de 2010
“Lo mejor que puedo hacer es no cobrar este semestre que no jugué”, dijo. Lo hablará con Ameal.
Nadie lo acusó, nadie le dijo nada. Sólo está el lamento convertido en enojo por haberlo perdido durante buena parte del año, de mayo en adelante. Cuando estaba la esperanza de recuperarlo en las últimas fechas y que su retorno devolviera a Boca al camino del éxito. Sí parece estar en la cabeza de Riquelme, sin embargo, la culpa de tener el mejor contrato del plantel y no devolverlo con triunfos. “Por más que me entrene, no me siento cómodo. Por eso voy a hablar con el presidente y ver qué se puede hacer con la plata que tengo que cobrar de junio a diciembre. Tal vez arreglar la cancha, el vestuario...”, contó Román.
Por si no queda claro, lo que quiere hacer Riquelme es no recibir el dinero que le corresponde por este segundo semestre, todo supeditado a una charla con Jorge Ameal. “Lo tengo que hablar con el presidente. El año pasado jugué gratis y me lesioné la rodilla ante Huracán. Como hincha de Boca no me siento bien cobrando sin jugar seis meses. Que eso se use para arreglar la cancha, para lo que sea”, explicó, consciente de que así evite que se diga que cobra mucho y juega poco. Y enseguida agregó: “Yo quiero jugar, quiero irme a mi casa tranquilo. Es verdad que me lesioné jugando, pero quiero vivir en paz, hago lo que siento, lo que me pone bien. Me voy a sentar con el presidente y ver cómo puedo ayudar al club. No me siento cómodo estando seis meses parado. Estoy agradecido del contrato largo, quiero disfrutar jugando. Lo mejor que puedo hacer es no cobrar este semestre”.
No tengo problemas en trabajar con Maradona" y que esperan?
¿Se arreglaron y nadie avisó? ¿O el 10 lo dijo para demostrar que no elige a los técnicos? ¿Qué pasaría si llega Diego? Román se queda o debe pagar una fortuna.
Pregunta: ¿Tu presencia condiciona la llegada de algún entrenador? Escenario: Borghi no duró un torneo y, a la tercera renuncia, se fue. Boca busca técnico que lo reemplace tras el interinato de Pompei. Maradona, tras su paso por la Selección, está libre. En el plantel de Boca está Riquelme, con contrato por cuatro años recientemente renovado. Riquelme renunció a la Selección por Maradona y volverá en cuanto Batista lo convoque, para dar una nueva muestra de que su poblema era Maradona y nada más que Maradona.
Respuesta: “¿A quién, a Maradona? Yo tengo 32 años, sé separar las cosas, tengo todo muy claro, el presidente es el que decide. Si decide que sea Maradona, él va a hacer su trabajo como entrenador y yo como jugador. Y estaremos en el mismo barco para que las cosas nos vayan bien. Nos va bien a todos o mal a todos, nadie se salva solo. Si viene como técnico, va a tratar de hacer su trabajo lo mejor que puede y yo también. Cada vez que entro a la cancha trato de ser el mejor sin fijarme quién es el entrenador, así que no tengo problema en trabajar con él”, dijo en Fox Sports.
Firma: Juan Román Riquelme.
¿Qué pasó? ¿Maradona y Riquelme se amigaron y nadie avisó? ¿Sellaron al menos un pacto de no agresión? ¿Diego puede ser el técnico de Boca? Traducción: Primero lo último. Después de la reunión de mesa chica de ayer, queda claro que el Diez no está entre las prioridades de la dirigencia (ver página 7). Pero la declaración de Román no deja de llamar la atención.
Puede sonar contradictorio y hasta amigable que, después de un distanciamiento que parecía irrevocable, ahora Riquelme se refiera a Maradona simplemente como Maradona. La situación es que el sujeto en cuestión dejó de ser “el técnico de la Selección”, apelativo preferido de Román para referirse a él; y que lo mencione como “el ex técnico de la Selección” quedaría sencillamente ridículo. Sobre todo porque, llegado el caso (improbable) de que compartieran actividades en el club, deberían tratarse al menos profesionalmente. Y esto no significa que algo haya cambiado. Es que más allá de estas cuestiones de forma, hay una realidad: si Maradona llega a Boca, Riquelme también se quedará, aunque no le guste. Antes que nada porque tiene un contrato que contempla una cláusula de rescisión de las dos partes. Si es Boca el que decide cortar, debe pagar la totalidad del vínculo. Si es Riquelme, debería retribuir al club con una cifra que supera largamente un año suyo de contrato.
La relación entre Riquelme y Maradona sigue tan rota como estaba. Román llegó a renunciar a lo que probablemente era su último Mundial por una cuestión de códigos, por defender a su amigo Coco Basile -antecesor de Diego en la Selección-. Habló de cuestiones personales, de distintas formas de encarar la vida. Y es difícil que eso cambie. O imposible. Esa actitud le valió, además, el reconocimiento de casi toda la Bombonera (el casi excluye a la Doce, que se maneja en el campo rentado), que tomó parte por él en el enfrentamiento de los ídolos y obligó a un largo exilio de Maradona.
Si el enganche hace esta declaración tan explícita es para ponerse a salvo de quienes dicen que es el dueño de Boca y pone o saca técnicos. Una frase del estilo “Si viene Maradona, yo me voy” lo igualaría justamente a quien él ubica del otro lado de sus códigos de conducta.
Y también se sintió libre para hablar porque sabe que sería una incoherencia de la dirigencia hacerlos convivir, algo así como tirar una colilla encendida en un pastizal seco, voraz, listo para arder. Una apuesta es incompatible con la otra. Riquelme y Maradona son dos proyectos diferentes, una planificación laberíntica sin línea en el horizonte. Aun cuando los dos logren imponer el profesionalismo por sobre las diferencias indelebles.
Ameal apuesta por Falcioni, pero antes quiere hacer un nuevo intento para convencer a Bianchi.
Bielsa sería el otro DT a buscar. Como lo ellos dos es muy difícil, ahí crecen las chances de JC...
Aunque en un gesto de absoluta sinceridad admitió que no sabía de fútbol, ahora la pelota la tiene Jorge Ameal. Y el presidente de Boca, parece, tiene decidido a quién le dará el pase. Sí, al mismo que nombró como manager aquella vez del “no sé de fútbol”: Carlos Bianchi... A ver, esto no quiere decir que el Virrey vaya a ser el reemplazante de Borghi. Pero significa que Ameal le hará llegar la propuesta al único entrenador sin detractores en el Mundo Boca. Claro que Ameal y compañía saben que difícilmente el técnico más ganador de la historia del club acepte volver. Sin embargo, el Virrey habría quedado arriba en el podio de los tres apellidos que ayer se tiraron encima de la mesa chica, en la reunión que encabezó Ameal con sus dirigentes más cercanos. ¿Quiénes estuvieron? El presidente, los vices José Beraldi y Juan Carlos Crespi, y Fabián Beraldi, Rómulo Zemborain, José Requejo, Costa Pereyra y Juan José Etala. Hoy, a las 19, habrá una reunión de toda la CD en la que se informarán los pasos a seguir.
Detrás de Bianchi volvió a escucharse en boca de un dirigente otro apellido que empieza con B: Bielsa. El Loco todavía no terminó de desvincularse de la selección chilena debido a la impugnación que sufrió Jorge Segovia como nuevo titular de la federación de su país. Además, su PF Luis Bonini ya les había avisado a los dirigentes de River que hasta mediados de enero no podían aceptar una nueva responsabilidad. En Boca, dicen, hicieron un tanteo (habría sido a través de su hermano Rafael), pero nadie se anima a asegurar nada.
Y el tercer mencionado en dicha reunión fue el candidato más potable en cuanto a sus posibilidades de asumir: Julio César Falcioni. El actual DT de Banfield espera el llamado y, a pesar de que el presidente Carlos Portell viene diciendo que su intención es seguir en el Sur, JC estaría en condiciones de desembarcar en enero. Eso sí, habría que arreglar cuentas con Banfield, que pretendería un resarcimiento económico para dejar ir a Falcioni.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Por las bajas de Battaglia por cinco amarillas y la lesión de Viatri, Pompei tiene que meter mano en el equipo.
Cellay va de 4, Clemente de 3, Erbes entra en el medio y Araujo acompañará a Palermo arriba.
La larga lista de lesionados que preocupaba a Tito Pompei, por suerte para el entrenador, ya no es tan larga como cuando comenzó la semana de trabajo. Insaurralde y Cellay están mejor. Medel llega. Entonces, en el equipo que el técnico empieza a armar en su cabeza, hay algunos cambios que ya empiezan a tener nombres propios y otros que podrán seguir para intentar sumar los 12 puntos que faltan y cantar el cartón lleno que busca Boca en este cierre de torneo.
La idea de Tito, tras comprobar que los centrales están en condiciones, es acomodar el fondo con Cellay por la derecha y Clemente por la izquierda, y mantener la línea que presentó ante Arsenal. En el medio, entonces, el único cambio sería el ingreso de Erbes por Sebastián Battaglia, quien tiene que cumplir una fecha de suspensión por acumulación de tarjetas. Y arriba, el otro cambio obligado por la lesión de Lucas Viatri, estaba cantado desde que el domingo el pibe Sergio Araujo la desconsió y convirtió su primer gol en Primera. En consecuencia, si bien todavía tiene un par de días para probar y ajustar detalles, Boca en Rosario formaría con García, Cellay, Caruzzo, Insaurralde, Clemente; Medel, Erbes, Giménez; Chávez; Araujo y Palermo.
Riquelme habló del presente y prometió un Boca mejor, incluso si llega Diego. "Da bronca que se hayan ido tantos técnicos.
Van dos años que no jugamos bien. Queremos ganar el próximo campeonato", dijo Román.
"Si hubiera estado físicamente bien, yo creo que Boca hubiera ganado el partido". A Juan Román Riquelme le sigue doliendo la lesión del superclásico. No sólo en el cuerpo. "Contra River hice la entrada en calor cuidándome y cuando quise arrancar la molestia volvió a aparecer", explicó el 10. También se lamentó por el bajo nivel del equipo en el semestre. Pero también mira para adelante: "Boca va a pelear el campeonato que viene. Lo queremos ganar".
En una entrevista en Fox Sports, Riquelme confesó sus sentimientos por la baja temporada, aunque aseguró que éste no fue su peor año: "Van dos años que no jugamos bien, nos da bronca que se hayan ido tantos técnicos. Pero el hecho de los torneos cortos hace que se olvide más rápido de lo que se consiguió". Y con respecto a la situación de la temporada que viene, además de asegurar de que Boca estará en la pelea, el enganche no dudó en separarse de River: "Nosotros pensamos que no vamos a tener ese problema (por el promedio), confiamos en nuestros jugadores y estamos ilusionados".
Y si de futuro se trata, Román también se refirió al técnico que vendrá en Boca. Disipó los rumores acerca de sus problemas con Guillermo Barros Schelotto e incluso aseguró que trabajaría con Diego Maradona, con quien tuvo enfrentamientos en la Selección: "El presidente es el que decide el DT, si decide que sea Maradona, él va a hacer su trabajo como entrenador y yo como jugador. Estaremos en el mismo barco... Nadie se salva solo".
También hubo mimos al Bichi Borghi ("Se lo extraña en el vestuario") y tiró una promesa para el socio de Boca: "La semana que viene me voy a juntar con el presidente para ver en qué se puede ayudar al club con mi sueldo, no me siento cómodo cobrando al estar parados seis meses". Con el dolor de la lesión latente, en la pierna y en la cabeza. Pero con la ilusión de revertirlo. ¿Podrá?
Lejos del roce en el vestuario, Riquelme y Palermo fueron juntos a un evento de La Doce en San Fernando, que gracias a ellos recaudó una fortuna.
Riquelme toca con Gaitán y va a buscar la devolución. La pared es deliciosa. Es 12/4/10 y la Bombonera arde. Román queda ahora solito frente a Campestrini, el arquero de Arsenal. Puede definir él pero prefiere tocársela al goleador que viene entrando para que la empuje sin oposición a la red. Sí, es gol de Martín, de Palermo, el 219, con el que pasa a Pancho Varallo y se convierte en el bombardero histórico xeneize. La Bombonera espera el festejo conjunto de sus ídolos, pero no: el diez pone de manifiesto todo lo que lo separa del nueve y se va a hacer el Topo Gigio por su lado. El Titán lo mira y, resignado, abre los brazos en solitario. Si faltaba un gesto para demostrar que eran el agua y el aceite, acaba de producirse. De ahí en más, el mundo Boca ya lo sabe: sus referentes no se bancan y no van juntos ni a tomar un café a la esquina. Pero, lo que la pelota no puede, lo que la dirigencia no logra, lo hace la barra....
Demostrando una vez más el poder inmenso de La Doce en el club, Mauro Martín y sus secuaces organizaron una función estelar del negocio de las peñas, esto es, llevar players al Interior y zonas del Gran Buenos Aires y armar cena show donde se cobra cubierto, foto con el ídolo y prendas autografiadas. Los jugadores, que se jactan de no poner plata, en realidad lo que hacen es financiar a los violentos con su presencia. Palermo ya había asistido a varias y Riquelme hizo su primer aporte dos años atrás, en Luján. Pero nunca habían estado juntos. Hasta este lunes: en la noche de San Fernando, en un salón para 300 personas ubicado pasando el Bingo King de la calle Madero, los dos ídolos entraron juntos y de la mano al altar de La Doce. El momento cumbre se dio a las 23,30, y Román debió aguardar a Palermo, que venía de un evento de la escuela Deportea. Adentro y desde las 22, la espera había sido matizada por Battaglia y Caruzzo, que entretuvieron a la multitud que pagó 100 pesos el ticket para estar allí. Ahí al comienzo se habló de que Borghi dejó un buen recuerdo, de que están mentalizados para ganar el próximo torneo y cuestiones futboleras por el estilo. Y cuando la impaciencia se iba colmando, las puertas se abrieron para el Diez y el Nueve. Ambos se quedaron media hora, agradecieron el apoyo de la gente y dijeron que tiraban para el mismo lado. Sí, para el de La Doce, que hizo un negocio redondo en contante y sonante (entre entradas y merchandising habrían levantado casi 40.000 pesos) y también bajaron un mensaje para su interna: mientras Di Zeo quiere volver y organizó una marcha previa al superclásico, Mauro mostró quién tiene el poder de la segunda bandeja que da a Casa Amarilla. Porque aunque suene tremendo, los jugadores y dirigentes le responden a él.
La movida comenzó a planearse la última semana de octubre. La Doce se garantizó la presencia de los dos popes y le encomendó a Carlos Santa Cruz, hombre de Virreyes con peso en la barra pero también en la política de la zona, la organización del evento. Santa Cruz eligió el mismo salón donde ya habían hecho dos movidas tribuneras y también una para un político grande del Justicialismo, e hizo una discreta convocatoria boca a boca y con pegatina de algunos afiches, tarea que fue encargada al Gordo Fernando, otro que para en el paravalancha y es patovica de Wall Street, un boliche de la zona. El número para comprar la entrada era el de un nextel y éstas se vendían en forma personalizada y con una condición: nadie podía llevar cámara de fotos. ¿Por qué? Porque las imágenes con los ídolos las sacaba el fotógrafo oficial de la barra, que daba números para que fueran desde hoy a buscar sus copias a un local de Tigre. Sí, todo una ingeniería puesta en función de recaudar fortunas.
Lo cierto es que algunos se sorprendieron de verlos juntos, pero hasta los incrédulos debieron rendirse ante la evidencia. Se sabe que Palermo siempre tuvo una relación amistosa con la barra. A Di Zeo lo fue a visitar a prisión y con Mauro hizo migas rápido, a punto tal que en la última gran pelea entre los dos referentes, justo tras el gol histórico a Arsenal, La Doce jugó para el goleador y colgó en el partido siguiente, frente a Gimnasia en La Plata, una bandera con la leyenda “Palermo, el único héroe en este lío”. Con Román, en cambio, hubo idas y venidas. Distante al comienzo, después se hizo fluida gracias a los buenos oficios de Cristian, hermano menor del jugador. Pero antes de aquel partido con Arsenal, hubo un cortocircuito: La Doce fue a apretar al plantel a la concentración, a Riquelme le dijeron que tenía que pasarle la pelota a Palermo y correr más, y eso provocó el desplante público del Topo Gigio. Pero la relación se recompuso a tiempo: Riquelme negó ante la Justicia haber sido apretado por la barra y las cosas volvieron a ser como antes. O mejor, como lo prueba el evento del lunes: todos juntos, brindando por el poder de una barra que tiene como escudo protector la connivencia de dirigentes, jugadores, políticos y policías. Un fresco del fútbol argentino donde la violencia es amo y señor y todos son cómplices de la misma.
martes, 23 de noviembre de 2010
Riquelme no podrá jugar hasta el final del torneo por una distensión en el tendón de Aquiles derecho.
Se sabía que era complicado que jugara, pero el parate fue comunicado por el cuerpo médico del club. Chau Román hasta el 2011.
El gesto de dolor y el pedido de cambio cuando apenas iban 7 minutos del pirmer tiempo en el superclásico fue un aviso, casi un anuncio de lo que vendría: la lesión de Riquleme en el tendón de Aquiles derecho no le permitirá jugar por el resto de la temporada y recién podría volver a las canchas en el 2011. Una lesión traicionera, que lo tiene parado desde hace varios meses, su último partido había sido el 9 de marzo, en los que apenas jugó ante Argentinos y el primer tiempo del superclásico en el Monumental.
Por eso y para evitar más especulaciones de acá al final del Apertura, el cuerpo médico de Boca difundió oficialmente el parte médico y la dolencia de Román. "Tendinitis aquiliana derecha. No juega hasta fin de año", dice el parte médico del club.
También difundieron las dolencias de otros jugadores. Cellay tiene una contractura en el aductor izquierdo, Viatri un traumatismo en el peroné izquierdo, inzaurralde un traumatismo en el pie izquierdo, Palermo, carga muscular en ambos gemelos. Paredes tiene una fractura en el pie y no juega hasta el año próximo y Medel una lumbalgia.
Panorama oscuro éste de Boca, sin el 10 hasta el año que viene. Un 10 que sólo pudo jugar un solo partido en el semestre.
Palermo elogió a su socio del domingo, el pibe talentoso que ilusiona a Boca y que se guardó después de hacer ruido.
"No se tiene que confundir", aconsejó el 9 de los 229 goles con la azul y oro al que acaba de meter el primero.
"Araujo tiene un futuro impresionante, hay que llevarlo de a poco. No hay que exigirlo, tanto él como Paredes van a ser cracks. Si se los lleva bien, claro. A Araujo uno lo va viendo en las prácticas, por algo el Bichi lo llevó a Primera. Y Paredes tiene 16. Es importante que no se confudan, que no se los quiera exigir por sus cualidades y se condundan".
El día después de un triunfo que trajo alivio. El día después de un nuevo gol. El día después de quedar cerquita de los 300 en el fútbol argentino, Martín Palermo apareció públicamente para opinar sobre el pibe de 18 que generó expectativa en La Boca con el fútbol que aportó el domingo contra Arsenal. El chico que se guardó desúés de una tarde especial. Además de elogiar al pibe y a otro más chiquito, Paredes, quien debutó contra Argentinos, el capitán de Boca tocó otros temas en una charla con Del Plata.
No se quiso meter en la elección del futuro técnico, que sería Julio César Falcioni, hoy en Banfield: "Hay que ver lo que quierne los dirigentes". ¿Apostaría por la continuidad de Pompei, hoy interino? "El Tito es una posibilidad, pero no sé de pasar al interinato a ser el técnico, lo decidirán ellos, los dirigentes. Las condiciones las tiene, es un entrenador que lleva años en el club, tiene conocimiento. No es el jugador el que debe decidir".
Después se refirió, el Loco, a lo que quieren demostrar en la cancha, a esa actitud que les pidieron los dirigentes después de la dura caída con River: "La actitud no pasa por las ganas de jugar o de ganar. Va en base a lo que uno demuestra en la cancha, con el convencimiento de lo que tiene que hacer. Es la actitud de ir a buscar un partido, de pelear y que cada pelota sea como la última, que se vea la predisposición, el contagio. Que al equipo le nazca eso de llevar un partido adelante. Lo que pasó con River es que nos vimos superados por la actitud y el juego colectivo".
Palermo volvió al gol y es el que más la metió en el año. Y cuenta, y consulta a quiénes está por pasar en tabla de goles en el fútbol argentino. Y narra también cómo fue ese 2-1 contra Arsenal: "Seguí la jugada, Campestrini dio rebote, pegó en el pecho de Seba (Battaglia) y me termina quedando a mí. Uno va muchas veces a buscar esas pelotas y no se da. Es intuir que pueden existir esos factores, que haya un error".
Después de hablar de sus goles, del último, otra vez habló de replantear el futuro, de pensar en proyectos. "Ahora no se le va a apuntar al técnico que ya se fue, Tito es interino y se nos va a empezar a apuntar y a fustigar a nosotros, a los referentes. Y puede ser que todo recaiga sobre nosotros. No es que los referentes seamos el problema, el tema es que debemos volver a ver un Boca protagonista".
Decía Borghi en su despedida que "Boca es como tener sexo con la ventana abierta". Y el Loco siguió en esa línea, contando su asombro por tanta filtración: "No se puede controlar quién habla, quién cuenta. A veces se cuenta desde la inocencia, eso a veces no se puede controlar. Que salgan cosas de muy adentro del vestuario nos preocupa desde hace mucho. A veces Bichi, Coco, el Chueco, recaían en eso, en cómo podía ser que a los pocos minutos de una reunión se supiera lo que pasó. La información siempre llega...".
Afuera de la pelea por el título y por entrar en una Copa, Boca necesita sumar y sumar para engordar a futuro el promedio. Y en tiempos de crisis, se ilusiona con sangre nueva. Hasta Palermo se ilusiona con Araujo...
lunes, 22 de noviembre de 2010
Sergio Araujo empezó a justificar todos los elogios que escucha desde que estaba en Inferiores y en la selección juvenil.
Historia de un pibe talentoso mimado por Borghi que festeja los goles con el Topo Gigio de Riquelme. Y por el que el Real Madrid ya tiene una prioridad.
De ese Sergio Araujo que ayer entró hecho un demonio por Lucas Viatri, de ese pibe que rompió todas las prolijas líneas de Arsenal a puro zigzagueo, de ese delantero que exhibió toda su clase en esa definición exacta ante Campestrini, en Boca se viene hablando desde hace varios años. Pero, como ocurre con los pichones de cracks, de Araujo se había hablado más de lo que se había visto. O, en otras palabras, se había hablado de todo lo bueno que había hecho por el camino de Inferiores, que lo llevó a ser figura del último juvenil Sub 17, pero que no había podido arrancar cuando el Bichi Borghi le abrió las puertas de la Primera en este torneo.
Con el ciclo de Sub 17 cumplido, con tres goles en cinco partidos en el Sudamericano y otros tres en tres en el Mundial de Nigeria (eliminado en octavos de final), Araujo (18 años) debutó en Primera en la última fecha del Clausura, ante Banfield y de la mano de Pompei, pero fue el Bichi el que decidió apostar por el juvenil. Lo llevó a la gira, le dio minutos, lo conversó… Pero no pudo acomodarlo en el fútbol grande. Acomodarlo en el juego y, sobre todo, en esa estabilidad emocional clave para el éxito en el máximo nivel. Al punto que, vencido, desmotivado, hace un mes y medio tuvo una charla mano a mano con Borghi. El Bichi, que estaba dando una entrevista en vivo para ESPN, cuando le prepusieron seguir la charla tras una pausa, declinó la propuesta: “¿Me perdonan? En el vestuario me está esperando Sergio Araujo, que vino especialmente a charlar conmigo…”, se excusó el DT. Y fue al encuentro que, según contó el pibito tras su primera alegría, le acomodaría las ideas que le faltaban ordenar.
Tras algunos partidos apáticos en Reserva, donde bajó por su nivel irregular y su escasa intensidad en el juego, contra River en el Monumental demostró que había hecho un click con el gol del triunfo. No pudo agradecérselo al Bichi en la cancha, porque al partido siguiente, en la urgencia por la lesión de Lucas Viatri, el que lo mandó a la cancha fue el nuevo técnico interino, Tito Pompei. Al menos hubo homenaje para Román Riquelme, porque como en el Monumental, festejó con un Topo Gigio.
Araujo, jugador por el que Real Madrid ya tenía asegurada una prioridad de compra, en un paquete que incluye otros juveniles de Boca, empezó a justificar todos esos elogios con los que se acostumbró a convivir desde muy chico. Ahora, por delante, le queda el empinado camino de la consolidación. Pero ya empezó a hacer quedar bien a todos aquellos que lo presentaban con tanta pompa.
De ese Sergio Araujo que ayer entró hecho un demonio por Lucas Viatri, de ese pibe que rompió todas las prolijas líneas de Arsenal a puro zigzagueo, de ese delantero que exhibió toda su clase en esa definición exacta ante Campestrini, en Boca se viene hablando desde hace varios años. Pero, como ocurre con los pichones de cracks, de Araujo se había hablado más de lo que se había visto. O, en otras palabras, se había hablado de todo lo bueno que había hecho por el camino de Inferiores, que lo llevó a ser figura del último juvenil Sub 17, pero que no había podido arrancar cuando el Bichi Borghi le abrió las puertas de la Primera en este torneo.
Con el ciclo de Sub 17 cumplido, con tres goles en cinco partidos en el Sudamericano y otros tres en tres en el Mundial de Nigeria (eliminado en octavos de final), Araujo (18 años) debutó en Primera en la última fecha del Clausura, ante Banfield y de la mano de Pompei, pero fue el Bichi el que decidió apostar por el juvenil. Lo llevó a la gira, le dio minutos, lo conversó… Pero no pudo acomodarlo en el fútbol grande. Acomodarlo en el juego y, sobre todo, en esa estabilidad emocional clave para el éxito en el máximo nivel. Al punto que, vencido, desmotivado, hace un mes y medio tuvo una charla mano a mano con Borghi. El Bichi, que estaba dando una entrevista en vivo para ESPN, cuando le prepusieron seguir la charla tras una pausa, declinó la propuesta: “¿Me perdonan? En el vestuario me está esperando Sergio Araujo, que vino especialmente a charlar conmigo…”, se excusó el DT. Y fue al encuentro que, según contó el pibito tras su primera alegría, le acomodaría las ideas que le faltaban ordenar.
Tras algunos partidos apáticos en Reserva, donde bajó por su nivel irregular y su escasa intensidad en el juego, contra River en el Monumental demostró que había hecho un click con el gol del triunfo. No pudo agradecérselo al Bichi en la cancha, porque al partido siguiente, en la urgencia por la lesión de Lucas Viatri, el que lo mandó a la cancha fue el nuevo técnico interino, Tito Pompei. Al menos hubo homenaje para Román Riquelme, porque como en el Monumental, festejó con un Topo Gigio.
Araujo, jugador por el que Real Madrid ya tenía asegurada una prioridad de compra, en un paquete que incluye otros juveniles de Boca, empezó a justificar todos esos elogios con los que se acostumbró a convivir desde muy chico. Ahora, por delante, le queda el empinado camino de la consolidación. Pero ya empezó a hacer quedar bien a todos aquellos que lo presentaban con tanta pompa.
Martín Palermo ya le puso fecha de final a su carrera en el fútbol pero, sin embargo, los números muestran una vigencia asombrosa:
ElLoco es el máximo goleador del 2011, con 17 tantos, tres más que David Ramírez y el Tanque Silva. En el poder del Titán y la frescura del pibe Araujo se apoya la ilusión de Boca de terminar el torneo con una sonrisa.
Boca sacó la cabeza de abajo del agua. Respira con la frescura de Sergio Araujo, ese niño mimado del Bichi Borghi que, caprichos del fútbol, empezó a pagar la confianza en este interinato de Tito Pompei con su primer gol en Primera. Y, también, encuentra un alivio en su eterno goleador, el otro, el que nunca falta, el que ya tiene fecha de retiro pero sin embargo sus números hablan de una asombrosa vigencia. Martín Palermo, claro.
El Loco, voz cantante para ordenar el vestuario junto a Riquelme en una semana agitada, les mostró a sus compañeros de que habla cuando habla de actitud. Eso, posiblemente, es lo que a los 37 años lo sostiene como una de las figuras del fútbol argentino. Y con un dato que no deja de llamar la atención: Palermo llegó a siete goles en el Apertura, quedó a uno de los goleadores Martínez y Silva (ocho), y es el máximo anotador del 2011 en el fútbol argentino. El Titán suma 17 gritos, tres más que el exquisito David Ramírez de Godoy Cruz y que el Tanque uruguayo de Vélez.
En la vigencia de Palermo, y la frescura de Araujo, Boca sueña un veranito que lo aleje del frío invierno que vivió en los últimos meses.
Cambio de esquema y de actitud..de la laxitud al compromiso
Pompei no cerró la ventana que dejó al desnudo a Borghi, pero al menos la empezó a entornar.
Araujo no está crazy, Macaya, pero curiosamente tuvo su mejor partido el día que su mayor promotor se llevó el intocable sistema y los vaivenes a otro banco: el de su living.
Chávez no es Riquelme, pero ahora que el 10 volvió y se fue, jugó sin ese peso y con ese pase, el pase que te deja cara a cara con el arquero, encima.
Boca no es otro Boca, pero al menos dejó el semblante pálido en el Monumental y se puso colorado cuando la Bombonera más latió. Ahí, con certeza, estuvo la principal diferencia con el pasado: no tuvo las dudas borghianas para rebelársele a la adversidad.
Podrá tener otra actitud, podrá jugar con cuatro en el fondo, podrá achicar hacia adelante como en el primer tiempo, podrá usar a Cellay como variante de salida desde uno de los laterales (vade retro, Bichi), podrá mostrar el mismo arsenal de dudas en defensa, podrá sentir cada centro como Kunkel la trompada de Caamaño, aunque Boca, el de Borghi, el de Pompei o el del técnico que fuera, es como un burrero empedernido: siempre termina en Palermo.
Los tensos minutos que pasaron desde el empate de Lisandro López hasta el Loco desahogo de todos ratificaron que Ameal, aunque a veces se esmere por parecerse a De la Rúa, es un visionario. No por nada eligió este partido para anunciar que el estadio de Boca había sido recertificado como cardioseguro.
De hecho, varios hinchas padecieron de arritmia en la doble tapada de Javi García, en el tiro en el palo de Obolo, en el salvador rechazo de Medel y hasta en el pitazo final de Lunati. No llegaron al infarto gracias al 9. Al 9 y al 10. Porque es mentira que Chávez anoche usó la 21. Pochi fue lucidez, asistencia, pase entre líneas, pausa y, en varios pasajes, mucho de lo que se le puede pedir a un enganche. Y Palermo fue optimismo. Por eso la historieta del día, el Loco Chávez, esta vez mereció mucho más que la contratapa.
La tapa, muy a pesar de ellos, se la llevó Araujo. Un acierto de Pompei, que se ganó la sortija al parar el carrousel y subir al juego a este atrevido antes que a un calesitero de ley como Mouche. Al técnico, como al equipo, lo acompañó la fortuna. La lesión de Viatri le amplió el territorio a Palermo y le sacó un obstáculo a Chávez. La entrada de Araujo le amplió el crédito al DT interino y les puso un obstáculo a los dirigentes. ¿Será Falcioni el indicado para cerrar la ventana de un Boca que siempre goza con en el enganche?
domingo, 21 de noviembre de 2010
Por suerte una noche volvió Boca.... le ganó 2 a 1 a Arsenal
Boca, volviendo a su forma táctica, a su estilo,y a su garra ganó correctamente el partido a Arsenal, por 2 a 1.
Con goles del Chino Araujo de gran partido y Martín Palermo.
Gracias A dios Boca se pareció a Boca, jugando un buen partido,con
grandes actuaciones de el chino Araujo y el pochi Chavez, y Martín como siempre anotando su gol.
Pompei asumió el interinato en el Clausura justo ante Arsenal. ¿Resultado? Goleada 4-0.
El 12 de abril de este año quedará en la historia de Boca por el gol de Martín Palermo que sirvió para alcanzar el récord de Roberto Cherro. Además, claro, por el no festejo de Riquelme (ver aparte). Para Roberto Pompei también será una fecha especial en el calendario. En ese encuentro debutó como técnico interino de Boca tras la previsible salida de Abel Alves (había caído con Colón en Santa Fe la fecha anterior). Y la noche fue completa: Boca goleó 4-0. ¿El rival? Casualmente, Arsenal. El mismo que estará enfrente esta tarde. ¿Te acordás, Tito? Hay algunos puntos en común entre las dos etapas de Pompei al frente del plantel. En aquel momento agarró tras una mala campaña del Chueco y con un plantel que tampoco se salvaba de las críticas. Ahora le toca hacerse cargo de la Primera tras una pobre campaña de Borghi y con un grupo de jugadores que están apuntados tanto por hinchas como por dirigentes, especialmente por la falta de actitud que se notó justo en el superclásico.
Como ocurrió en aquella ocasión, Tito repetirá el 4-3-1-2 que más le gusta. En la práctica de fútbol del viernes había probado con un 4-4-2 al no poder contar con Riquelme, lesionado. Pero como no lo conformó, volvió al sistema original, con Pochi Chávez parado de enganche. O sea, una vuelta a las fuentes tras la controvertida línea de tres que intentó imponer Borghi sin éxito.
La idea del nuevo cuerpo técnico, más allá de la variante táctica, es recuperar el orden y motivar a un plantel que necesita sumar puntos en los cinco partidos que quedan. “Mi objetivo es lograr los 15 puntos en juego, pero primero vamos a ir por los tres de Arsenal”, aseguró.
Como en aquel momento, la idea del DT interino es recuperar la confianza de los muchachos. “Hablamos mucho con ellos. Les tratamos de hacer ver qué clase de jugadores son. Lo que queremos es que no tengan miedo de jugar 15 metros más arriba, que se suelten. Así podés salir, recuperando aquello que alguna vez fuiste”, dijo Tito, que no se olvidó lo que pasó la última vez...
Pochi Chávez, que hoy será titular ante Arsenal en reemplazo de Riquelme,“Yo como hincha también estoy enojado”.
Hay palabras y palabras. Hay algunas que sólo se definen por la acepción que les otorga la Real Academia Española. Y hay otras que llevan adosado un significado extra. Lo que en la jerga se denominaría “carga emotiva”.
Cristian Chávez habla con la naturalidad de un pibe, pero dimensiona la coyuntura como un veterano. Por eso, durante la charla con Olé , nombra más de cinco veces términos que en estas horas repiten desde el presidente hasta el utilero. “Actitud”, “compromiso”, “meter”. Pochi entiende el momento. Y, por si hiciera falta, avisa: “Nosotros no queremos estar así. Ahora más que nunca tenemos que estar todos unidos y salir a la cancha a full, para superar esto y terminar el campeonato de la mejor manera”.
-¿Está bien que los hinchas se enojen? -Y sí. Yo como hincha también estoy enojado, porque las cosas no salen. Pero nosotros entramos a la cancha pensando en que tenemos que dejar todo. Si están enojados los entiendo porque era el clásico y querían ganar. Y más teniendo en cuenta la situación en que estamos nosotros. Es difícil pedirles que tengan paciencia, pero ya van a venir las buenas. El grupo está capacitado para sacar esto adelante.
-¿Te imaginás que el clima con la gente, en el reencuentro en la Bombonera, va a ser muy bravo esta tarde? -Puede ser. Nosotros tenemos que ganar y demostrarle al hincha que tenemos actitud, que queremos salir de esta situación.
-Hay una mirada unificada que señala que las responsabilidades en este mal momento son de los jugadores...
-Sí, porque somos los que jugamos. El técnico pone el equipo, a veces se puede equivocar en un cambio o no, pero nosotros somos los que entramos a la cancha. Como dijo Martín (Palermo) el otro día, nos tenemos que hacer cargo y poner el pecho.
-Además, se viene diciendo que este plantel ya se comió cuatro técnicos, ¿qué sentís vos? -Me da mucha bronca, así como me dio mucha bronca que se vaya Borghi. No era la culpa de él, no nos salían las cosas. Por ejemplo contra River no tuvimos esa actitud que ellos sí mostraron. Los dos equipos veníamos mal y era un partido para meter. No estuvimos al alcance de lo que hicieron ellos, que metieron y presionaron siempre. Nos faltó más actitud, más compromiso. Entonces, nos duele que se vayan los técnicos, claro que nos duele. Ya son como cuatro en este último tiempo (Ischia, Basile, Alves y Borghi). Tenemos que levantar la cabeza y revertir la situación para que no nos pase más.
-¿Los pibes se sienten tan responsables como los grandes? -Sí, porque somos un equipo. Todos los que entramos a jugar tenemos la culpa. Nos duele mucho igual que a los grandes. Sé que desde los medios se los culpa más a los grandes, pero acá somos todos responsables. Tenemos que tener más compromiso y sacar esto adelante nosotros, porque otros no lo van a sacar. Siempre pienso que tenemos que seguir el ejemplo de los jugadores que tienen más experiencia y no bajonearnos. Peor sería bajar los brazos. Nos quedan cinco partidos y necesitamos ganarlos.
-Justamente, llegan a esta situación en el campeonato por los malos resultados de la era Borghi, ¿qué te dejó Bichi? -Claudio es un tipo muy bueno. Es así, los resultados no lo ayudaron y se tuvo que ir. Pero Claudio demostró que es una gran persona, igual que sus colaboradores.
-Con él jugaste de carrilero y de enganche...
-Sí, es verdad. Y lleva tiempo acostumbrarse a los dos puestos, por más que yo toda mi vida fui enganche. Te acostumbrás a la posición de 8, que vas, venís, bajás. Y después ya tenés que pensar como enganche, poner una pelota de gol, asistir a los delanteros... Pero acá no hay tiempo. Hay que correr siempre, tener actitud y mucha entrega.
-Igual, en los últimos partidos te posicionaste como el reemplazante natural de Riquelme, ¿es difícil hacerlo olvidar? -Ya me acostumbré a que todos hablen de eso. Yo trato de entrar a la cancha para que no se sienta la ausencia de Román. Soy autocrítico y sé que todavía puedo dar más, que no estoy en mi máximo nivel. Ojalá contra Arsenal pueda seguir mejorando y ayudar al equipo a empezar a salir de este momento.
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