sábado, 4 de septiembre de 2010
A tener cuidado con los centros,y los cabezasos...
San Lorenzo metió varios goles por arriba. Boca tiene lo suyo. Con seis cabeceadores de temer por bando, Borghi y Ramón imaginan el clásico vía aére. Ojo: el local mata por esa vía y también sufre.
Dice Ramón Díaz: “Somos uno de los equipos complicados a marcar. Tenemos a Pereyra, a Tula... Y el grandote (Balsas) se lleva todo. Fue buscado de esa forma, para aprovechar todas las virtudes que tiene el equipo y tratar de corregir de a poco los defectos. En todos los partidos complicamos al rival. Boca tiene buenos cabeceadores, nosotros también. Va a ser un duelo de gente que cabecea bien. Nosotros casi todos los partidos convertimos en pelota parada y vamos a seguir en eso”.
Dice Claudio Borghi: “Sí, nosotros también somos fuertes en la pelota parada. Si repasan los goles de Boca, la mayoría han sido de pelota parada. Ellos tienen gente que va muy bien arriba. Un jugador muy alto que ha hecho un golazo contra Racina y otro, Tula, no tan alto pero que también convirtió de cabeza. Eso se combina mucho con lo que tenemos nosotros. Uno normalmente espera que cabecee Palermo, porque lo hace muy bien y lo ha hecho siempre, pero están cabeceando otros muchachos. La pelota parada ha pasado a ser muy importante”.
Lo dicen los técnicos de los dos equipos, el de San Lorenzo y también el de Boca. Tienen claro que en el fútbol de hoy, frecuentemente cerrado, los partidos suelen abrirse o definirse con una pelota parada, con las virtudes de sus pegadores y cabeceadores. Ramón tiene al enorme Balsas, de casi dos metros, que mira de arriba al más alto de sus rivales de esta tarde. No mucho más, en cuanto a altura propiamente dicha, sí si se mide por calidad. El Bichi, en cambio, tiene mayor cantidad de jugadores cerca del 1,90 metro: Insaurralde, Palermo y Viatri, un defensor goleador, un 9 con gran historia y otro 9 con gran presente.
Los goles de uno y otro, en consecuencia, tuvieron que ver seguido con esa capacidad de juego aéreo y de pelota parada. Borghi no es de ensayar excesivamente esos movimientos, pero los últimos tres goles llegaron por arriba, dos de Viatri y uno de Battaglia. En los dos del último fin de semana ante Vélez, además, hubo participación de Insaurralde y Caruzzo en las jugadas previas a los goles. El problema de Boca, por ahora, es que así como es peligroso en ataque, también en defensa, contra su propio bienestar: Yacob (Racing), Domínguez (All Boys) y Silva (Vélez) lo quebraron por ese camino.
Díaz, por su parte, el único día de la semana que cierra las puertas es el viernes y casualmente, ejercita pelota parada. Hasta la semana pasada, el CASLA venía poniendo en cancha cinco jugadores que van al área (Meza, Tula, Bottinelli, Pereyra y Balsas). Para esta fecha, con el ingreso de Benítez por Placente, agrega uno que encima metió de cabeza los dos goles que ya tiene en el club. Y en este torneo, cuatro goles de siete que convirtió llegaron de pelota parada: Tula a Godoy Cruz y All Boys, Balsas a Racing y Pereyra también a All Boys. Esta vez, como problema, le falta uno de sus pateadores top (Aureliano Torres). La buena: no sufre atrá por esa vía.
viernes, 3 de septiembre de 2010
Borghi elogió el Falcon de Ramón y dijo que Boca es un auto “italiano”.
Pero se bajó de la Ferrari.
Borghi no es un tipo de andar regalando elogios y tampoco de medir sus palabras en función de la conveniencia o de lo políticamente correcto. Por eso ayer no hubo que darle ni media vuelta de cuerda para que se prendiera en las analogías automotoras que inauguró hace unas semanas Ramón Díaz.
“El Pelado, no tengo el gusto de ser su amigo, es un técnico de gran prestigio, que salió campeón en distintos lugares, que arma muy buenos equipos. Este semestre tal vez no tenga la posibilidad de hacer el gran equipo del campeonato. Pero como él mismo dice, tiene un Falcon Rural que se hace difícil bajar. Algunos Falcon Rural son de los Sesenta y siguen funcionando”, elogió Bichi.
Cuando le preguntaron con qué auto podría comparar a su Boca, arrancó bien arriba: “Tiene que ser italiano, por el nombre. Pero no voy a hacer una publicidad porque después se enojan los sponsors”. Y enseguida le hicieron notar lo que había dicho: -¿Tenés una Ferrari? Y ahí, el técnico bajó las revoluciones: “Saquen la cuenta del promedio de edad. Son muchos los pibes, eh. En algunos puestos nos sobra experiencia y en otros nos falta y la vamos haciendo día a día”.
Maxi al banco, de allí al arco de la primera....
Por la lesión de García, Scapparoni va al banco. La historia del arquero que pasó un terremoto y vivió para contarla.
Terremoto. Ese debería ser el apodo de Maximiliano Scapparoni. No sólo porque el arquerito, que irá al banco de Primera mañana en reemplazo del lesionado Javier García, tiene una personalidad inquieta, sino por lo que le tocó vivir hace apenas unos meses, en febrero, cuando estaba en la ciudad de Chillán, epicentro del terremoto que dejó en ruinas buena parte de la zona central de Chile. “Mi viejo pensó que yo me había muerto”, relata hoy, en los pocos momentos en los que se pone serio. Su decisión de regresar al club, aun sin saber si tendría alguna chance de jugar siquiera en Reserva, mañana tendrá su premio. “Volví en busca de ganarme un lugar, sé que el lugar tiene dueño, pero estar ahí también suma”.
Maxi llegó al Ñublense con la idea, propia y de Boca, de sumar minutos de juego. Promesa en las Inferiores y las selecciones juveniles, una lesión en su hombro frenó el ascenso vertiginoso. Tras el regreso de Abbondanzieri y con García, Josué Ayala y D’Angelo a la espera, decidió emprender ese viaje, el más inolvidable de su vida. “No es un equipo grande de Chile, pero la chance me servía para sumar minutos. Atajé en varios partidos de ese torneo, aunque me quedé afuera de los grandes con Católica o Colo Colo por un pequeño desgarro. La gente me trató muy bien y me quería, estaba conforme conmigo, pero después de lo que pasó, decidí volver”.
El 27 de febrero, cerca de las 3.30, Maxi estaba solo en su departamento del piso 11 en Chillán, en el departamento de Bio Bio, a 400 kilómetros de Santiago. “Me desperté y sentí que todo vibraba. El movimiento era cada vez más fuerte: se arrancaron las puertas, se me rajó la pared, todo se sacudía. Yo me quedé a oscuras, agarrado a la cama. ‘Ya está’, pensé. Creo que si me soltaba de la cama, salía. Duró dos minutos 40 segundos. Cuando quedó oscilando, salí corriendo por las escaleras. Pensé que me iba a morir”, cuenta hoy desde su casa en El Palomar, donde vive con sus padres, su hermano mayor y una hermana menor. Su periplo no se terminó ahí. Ese fue el punto de partida, nomás.
“Como al otro día me mudaba, tenía los bolsos hechos. Subí a buscarlos y nunca más se pudo entrar a ese edificio: quedó corrido el eje y se volvió inhabitable. Esa noche me quedé durmiendo en el fondo de la casa de una señora que nos invitó a pasar porque era hincha de Ñublense. Me senté en el patio, con una frazada, y me dormí”, agrega. Sin poder comunicarse con su familia en Buenos Aires ni tampoco abandonar el lugar (“Las rutas estaban intransitables”) vivió dos días en la calle, junto con otros compañeros: Checho Rodríguez, ex Boca, que fue a préstamo con él; Matías Manrique, ex Independiente; Martín Cortés, ex River, y el entrenador de arqueros Nicolás Xicoy. “Nos turnábamos: un par dormía en el auto y otros en un colchón afuera. Nadie quería dormir dentro de una casa por miedo a que se le cayera encima. ¿Comida? Comíamos lo que iba quedando, galletitas. Hasta que un día abrieron el supermercado y se llenó de gente. Tardamos como mil horas, pero por lo menos pudimos comprar algo”.
De casualidad entró una llamada a un celular de Argentina y avisamos que estábamos vivos. Después conseguimos una combi que fue por la banquina de la ruta y Boca, que se portó muy bien, pagó un pasaje para que pudiera volver. Estuve en casa dos días. Después, regresé al club, atajé unos cuantos partidos más y, desde el receso, me quedé en Boca”, cierra. Maxi aclara que muchos recuerdos quedaron allá, que prefiere no acordarse de lo mal que la pasó.
Ahora, el presente le sonríe. “Hice toda la pretemporada en Pilar concentrando con el Laucha, que tiene una personalidad jodona como la mía. Javi (García) es un gran pibe y Seba (D’Angelo) es amigo de toda la vida. Hay un gran grupo de arqueros”, dice. Hoy ataja la chance de ir al banco de la Primera, aunque con sus 21 años ya es feliz de poder turnarse con D’Angelo en el arco de Reserva. “Atajamos dos cada uno. Mi objetivo es tratar de meterme en la mayor la cantidad de partidos en Reserva. Cuando volví, sabía que Lucchetti y García iban a ser titular y suplente, en cualquier orden, y que con Seba estamos detrás. Pero me quedé a pelearla. Algún día llegará”. Mañana, al menos, estará más cerca que nunca. Y espera, claro, que la Bombonera pueda latir. Nada de temblar.
jueves, 2 de septiembre de 2010
"Palermo le hace la vida más fácil a Viatri"
Claudio Borghi bancó al Loco y avisó que no piensa en sacarlo. Además, dijo que recién contra Vélez vio lo que verdaderamente es Boca y que al equipo lo ve peleando arriba. "Si no se da ahora, será en el semestre que viene, o el otro...", elogió a sus jugadores.
"Palermo ya no es un pibe que te va a sacar 20 metros corriendo. Y Palermo le hace la vida más fácil a Viatri. Su gran virtud, convengamos que es su cabeza. No lo pienso cambiar por el momento, es el que más cabecea y por lo que significa Martín Palermo en el área rival, aunque la toque poco, le da posibilidades a otro".
Claudio Borghi volvió a hablar después del silencio post victoria ante Vélez. Sólo había hecho un par de declaraciones al sitio oficial del club y hoy reapareció públicamente con buen semblante, tranquilo y lleno de ironías. “Ya parece como hace cuatro años que estoy acá”, bromeó. Y acto seguido, aclaró: “En realidad siento como si el domingo hubiese llegado, porque de a poco todos vamos entendiendo lo que es Boca. En cualquier lado hay un hincha de Boca y eso genera una responsabilidad mayor”, dijo el Bichi.
Con respecto al triunfo ante Vélez, agregó: “Me gustó que se saliera a ganar y se ganara. Un detalle: en la última jugada el que casi la mete en contra fue Viatri, que estaba defendiendo a los 94 minutos, eso me pone muy bien”. Y para evitar cualquier especulación, bancó a Palermo: “Es el mejor cabeceador que tenemos en las dos áreas. Su juego también beneficia a Viatri. No es un pibe de 20 años que pueda ganar en velocidad, por eso tenemos que darle juego por los costados”, insistió.
Borghi dijo que está tranquilo con su trabajo y con el material que tiene. “Ramón tiene un Falcon Rural que funciona muy bien. Nosotros tendríamos alguna marca italiana que no voy a nombrar para no molestar a los sponsors, pero de lo que sí estoy seguro es de que este plantel a la larga va a salir campeón”.
Y elogió al técnico de San Lorenzo. “El Pelado es un entrenador con prestigio, un tipo que sabe armar equipos y que propone un buen fútbol. Esta vez no tuvo tanto dinero para armar un equipo y de todas maneras se arregló para que funcione".
"Este plantel será campeón", que menos
Claudio Borghi dijo que recién contra Vélez vio lo que verdaderamente es Boca y que al equipo lo ve peleando arriba. "Si no se da ahora, será en el semestre que viene, o el otro...", elogió a sus jugadores.
Palermo ya no es un pibe que te va a sacar 20 metros corriendo. Y Palermo le hace la vida más fácil a Viatri. Su gran virtud convengamos que es su cabeza. NO lo pienso cambiar por el momento, es el que más cabecea y por lo que significa Martín Palermo en el área rival, aunque la toque poco, le da posibilidades a otro.
Claudio Borghi volvió a hablar después del silencio post victoria ante Vélez. Sólo había hecho declaraciones y hoy reapareció públicamente con buen semblante, tranquilo y lleno de ironías. “Ya parece como hace cuatro años que estoy acá”, bromeó. Y acto seguido aclaró: “En realidad siento como si el domingo hubiese llegado, porque de a poco todos vamos entendiendo lo que es Boca. En cualquier lado hay un hincha de Boca y eso genera una responsabilidad mayor”, dijo el Bichi.
Con respecto al triunfo ante Vélez, agregó: “Me gustó que se saliera a ganar y se ganara. Un detalle: en la última jugada el que casi la mete en contra fue Viatri, que estaba defendiendo a los 94 minutos, eso me pone muy bien”. Y para evitar cualquier especulación, bancó a Palermo: “Es el mejor cabeceador que tenemos en las dos áreas. Su juego también beneficia a Viatri. No es un pibe de 20 años que pueda ganar en velocidad, por eso tenemos que darle juego por los costados”, dijo el Bicho.
Borghi dijo que está tranquilo con su trabajo y con el material que tiene. “Ramón tiene un Falcon Rural que funciona muy bien. Nosotros tendríamos alguna marca italiana que no voy a nombrar para no molestar a los sponsors, pero de lo que sí estoy seguro es de que este plantel a la larga va a salir campeón”.
Y elogió al técnico de San Lorenzo. “El Pelado es un entrenador con prestigio, un tipo que sabe armar equipos y que propone un buen fútbol. Esta vez no tuvo tanto dinero para armar un equipo y de todas maneras se arregló para que funcione”.
Boca ya recibió seis goles en el torneo, hay que cerrar el arco nuestro
Los dueños de la línea de 3 de Borghi se plantean un desafío extra con San Lorenzo. ¿Podrán?
Se conocían por ser rivales. Las áreas, en las pelotas paradas, solían ser los puntos de encuentro no demasiados amistosos. Desde hace un tiempo pasaron a ser compañeros en Boca. No sólo eso. Los tres, junto con Christian Lucchetti, son los principales guardianes del arco. Saben que están en la mira por haber llegado hace poco al club y también por el sistema de juego que utiliza Claudio Borghi. Pero no se conforman con el triunfo y la buena actuación ante Vélez. Ellos, Christian Cellay, Matías Caruzzo y Juan Manuel Insaurralde, redoblan la apuesta. El sábado se viene el clásico con San Lorenzo y hay un desafío que los une. “Ahora queremos terminar con la valla invicta”, coinciden ante Olé .
Los números, fríos, por ahora dan negativo. En cuatro partidos, Boca recibió seis goles y nunca pudo mantener el arco en cero. Sin embargo, el nivel del trío sí es positivo. Más allá de algún desacierto puntual, la flamante línea de tres no mostró fallas de funcionamiento. En líneas generales, el equipo del Bichi no venía rindiendo, pero la defensa en sí no había mostrado problemas estructurales ni individuales. “Yo creo que desde el primer partido sentí seguridad en lo que hacía nuestra defensa. Pero como los resultados no se nos daban, había cuestionamientos. Sabíamos, en realidad, que era una cuestión de tiempo”, analiza Cellay. Para Caruzzo, en tanto, “la defensa está bien, la veo sólida. Lógicamente que tenemos que seguir mejorando. Lo bueno es que los tres que estamos jugando en el fondo veníamos utilizando este sistema en nuestros clubes anteriores. Eso facilita la adaptación y el conocimiento entre nosotros”. Para Insaurralde, “es lógico que si perdés, se va a hablar de la defensa. El otro día le ganamos a Vélez y nadie salió a criticar a la última línea. El resultado positivo siempre influye, pero bueno, así son las reglas del juego”.
Borghi los llama “los especialistas”. Cuando asumió, el técnico pidió jugadores con experiencia en línea de tres. Insistió con Caruzzo, con quien había festejado el título en el Clausura, avaló la llegada de Cellay y se alegró por la compra de Insaurralde. Ellos reconocen que haberle ganado a Vélez fue clave para mantener el proyecto. “Era algo que necesitábamos. Estábamos buscando una victoria y gracias a Dios se pudo lograr justo contra un candidato al título. Ojalá que el partido con Vélez haya sido nuestro trampolín”, deseó el ex Huracán y Estudiantes. El capitán del Argentinos campeón resaltó: “Nos vino muy bien ese partido. Por el rival, por el triunfo, por ser en la Bombonera... Ahora llega San Lorenzo, que también es muy difícil, y eso te marca que cada encuentro hay que tomarlo como una final. Estamos contentos y esperanzados con haber empezado una buena racha”. El ex Newell’s coincidió: “Fue un triunfo muy importante. Necesitábamos ganar por el grupo y también para no quedar demasiado lejos de la pelea por la punta”.
Con buena onda fuera de la cancha, el trío admite que es primordial la comunicación dentro del campo de juego, como desea el entrenador. “El diálogo constante es lo que necesita la línea de tres”, asegura Cellay. Caruzzo agrega: “Hablar es importante para poder ordenarnos”. Insaurralde apunta: “Es fundamental que nos hablemos. Así debe ser para funcionar mejor”.
San Lorenzo puede llegar a atacar con el lungo Sebastián Balsas, de 1,97 metros. ¿Cómo frenarlo? “Estando concentrados al máximo en las pelotas paradas”, da la fórmula Cellay. “Hay que tomar precauciones. Me ha tocado defender cientos de veces a un delantero alto como Palermo, al que hoy tengo de compañero. Y si bien Balsas es más alto (el Loco mide 1,87), no creo que cabecee tan bien como Martín”, comparó Caruzzo. “En Newell’s tuve de compañero a Boghossian (1,98), que era una torre, así que uno tiene una idea de cómo marcar en esos casos”, recordó Insaurralde.
La confianza está. Los tres quieren seguir formando parte de los triunfos y también anhelan conseguir algo que seguramente les daría más confianza: “Que no nos hagan goles”.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Ya se ven sonrisas entre los jugadores....
El domingo fue para ganarle a Vélez. Ayer, para dejar ver las sonrisas en una semana distinta. El clima es otro, el equipo es el mismo: Bichi repetirá los 11.
Ahora, Boca no es el Barcelona. Ni Borghi, Guardiola. Tampoco Casa Amarilla es el Ital Park. Pero hay un aire, un airecito, una tenue brisa que te hace respirar.
Si hubiera un diccionario para describirlo, seguramente estaría escrito que el aire que se respira es un aire de paz, de calma, de tranquilidad, haciendo espacio para todos los lugares comunes, pero que son realidad en esta feliz semana de Boca.
La segunda práctica de la semana, pero la primera en la que se permitió el acceso de la prensa (el lunes el club había estado cerrado por duelo debido a la muerte de Francisco Varallo) registró imágenes diferentes a la de las últimas semanas. Pese a la lluvia, los jugadores volvieron a mostrarle los dientes a Borghi. El domingo, para hacerse fuerte en la adversidad y ganarle a Vélez. Ayer, para mostrar algunas sonrisas en el ejercicio de fútbol en espacios reducidos, gestos alegres, una especie de relajación, aunque la palabra esté prohibida puertas adentro: “Ahora no podemos aflojar”, es el nuevo lema que se impuso en el vestuario. Tal vez, el cuerpo técnico haya recibido las señales positivas que esperaba en el día a día, luego de la demostración de fiereza que le dieron el domingo en el verde césped. Borghi lo recalcó: “Jugaron para el cuerpo técnico”.
Si el triunfo frente a Vélez trajo el alivio que se necesitaba, una victoria ante San Lorenzo significaría el despegue definitivo. Bichi lo sabe y por eso ya tiene planificado repetir esquema y apellidos: si no aparece ningún imprevisto, la idea del técnico es que juegue la misma formación que empezó contra el Fortín. El entrenador entiende que, más allá de la remanida cuestión anímica de mantener a los mismos 11, hubo rendimientos interesantes: Lucchetti tapó la bola decisiva en el final, la línea de tres no sufrió, los mediocampistas corrieron y jugaron, Chávez se sacrificó y generó, Viatri mojó y Palermo cumplió. Así, sin motivos para variar, Borghi se aferrará a los muchachos que le regalaron su primer dulce como entrenador de Boca. Y que siga la alegría...
Un 31 de Agosto de 1971: Boca Golea a Estudiantes de La Plata por 6 a 3.
Ya empezó a jugar Román, por ahora hablando....
Giménez contó la charla del 10 antes de Vélez y dijo: “Trato de convencerme día a día de que puedo ser carrilero”.
Matías Giménez suele ser espontáneo, auténtico, genuino. Es de esos futbolistas que puede confesar sin temor que lo apretó la barra de Tigre o recordar sin tapujos que de chiquito se pintaba la cara con los colores de Boca.
Y ahora, tras posar para Olé , todavía con resabios físicos y anímicos de la esperada y necesitada victoria del domingo (sufrió una fisura en el dedo índice de su mano derecha, le pusieron una férula y no tendrá problemas para enfrentar a San Lorenzo), Matías Giménez puede reconocer el aporte clave: “Román nos dio mucha motivación antes de salir a jugar. Y sí, creo que en el futuro quiere ser técnico el loco, je”.
Aun amigo e integrante del grupo cercano al 10, Giménez habla desde la admiración y el respeto por una figura excluyente. “Es uno de los grandes referentes y por supuesto que hay que escucharlo, él conoce muy bien esta camiseta y todo lo que genera y nos vino bárbaro contar con su apoyo”. Antes de enfrentar a Vélez, Riquelme pasó por el vestuario a saludar a sus compañeros, charló un rato con ellos y, según parece, los dejó encendidos: “Es muy importante que una persona como Román esté siempre, por más que se recupere de una lesión, él nos habla y nos ayuda”.
Y la ayuda sirvió. Giménez recuperó el nivel que supo mostrar en Tigre y, pese a que no descolló, aprobó con creces su nuevo examen como carrilero. La falla inicial en Mendoza (se desconcentró y provocó el gol de Godoy Cruz) y un par de rendimientos devaluados lo ubicaban en la cornisa. Sin embargo, Borghi lo bancó y él le respondió en la cancha, donde vale. “Trato de convencerme día a día de que puedo jugar de carrilero. Tengo capacidad física y creo que me voy adaptando muy bien. No varía en nada a jugar con línea de cuatro, simplemente hay que ayudar un poquito más al defensor. Hay que hacer el esfuerzo y meterle ganas porque vestir esta camiseta es lo más lindo que te puede pasar”.
Actitud, ganas, compromiso son las palabras que más se escuchan por estas horas. La Boca se llenó de elogios para los jugadores que arrasaron al gran candidato y dieron un giro de 180 grados. “Jugamos a lo Boca”, titula Giménez. “Se notó un gran cambio con respecto a lo que veníamos haciendo. Sabemos que en nuestra cancha tenemos que hacernos fuertes. La gente contagia y tenemos que darle cosas desde adentro de la cancha. Contra Vélez lo hicimos y si seguimos así es muy difícil que nos tiren abajo”, se anima Matías y admite que había “intranquilidad” porque “teníamos que ganar de alguna manera, conseguir algo positivo. Por suerte se dio, pero no nos estamos relajando, seguimos metidos al 100%. Lo importante es que Boca se empezó a despertar”.
-¿Y tienen material para ser campeones?
-Hay un excelente plantel y estamos obligados a pelear. Creo que somos uno de los mejores planteles y Boca tiene todo para ser eso, lo que decís.
-¿Qué pasa? ¿Te da miedo decir campeón?
-Je, tranquilo. Vamos a ir partido a partido, hay varios candidatos y entre ellos está Boca. El sábado tenemos un partido difícil con San Lorenzo, que es un gran equipo, más allá de que Ramón diga que es un Falcon. No nos podemos quedar con lo que hicimos. Hay que ir por más. Boca no puede permitirse mirar la tabla desde abajo.
martes, 31 de agosto de 2010
Un goleador despidió al otro
Después de la práctica de la mañana, Palermo fue a La Plata para despedir a Varallo, goleador histórico al que había desplazado como top del profesionalismo. Hubo muchas personalidades para homenajear a Pancho, un grande del fútbol argentino.
El fútbol argentino está de luto, ya que se ha ido uno de los próceres de este deporte: Franciso Varallo, histórico goleador de Boca y Gimnasia, quien además fue uno de los futbolistas que había jugado el Mundial de 1930 en Uruguay. Con mucho dolor por su fallecimiento, familiares, allegados y personalidades destacadas del mundo de la pelota se acercaron hasta la casa velatoria ubicada en La Plata para rendir un último adiós al Cañoncito, cuyos restos fueron depositados en una bóveda del cementerio platense.
Entre las distintas personas ligadas al fútbol que se acercaron hasta ese lugar, entre ayer y esta mañana para despedir a Varallo, se encontraron el presidente de la AFA, Julio Grondona; Walter Gisande, Rubén Filipas y Jorge Ameal, mandatarios de Gimnasia, Estudiantes y Boca, respectivamente; y los jugadores Sebastián Battaglia y Martín Palermo. Justamente el Loco, quien después de meterla y meterla había desplazado a Pancho como goleador top en el profesionalismo.
Después de la práctica de la mañana, Palermo se acercó para decir presente. Fue a despedir a uno de los grandes de la historia del fútbol argentino, de la historia de Boca. Un grande como él.
Ahora hay que encontrar el equipo hasta que vuelva Román
Borghi tiene pensado poner a los mismos 11 que el domingo le ganaron a Vélez en la Bombonera y le dieron una muestra grande de confianza. El único con nanas es Matías Giménez, pero llega.
A pesar de los nubarrones y de la tormenta de Santa Rosa, los tiempos turbulentos de Claurdio Borghi ya parecen haber quedado en el pasado. El fútbol es así, un resultado todo lo cambia. El Bichi había puesto el partido ante Vélez como un hito en su corta trayectoria en Boca y los jugadores le respondieron con actitud y con buen juego.
Es por eso que para enfrentar a San Lorenzo el sábado, el DT piensa repetir el mismo equipo que le devolvió la tranquilidad. El único que tiene algún problema físico es Matías Giménez, con una fisura en la mano derecha. Los once para recibir el sábado a San Lorenzo (a las 16.15) serían Cristian Lucchetti; Christian Cellay, Matías Caruzzo, Juan Manuel Insaurralde; Clemente Rodríguez, Sebastián Battaglia, Gary Medel. Matías Giménez; Cristian Chávez; Lucas Viatri y Martín Palermo.
Otro dato: hubo rumores de que Boca quería cambiar la sede del partido con Olimpo, por la sexta fecha, y trasladarlo a Mar del Plata, pero sólo quedó en eso, rumores.
"Yo los notaba convencidos. Si mi discurso no tenía fondo, me hubiese ido...".
La realidad es que me quise hacer el Brad Pitt y salí a la cancha con un buzo livianito. Cuando llegué al banco, por la humedad que hay ahí, tuve que pedir una campera. Es la misma con la que practico todos los días. Así que ahora veremos...". Es cierto que Borghi suele mantener el buen ánimo incluso en los malos momentos.
Pero el día después del triunfo con Vélez lo encontró, sin dudas, con otro tono de voz y acaso con este relato simpático que describió su semblante.
Si la campera azul que el domingo utilizó casi de casualidad seguirá o no como cábala, se sabrá el sábado ante San Lorenzo. De lo que sí está seguro el Bichi, por estas horas, es que sus jugadores le respondieron como él quería. "Ellos jugaron para el cuerpo técnico.
Fue una muestra de respaldo, de confianza en lo que venimos haciendo. La verdad es que estoy muy contento", dijo.
Ese punto, sin dudas, es lo que más satisfacción le dio al cuerpo técnico, incluso por encima de la victoria. Al fin y al cabo, el 2-1 fue una consecuencia de lo que mostraron en la cancha sus jugadores. "La actitud es una cosa que tiene que estar siempre, no debe sorprender. Pero yo les dije en el vestuario que con Vélez podían haber perdido o empatado, que yo me hubiese quedado conforme igual, por la manera en la que se dejó todo. Ayer hubo momentos individuales muy buenos y colectivamente también", contó en el programa de Tití y Benedetto, por Fox Sports. El domingo no había dado la conferencia de prensa. Apenas había dicho algunas palabras en el sitio oficial del club, "porque en las victorias es muy fácil hablar".
De todos modos, ya más relajado y sin perder la chispa habitual a pesar de haberse dormido a las cuatro de la mañana del lunes ("Siempre me pasa eso después de los partidos"), el Bichi dejó en todo momento la sensación de que se fue una semana en la que la pasó realmente mal y que ahora viene otra, ésta, en la que el panorama ya pinta diferente. "Cuando llegué a casa le dije a mi mujer que íbamos a poder salir a caminar juntos sin que la gente me diga que había que ganar.
Igual, agradezco el apoyo del hincha, que siempre fue respetuoso". En ese sentido, el domingo dijo haber comprobado que "la Bombonera late", por el aliento y el empuje que el hincha le dio a su equipo.
Claro que, fundamentalmente, fue la reacción de sus hombres la que alejó los fantasmas que él mismo instaló después de la derrota ante All Boys y que ayer, de alguna manera, volvió a mencionar.
"¿Que los jugadores dijeron que nos debían una victoria? Son mensajes importantes. Pero yo los notaba convencidos. Si los hubiese visto dudar, si no los hubiese visto entrenarse como lo hacían, y si mi discurso no hubiera tenido fondo, me habría ido. Pero esto es lo que me hace quedarme en los momentos feos. No les estoy vendiendo sueños imposibles de cumplir, sino cosas que pueden hacer y que incluso ya hicieron en otros equipos. Esto nos permite seguir ilusionados en que podemos estar entre los primeros", se entusiasmó.
De hecho, aunque ahora deberá esperar por la lesión en la mano de Matías Giménez, el Bichi respaldará contra San Lorenzo a quienes lo respaldaron a él: "Si están todos bien, repetiré el mismo equipo".
Reportaje al Pochi
Pochi Chávez es un culto al sacrificio: antes trabajaba para ayudar a su familia, hoy juega por el futuro bebé. La rompió contra Vélez y dijo: “Borghi me felicitó”.
Trabajaba de albañil. Comía lo justo. Juntaba pósters de Palermo. Jugaba en Atlas. Vivía en José C. Paz. Viajaba horas (miles) parado en el 365.
Ya no trabaja de albañil. Construye paredes con Riquelme. Ya no come tanto guiso. Tiene plato a elección. Ya no junta pósters de Palermo. Duerme con él en la concentración. Ya no juega en Atlas. Disfruta en la imponente Primera de Boca. Ya no vive en José C. Paz. Goza de su nuevo hogar en Vicente López. Ya no viaja en el 365. Maneja un coqueto auto último modelo.
Y acá, ahora, en este día después de una actuación consagratoria, en la intimidad de este coche moderno, Cristian Chávez habla a solas con Olé . Como cuando hace algunos años invitó al diario a recorrer su barrio, sus orígenes. A Pochi le cambió todo, es verdad, menos su esencia...
-Porque el fútbol y la vida me enseñaron a no bajar los brazos. Yo la luché mucho, a veces no tenía para viajar o los botines para ir a jugar o las zapatillas para ir al colegio. Y ahora estoy en la Primera de Boca. Hay que aprovechar. Aparte tengo a Martín que me da muchos consejos, hasta esa suerte tengo. ¿Cómo no le voy a hacer caso? Me dice todo lo que tengo hacer, es como mi segundo padre. Antes del partido, me habló diez minutos, me dijo que estuviera tranquilo, que no me presionara, que no saliera a hacer todas las cosas rápido, que vaya de a poquito. Martín es un fenónemo. Ojalá algún día pueda ser como él. Por eso, pienso que si bajo los brazos ahora, soy un boludo.
-Y ahora tenés un motivo más para motivarte...
-Sí, es cierto, mi novia Romina está embarazada de cinco meses. El otro día fuimos a hacer la ecografía y me emocioné mucho. Por eso ahora sé que tengo que darle de comer a un hijo que viene al mundo y tengo que correr más, seguir sacrificándome y empezar a ganar cosas.
-¿Tenés fecha para fin de año entonces?
-Sí, diciembre, principios de enero. Ojalá venga con un pan bajo el brazo, je. Si jugamos como ayer (por el domingo) vamos a ganar muchas cosas.
-¿Qué es lo que más te motiva?
-Me pongo a pensar en mi familia, mi novia, el hijo que estoy espernado y tomo mucha fuerza. La verdad es que tenía unas ganas terribles de jugar. No podía defraudar. Sabíamos que era el partido. Salimos a morir a la cancha. Lo tomamos como una final.
-Borghi dijo que notó que la Bombonera late...
-Es que fue impresionante lo de la gente. Cuando corearon mi nombre, me emocioné, no podía creer que me estuvieran ovacionando a mí. Y el aliento fue espectacular. Nosotros estábamos metiendo, y la hinchada se levantaba de una manera terrible. Así hay que jugar todos los partidos. Yo veía a mis compañeros cómo corrían y metían y me daban más ganas. Me sentía orgulloso de mis compañeros.
-¿Qué te dijo el Bichi?
-Me felicitó, me fue a ver a la camilla, estaba todo roto, je. Tirado en la camilla parecía que estaba muerto. Me dijo que hice un buen partido. Nos felicitó a todos. Dijo que si nos empataban igual se iba contento porque habíamos dejado todo y así tiene que ser Boca. Es el Boca que queremos nosotros y toda la gente.
-¿Te va a bancar?
-Je, todavía no hablamos nada, pero sé que cuando esté Román va a jugar él. Es único, indiscutible. Pero seguiré trabajando para poder jugar con él, porque uno quiere jugar en la Primera de Boca, aunque sea de 5, de arquero, en cualquier lado, je. Cuando no estoy jugando, me entreno en doble o triple turno para poder tener un lugar en el equipo. Entreno por mi casa para poder pasar a mis compañeros, siempre con la buena leche de ganarme un lugar.
-¿Contra Vélez jugaste en tu posición natural?
-Sí, en el puesto de toda mi vida, como enganche. Para poder jugar de carrilero, tenés que correr mucho, pero entrenando se puede hacer tranquilamente. Y jugando al lado de Román, se va a hacer más fácil.
lunes, 30 de agosto de 2010
Los Xeneizes estamos de luto
A los 100 años, falleció en La Plata el último sobreviviente de la Copa del Mundo de 1930 y cuarto goleador en la historia de Boca, Francisco José Varallo. El fútbol lo llora.
Muchos pibes lo conocieron de nombre. Y suena lógico. Cien años cumplió en febrero Cañoncito. El récord de Martín Palermo, aquel de máximo goleador de Boca en el Profesionalismo, en gran parte, fue tal, porque el Titán debió correrlo de atrás. Durante mucho tiempo. Con countdown y todo. El hombre a batir era un viejito piola, un crack, nacido en Los Hornos y amigo de toda La Plata, más allá de su histórico y primitivo vínculo con Gimnasia (donde fue campeón amateur en 1929). Se lo recordaba habitualmente como el único sobreviviente de la final del mundo de 1930. Fue amigo de Carlos Gardel y no dudó en decir que se perdió con Uruguay porque “faltó guapeza”. Después, zafó del servicio militar al pasar a Boca, donde no dejó de meterla. Y de ser una marca (casi) imbatible.
Se retiró del fútbol a los 30 años, en 1940. En 1994, la Fifa le entró la Orden del Mérito que también recibieron Pelé, Beckenbauer, Gerd Müller, Bobby Robson, entre tantos. Hace dos años, fue declarado Ciudadano Ilustre de La Plata y un tramo de la Avenida 25 platense, en las cercanías del Estadio Unico, lleva su nombre. Será velado desde las 16 en Boccia Hermanos, en la calle 57 y 5 en La Plata. Luego, sus restos serán inhumados en el cementerio local.
Bien hecho, no habló
Borghi, quien generalmente habla, esta vez prefirió el silencio después de la victoria. En la semana, los dirigentes le habían sugerido que no se expusiera tanto públicamente.
El Bichi es así. Pasó de un domingo de furia, el del post All Boys, amenazando con irse si le iba mal con Vélez, a este silencio. En Boca cerrada...
Borghi es un tipo de hablar generalmente con la prensa. es más, después de la segunda fecha quiso hablar un día un habitual en conferencia para aclarar determinados temas, para explicar. El viernes había hecho su habitual charla con la prensa y se venía la del domingo, pero... Pese al triunfo, a que se sacó una mochila de encima, no quiso opinar y tampoco hay una explicación oficial.
En la semana, los dirigentes habían hablado con él en charlas informales y le habían recomendado que no hablara tanto públicamente, que esto no era como Argentinos, que debía cuidarse más con semejante exposición. Y ahora después de la victoria, el Bichi prefirió disfrutarlo puertas adentro.
domingo, 29 de agosto de 2010
Viatri festejó su gol a lo Riquelme...ahora podemos respirar...
Se lo dedicó al Diez, que estaba en la tribuna. Además, tiró: "Ahora tendremos una semana tranquila".
Lucas Viatri festejó con el Topo Gigio, como en Mendoza, y mirando hacia arriba. Allá arriba, donde se encontraba alguien a quien quería buscar: "Sabía que Román estaba ahí junto con otros compañeros más. Quería gritarlo con ellos".
Para el goleador de Boca en el torneo, el encuentro ante Vélez fue clave. "El grupo necesitaba algo así. Tenemos un buen cuerpo técnico, trabajábamos muy duro y no se nos daban los resultados. Por suerte pudimos ganarle a un rival duro como lo es Vélez".
¿Se viene la levantada? "Nos hace muy bien ganar. Ahora tendremos una semana más tranquila para jugar ante San Lorenzo", cerró.
Ganar si o si , con linea de 3 de 4 o de 22
El plantel sabe que será clave la victoria y un cambio de imagen, por ellos y para darle tranquilidad a Borghi. En la cuarta fecha, un partido bisagra contra Vélez.
Hay momentos que marcan la templanza de un equipo. Hasta ahora, Boca ha sido un conjunto destemplado, por momentos desangelado, a veces sin el ímpetu que exige la coyuntura. Esta tarde, frente al “mejor equipo argentino” (según la sentencia de la tribuna y de la cátedra), gozará de una oportunidad irresistible: ganar, inyectar ánimo, lograr tranquilidad, cambiar la imagen. ¡Cuántas cosas necesita este Boca! Imprescindible para un futuro más calmo, el partido de hoy adquirió, con sabia razón, el rótulo de fundamental. Lo espera Borghi. Lo anhelan los jugadores. “Todos nos debemos un triunfo”, es el sentimiento que sale desde adentro.
La obligación se impone desde lo matemático y desde lo futbolístico. En la intimidad, tanto el cuerpo técnico como el plantel saben que una derrota haría muy difícil la posibilidad de alcanzar el título. Serían 11 puntos la enorme distancia que lo separaría de Vélez (y tal vez River, si vence a Argentinos) y se exigiría una remontada que se volvería prácticamente una quimera. Sin embargo, y acaso lo más importante para Bichi, la devolución de confianza que observe en los futbolistas se vislumbra clave. “Si nos toca perder, debemos hacerlo a lo Boca”, graficó en la conferencia de prensa del viernes.
Borghi pretende notar un cambio de actitud en sus muchachos y, por supuesto, una mejoría sustancial en el funcionamiento colectivo. Aunque ya aclaró que no renunciará incluso si pierde, su personalidad indescifrable no permite emitir juicio definitivo. “El jamás se va a quedar en un lugar que se sienta incómodo”, definió durante la semana un íntimo. Pero el DT habló mucho con sus colaboradores, quienes le ayudaron a entender la importancia del puesto y lo apresurada que se tornaría su eventual salida en la cuarta fecha del campeonato. Hasta recibió un consejo de su esposa Mariana: “Estás en el puesto más querido del país, así que aguantátela”.
Los jugadores bancan a Borghi. Públicamente, el apoyo es explícito. “El compromiso para ganar este partido es de todos. Hablamos entre nosotros que éste es un partido clave, hay que ganarlo por nosotros, por Boca y por la gente”, asumió Clemente Rodríguez. “Tenemos claro que éste es el partido que hay que ganar. Por nosotros, por el cuerpo técnico y por la gente de Boca”, reconoció Juan Insaurralde. Ahora, el respaldo deberá aparecer donde vale, en el verde césped. Bichi espera la reacción de un plantel todavía adormecido. Llegó el momento de despertarse...
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