sábado, 18 de diciembre de 2010

Los nombres que sonaron para el arco de Boca (Ustari, Peratta y Silva) quedaron en rumores solamente.


Mientras esperan que se cierre la llegada de Falcioni, uno que conoce bien el puesto, siguen buscando una variante para reemplazar a Lucchetti.

En Boca siguen esperando que se resuelva la salida de Falcioni de Banfield para que pueda convertirse en el técnico del club. Mientras tanto, las versiones que se instalaron en las últimas horas sobre la posible llegada de algún arquero como Oscar Ustari, Martín Silva o Sebastián Peratta van perdiendo cada vez más fuerza.


Ustari tenía el visto bueno de Falcioni, quien lo hizo debutar en el 2005 en el Rojo. Pero el presidente del Getafe, Angel Torres, dijo que aunque está dispuesto a escuchar alguna propuesta, aun no recibió ninguna oferta por el arquero.


Por otra parte, se habló del interés de Boca por Peratta, pero el jugador se encargó de aclarar que hasta el momento no tuvo ningún contacto con los dirigentes. Ojo, también dijo que está dispuesto a irse de la Lepra si llega una propuesta interesante: "El club tiene la necesidad de vender a un jugador, ojalá pueda darle una mano".

También sonó el nombre de Silva, de Defensor Sporting, quién se hizo muy famoso en la Argentina después de recibir un piedrazo ante Independiente por los octavos de final de la Copa Sudamericana, pero hasta el momento, son sólo rumores.

Julio César Falcioni ayer a la medianoche llegó a un acuerdo con Banfield y así quedó liberado para asumir en Boca.


Hoy, su representante y Portell sellarán la rescisión. El DT sería presentado el lunes.

Boca está condenado a las negociaciones difíciles. A veces porque la sola mención del nombre predispone a los que están del otro lado a querer sacar una ventaja (¿cuántas veces los dirigentes intentan mantener en secreto la chance de algún refuerzo para que no suba su precio?). En otras, directamente, la suerte no lo ayuda. Los dirigentes tenían todo arreglado con Julio César Falcioni desde principios de semana (en realidad, lo tenían hablado desde mucho antes). Y sin embargo, tuvieron que esperar hasta ayer para una definición total. Recién a las 23, el técnico, su representante (Sergio Greco) y algunos de los principales dirigentes de Boca, pudieron cenar en paz. Y no todos juntos, sino en diferentes mesas alrededor de Buenos Aires. Se unieron por teléfono para pasarse el dato más esperado: hoy se cierra todo. Consciente de las horas de día, de noche y de madrugada que le llevó acercar a las partes, Greco habla con cautela: “Falta una charla pero está encaminado”, le dice a Olé casi a la medianoche.

¿Por qué se demoró tanto la definición? Porque la inflexibilidad es un concepto que se lleva de patadas con el de negociación. Y en ésta había posiciones duras, una lucha de egos en la que se dirimía quién lo tenía más grande. Si Carlos Portell, con un año eleccionario por delante y la necesidad de vender cara la “derrota” de quedarse sin técnico. O Falcioni, inscripto en los libros de historia como el único técnico (hasta ahora) que sacó campeón a Banfield. El resultado: empate, o algo así. Todos tuvieron que ceder para llegar al objetivo. Portell esperaba un gesto de Boca que nunca llegó (resarcimiento en dinero o en especies) y seguramente se asustó al releer el contrato que le había firmado al Emperador: 1.200.000 dólares limpios por año. Algo que ni Boca le pagará, ya que JC aceptó redondear para abajo (cobrará 200.000 menos), priorizando que está por dar el paso más grande de su carrera. Y el técnico deberá resignar, además, un dinero que Banfield le debe del actual contrato.

El día fue un infierno en el que hasta se dio por caído el acuerdo de Boca con el entrenador y eso encendió la fábrica de rumores que suele moverse alrededor del club: Simeone y Asad pasaban a ser planes B de los dirigentes que nunca quisieron a Falcioni aun habiéndole dado a Ameal la potestad de elegir y negociar. Pero finalmente, con la noche llegó la calma y lo más probable es que, entre lunes y martes, Boca pueda presentar oficialmente a su flamante entrenador.

¿Por qué se complicó tanto su salida de Banfield? Por política, por orgullo y por plata. Por la relación sin retorno entre JC y Portell. Por aquellos problemas de marquesina. Y por el vil metal: Portell exigió la inmediata devolución de un adelanto que le había hecho a Falcioni. Y el DT quería, con la misma lógica, que le pagaran lo que ya había trabajado. Sus colaboradores también tenían un dinero en el medio, y hubo que negociar por ellos como por JC.

En Boca, entonces, se pusieron nerviosos porque no hay tiempo que perder y ayer de hecho hubo una reunión para definir el plantel que viene, pero para todas las situaciones (refuerzos y prescindibles), los dirigentes pretendían escuchar la palabra final del técnico.

Eso sí: pese a aceptar la necesidad de la presencia del DT, Ameal nunca perdió la calma. Y mientras algunos pedían que Falcioni renunciara a lo que le debían (“Que lo haga, si tanto quiere venir a Boca, que lo demuestre”), el presidente siempre se mostró optimista. “No tengo plan B, sencillamente porque quiero y confío en el plan A. Esto va a terminar bien”, anunció Ameal, firme como en las duras negociaciones por Riquelme.

Lo que resta por delante es la instrumentación formal del acuerdo. Papelerío, cuestiones de lápiz fino. La realidad es que, aun sin anuncio, Falcioni ya es el técnico de Boca. En un momento de la tarde se complicó, y era FalcioNO. Y pese al alerta hasta meteorológico que había, a la noche fue FalcioSI.

viernes, 17 de diciembre de 2010

En algo salimos primeros...Boca se quedó con el primer lugar en las mediciones del Fútbol para Todos


Con un punto más que River. ¿El campeón? Fue apenas 9°.

Habrá sido una campaña decepcionante, lejana a las expectativas. Sin título ni clasificación a la Copa. Sin embargo, hay un único lugar en el que Boca fue primero: la pantalla. Por enésimo torneo consecutivo, quedó en lo más alto de las mediciones de Ibope en el rating, aventajando por más de un punto a River, que a pesar del sprint final, no lo alcanzó. Estudiantes, el campeón, promedió apenas 7,1.

Si bien Boca bajó desde el inicio del torneo hasta la última fecha, mantuvo el promedio anual: hizo 14 puntos (cada uno son 100.000 espectadores), apenas nueve décimas por debajo del Clausura. Hay que tener en cuenta que los números de Ibope consideran únicamente Capital y Gran Buenos Aires y que no suman a los televidentes del cable (Canal 26 y Crónica TV), que suelen retransmitir casi todos sus partidos, algo que casi no hacen con el resto. Dando esa ventaja, Boca igual fue el más visto. Y no sólo eso: se dio el lujo de, en las últimas fechas, rechazar el horario central de los domingos (el de 20.20), utilizado para competir mano a mano con Susana Giménez (Telefé). “Queremos que el socio venga a la cancha y no tenga que volver tan tarde a su casa para ir a trabajar al otro día”, explicó Jorge Ameal. O sea: abandonando el Prime Time, igual marcó la diferencia.

No sólo quedó puntero, sino que de los 15 partidos más vistos del torneo por Canal 7 y Canal 9 (los dos de aire que se computan), Boca se quedó con diez. El primero en la lista, claro, fue el Súper, con un promedio de 27.4 y picos de 31, compitiendo (y perdiendo por décimas) con Bailando por un Sueño (se jugó un martes). Cinco de esas fechas, además, se jugaron en la Bombonera, que tiene su capacidad al límite y por eso el club no vende entradas (la cantidad de socios supera el espacio disponible en el estadio): ante Lanús (16.8), Colón (15.8), Racing (15.2), Vélez (14.7) y San Lorenzo (14.5). También hizo buenos números en el Interior: ante Godoy Cruz, en el debut, hizo 17.8, y con Olimpo, 17.4. Aunque después bajó, la pantalla fue azul y oro.

Riquelme ya lo había anticipado por TV y cumplió: recibió un cheque con parte de la prima y lo devolvió al club


El gesto fue muy bien recibido en Boca.

No se lo vio metiendo un pase-gol de ésos que llevan su sello, como aquel toque sutil a Palermo para el gol a River en el Monumental, en el Clausura pasado. Tampoco se lo vio clavando la pelota en un ángulo mediante un tiro libre, como en aquella final de la Sudamericana 08 contra Arsenal. Ni siquiera se lo vio llevado en andas festejando un nuevo título con la camiseta que ama, como las nueve veces que salió campeón. Sin embargo, en este final de año, como si fuera un partido a puertas cerradas, Juan Román Riquelme consumó su mejor jugada. No fue, como los hinchas hubiesen preferido, dentro del campo de juego. Ocurrió en una oficina, casi sin testigos. En un gesto que lo enaltece, el 10 de Boca cumplió con una promesa que había hecho pública y le devolvió al club el cheque que recibió con parte de la prima de este semestre. “Vamos a ver si la plata que tengo que cobrar de esta parte del año se puede usar para arreglar el vestuario o la cancha. Como hincha de Boca yo no puedo cobrar, no me siento bien cobrando esto. Por eso quiero hablar con el presidente de este tema”, había dicho en una entrevista televisiva.

La noticia fue confirmada por la dirigencia de Boca, que tomó como un buen gesto la decisión del enganche, quien apenas jugó un partido y medio en el Apertura. Después de estar en el centro de la polémica del año debido a la renovación de su contrato por cuatro años, Román no pudo revalidar en la cancha aquella medida tomada por la CD. Pero esto le hace muy bien al que más se la jugó por él: el presidente Jorge Ameal.

En el momento de asegurarse el nuevo vínculo hasta junio del 2014, Riquelme se encontraba lesionado. Operado en mayo de la osteocondritis en su rodilla izquierda, el 10 quería volver a mediados del Apertura para devolver la confianza de los que creyeron en él y demostrarles que estaba intacto a los que no estaban de acuerdo con su continuidad por tanto tiempo en el club, No pudo ser. Su regreso fue ante Argentinos, en la fecha 13. Jugó los 90 minutos. A los pocos días, en un entrenamiento en Los Cardales, sintió un dolor en el tendón de Aquiles de la otra pierna. En el partido con River se notó que no estaba en condiciones físicas para jugar: antes de los diez minutos ya había pedido el cambio. Deambuló por la cancha hasta que en el entretiempo, Borghi lo sacó. No jugó más. Apenas 135 minutos de acción, y no al 100%, es lo que pudieron verlo sus hinchas en este segundo semestre del 2010. Los médicos decidieron que parara hasta el año que viene para evitar un problema mayor.

Dolido y con ganas de haber jugado más, hace unos días se encontró en el vestuario con Daniel Angelici, ex tesorero del club y el hombre que más se opuso a la extensión del nuevo contrato. En el breve diálogo, Riquelme subió la apuesta. No sólo dijo que iba a jugar al menos 15 partidos en el próximo Clausura sino que hasta anticipó el festejo: “Y vamos a salir campeones”. Confiado, espera revertir en el 2011 su mala racha en este año que se va, en el que jugó poco y nada, y en el que no pudo alcanzar un buen rendimiento en lo futbolístico. Justamente, esa situación terminó generando una polémica inútil con Guillermo Barros Schelotto. El Melli declaró que Román había jugado poco debido a las lesiones y que era difícil hacer una evaluación de su juego. Susceptible, Román contragolpeó: “Fue por una operación. Yo no tuve siete desgarros en un año”.

Decidido, la semana pasada, cuando fue a cobrar su sueldo, Riquelme se encontró con un cheque en el que figuraba el monto correspondiente a parte de la prima del semestre. Así como lo recibió, Román lo devolvió. Un pase de primera, en un solo toque, para dejar boquiabiertos a unos cuantos.

A diferencia del polémico “año gratis” que él dice haber jugado (en vez de resignar dinero por los dos años de contrato que le quedaban, negoció jugar uno más), esta vez sí tuvo un gesto que no admite segundas lecturas ni sospechas de demagogia. No se sintió cómodo al cobrar lo que no se ganó y punto. Fue su mejor jugada.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Otra vez un clulebrón....se complicó la llegada a Boca de Julio César Falcioni


El técnico no se puso de acuerdo con Banfield para arreglar su salida y hoy la negociación está estancada. "Boca no tiene plan B", dijo su tesorero.

Parecía una negociación simple, un mero trámite institucional. Apenas se produjo la salida de Claudio Borghi del banco de Boca, el nombre de Julio César Falcioni se transformó en el principal candidato a sucederlo. El técnico, con trabajo y contrato en Banfield, nunca quiso referirse al tema aunque resultó imposible ocultarlo y ese manoseo repercutió en Carlos Portell, quien se mostró ofendido por la posibilidad de la salida de Falcioni y hasta llegó a decir que “la relación del técnico con la gente se había enfriado”.

Tal vez esas idas y vueltas tuvieron su repercusión directa en la reunión de ayer, cuando el representante de Falcioni se sentó con el mandamás del Taladro para arreglar su salida. La llegada a Boca no será sencilla, es más, es mucho más complicada de lo que se esperaba. La primera de las trabas sería económica, ya que los números que Falcioni pretende para su salida no están ni cerca de los que sugiere Banfield y, se sabe, cuando el problema es económico lleva mucho tiempo destrabarlo y justamente lo que Boca no tiene es tiempo.

Otro de los puntos que estarían impidiendo la llegada del entrenador de Banfield a Casa Amarilla, sería el armado de su cuerpo técnico, algo a lo que Falcioni no estaría dispuesto a negociar, por lo que complica de movida una charla con la dirigencia Xeneize. Con todo este panorama, lo que queda en claro es que a Boca se le complicó el futuro. Lo que parecía un trámite y la presentación se haría antes de fin de año, ahora es toda una incógnita y más aún si se tiene en cuenta que Boca no tiene un plan B.

Ese es el tercer punto clave de la negociación con Falcioni. Según el tesorero de Boca, José Manuel Requejo, “Boca hoy no maneja una opción por si no se hace lo de Falcioni. Boca no tiene un plan B”. Ante este mensaje, lo que se desprende es que intentarán agotar todas las instancias para que la negociación entre Falcioni y Boca llegue a buen puerto. ¿Lo lograrán?

Martín Silva, el uruguayo que recibió un piedrazo ante Independiente, suena fuerte para ser el arquero del 2011: grandote, con experiencia y personali


En Uruguay no entienden cómo aún sigue allí. Tiene condiciones para estar atajando en el exterior hace rato, pero no saben porqué no se le dio. Quizá ahora, entonces, se le de la chance, a los 27, una edad ideal para un arquero. Salió campeón, tiene experiencia, fue a un Mundial, mostró personalidad y valentía, es alto, grandote y suena fuerte para convertirse en el arquero de Boca del próximo semestre. Con ustedes, Martín Silva.

¿Quién es? Para los hinchas, el recuerdo más fuerte no es el piedrazo que recibió en cancha de Independiente por la Sudamericana, sino con la Libertadores 2009: fue figura en la Bombonera atajando para Defensor Sporting en la victoria 1-0 de su equipo. Aquella imagen del grandote quedó tan fresca que en ese mismo receso los dirigentes preguntaron por él, pero no se dio: Abbondanzieri no estaba teniendo su mejor racha pero decidieron apostar por él y desestimaron la contratación. Ahora, encabeza otra vez una lista de refuerzos. ¿Por qué? Para la dirigencia no hay otro arquero en el país que haga la diferencia. Porque los primeros nombres que aparecieron (Andújar, Peratta, Romero) no cierran (ver aparte). Porque Lucchetti no conforma y aún no se arriesgan a apostar por Javi García. Y porque encontraron en el uruguayo las cualidades que buscan: personalidad, presencia y partidos. Su carrera incluye las Juveniles con la Celeste, debut en la Mayor con el Maestro Tabárez, viaje al Mundial como tercer arquero y la titularidad casi desde su debut en el 06. Por eso, Boca ya inició contactos con allegados para conocer la situación del montevideano de 1,87 y 82 kilos.

¿Cómo es la situación? Arrancó en las Inferiores de Defensor y es un ícono. Fue capitán del equipo que se quedó con este Apertura, aunque habrá que esperar al Clausura para saber si será el campeón. El club es celoso de él, por eso nunca lo terminó negociando: no lo quieren regalar. Además, el suyo es uno de los pocos clubes uruguayos que no sufre necesidades económicas. ¿Entonces? La puerta podría abrirse por las ganas del Flaco de tener una chance en Argentina, quizá un trampolín hacia Europa. Y ahí apareció Boca, silbando bajito.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Aunque ninguno rescindirá, la dirigencia ya anotó a los transferibles: Lucchetti, Monzón, Méndez, Giménez, Escudero y Mouche se irán si aparecen buena


Diciembre se avecina con la fuerza de las celebraciones, la hora de los balances y la crudeza de las depuraciones. En el fútbol profesional, que por estas horas anda de vacaciones, es momento de las famosas listas negras. No se trata, en el caso de Boca, de jugadores a los que se les vaya a rescindir el contrato ahora y a cómo dé lugar, sino de una decisión tomada por la dirigencia: si llega una oferta potable, será un apretón de manos, muchas gracias y hasta luego.

Cristian Lucchetti, Jesús Méndez, Fabián Monzón, Matías Giménez, Damián Escudero y Pablo Mouche tienen colgado el cartel de “transferibles”. Si bien cada situación es singular y lleva sus propias derivaciones, la mirada general apunta a una prestación deficiente que no conformó. Así, si aparece una propuesta interesante para el jugador y para el club (todos tienen contrato, como mínimo, hasta junio), serán vendidos.

Tal vez el caso más emblemático sea el de Lucchetti. El arquero llegó en junio por pedido de Borghi, atajó los primeros 13 partidos del Apertura, pero tras una discusión con Bichi, lo marginaron y el arco quedó en manos de Javier García. El ex Banfield no logró transmitir seguridad y, en rigor, las actuaciones de García fueron superiores. Falcioni, a pesar de haberlo dirigido en el Taladro, no lo considera un arquero “gana partidos” y prefiere otra opción.

Méndez, adquirido en enero por tres millones de dólares, no se adaptó a la ferocidad del Mundo Boca, estuvo al borde de dejar el fútbol y no justificó la erogación realizada.

Giménez y Monzón tuvieron vaivenes y son reconocidos por la escasez de jugadores en sus puestos, aunque si llegan buenos billetes por ellos, no se pondrán trabas.

¿Escudero? La intención es recuperar la inversión (cerca de 2.5 millones de dólares por el 50% del pase) ya que su rendimiento, matizado por un par de lesiones, no alcanzó. Y a Mouche también pretenden explotarlo en alguna transferencia, considerando que se buscará un extremo de jerarquía.

¿Quedarán, todos, de La Boca para afuera?

Ya hay acuerdo para que Falcioni sea el nuevo técnico de Boca. En la reunión con Ameal hasta hablaron de refuerzos.


Pero falta un detalle: que su representante se junte con Portell para rescindir el contrato con Banfield.

El 7 de enero, en Casa Amarilla, arranca la pretemporada de Boca. Y ahí va a estar Julio César Falcioni para hacerse cargo del equipo. Por lo menos eso es lo que el técnico acaba de definir tras una reunión con el presidente Jorge Amor Ameal. Se pusieron de acuerdo y hasta hablaron de los refuerzos, pensando en mejorar las últimas campañas. Pero todavía falta un detalle por resolver: la salida de Banfield.

Julio César tiene contrato vigente con el Taladro. Su presidente, Carlos Portell, le había dado vía libre para que negociara con Boca. Pero eso no quiere decir que lo regalen... Portell debe reunirse con Sergio Grecco, el representante de Falcioni, para afinar el lápiz y llegar a un arreglo. La rescisión de contrato no es un trámite. En Boca esperan que se resuelva rápido (el encuentro Portell-Grecco puede darse este miércoles), para presentarlo como técnico del equipo y arrancar un nuevo ciclo.

martes, 14 de diciembre de 2010

Palermo llegó a los 300 goles en su carrera, justo ante Gimnasia, pero no hubo festejos


Boca terminó con un pobre empate de local y cerró otro año malo en lo deportivo, sin títulos y sin motivos para brindar.

Cómo puede ser, en un deporte colectivo, que un solo integrante de un conjunto termine el año ganador pero no así su equipo? Boca y Palermo lo hicieron posible. El 2010 será inolvidable para el 9 y olvidable para los hinchas. Suena paradójico porque se supone que los goles del Titán contribuyen a la alegría grupal. Este año, sin embargo, se confirmó que esa ecuación ya no logra el mismo resultado. El Loco hizo el gol N° 300 en su carrera, como no podía ser de otra manera a Gimnasia, pero no le sirvió a Boca para llegar a Navidad al menos con una pequeña mueca de satisfacción. No sólo por el 1-1 final sino por un año muy pobre en lo deportivo, similar al 2009, lo que genera doble preocupación y bronca. Un período en el que se acentuaron las internas dirigenciales, se fueron técnicos antes de tiempo y se lograron récords... pero negativos, no como los de Palermo, el único ganador.

No hay dudas del triunfo del Loco. Es lógico que hubiese deseado volver a salir campeón con Boca, pero su año fue impecable en lo personal. En el primer semestre quebró el récord de Cherro y se convirtió en el máximo goleador de la historia del club. A mitad de año fue al Mundial, entró ante Grecia y convirtió un gol, algo que Messi no pudo. De paso, quedó en los libros como el jugador argentino más veterano en meterla en una Copa del Mundo. Ese hito influyó para conseguir otra victoria pero en los escritorios: Boca le renovó el contrato por un año más.

No terminaron ahí las buenas. El esquema de Borghi contemplaba un doble 9 por lo que nunca hubo polémica si debía jugar él o Viatri. El dibujo táctico se suponía que era ideal para Riquelme. Ausente Román por lesión, terminó siendo productivo para Palermo, con carrileros que trataban de desbordar para tirarle centros a él y con otro delantero de área como para que los rivales no estuvieron atentos sólo a su ya famoso optimismo goleador. Incluso, con la llegada de Pompei, apareció el pibe Araujo como asistidor. El gol de ayer (sumó ocho y quedó a sólo tres de Silva) es la mejor prueba...

Le faltó, claro, lo mismo que a todo Boca: un título. Como en el 09, no hubo grito de campeón. Ni cerca estuvo. Tras la consagración en el Apertura 08, pasaron cuatro torneos. En ninguno se pasó del undécimo puesto. Siempre quedó lejos. Y un dato negativo entre tantos: no ganó ningún clásico en este Apertura (caídas con River, Racing y San Lorenzo; empate con Independiente).

La malaria también pasó por las lesiones. Battaglia se perdió el primer semestre, a Riquelme se lo vio poco en cancha... Y las paredes del vestuario no hablaron tanto como otras veces, pero la patada de Insaurralde a Méndez fue un ejemplo del nerviosismo general. En la dirigencia, la interna es cada vez mayor pese al apoyo a Ameal para elegir al futuro técnico.

Para Palermo, este 2010 fue un año increíble. Para Boca, aun con otra connotación, también.

Boca va por Schiavi, que acepta regresar. Decidirá Falcioni.


Un arquero, un volante, un delantero... A la hora de hablar de refuerzos para Boca de cara al 2011 no se mencionaba la posibilidad de traer un defensor central. Principalmente porque el club ya trajo a tres en el invierno: Matías Caruzzo, Christian Cellay y Juan Insaurralde. Pero varios dirigentes pretenden repatriar a alguien en ese puesto para que transmita la mística dentro del vestuario y contagie al trío que aún está adaptándose al Mundo Boca. ¿El nombre? Rolando Schiavi...

Sí, el Flaco es prioridad para ciertos directivos. Desde que llegó a Newell’s, en cada receso suena para volver. Pero por un motivo u otro, nunca se dio. Ahora, hay chances. Boca lo quiere. Newell’s, por su parte, tiene una deuda importante con él (alrededor de 300.000 dólares) e incluso ya le habrían comunicado a Sensini que no lo va a tener a partir del próximo año. El defensor, en tanto, desea retirarse en el club del cual es hincha. “Y campeón”, dicen que dijo el Flaco, que el 18 de enero cumplirá 38 años.

¿De qué depende? Fundamentalmente, del visto bueno de Julio César Falcioni. Rolo a la vista...

Boca festejaba la victoria y los 300 goles de Palermo.Pero Neira clavó un gran tiro libre y convirtio el empate


Ya está. Terminó un año poco feliz para Boca. Amagó a cerrarlo con una sonrisa por el gol 300 de Palermo, pero este 2010 no era del Xeneize y será rápidamente olvidable. O mejor dicho, habrá que revisar en qué se falló para no repetirlo en el 2011. Esa será tarea de ¿Falcioni?, pero queda el alivio de que el calendario futbolístico terminó.

Ya está. Terminó un año duro y difícil para Gimnasia. En el primer semestre, salvó la categoría en la Promoción ante Atlético Rafaela y cierra el segundo en la misma ubicación. Queda una sonrisa por haber rescatado un punto en la Bombonera gracias a un golazo de tiro libre de Neira, pero ni eso es suficiente consuelo. El Lobo, también ve con buenos ojos que se valla el 2010 y espera con brazos abiertos el 2011.

Ninguno de los dos equipos tuvo el año que hubiera imaginado. Lo que buscaban era terminarlo con una alegría. Y la del local llegó rápido. Palermo gritó su gol 300 en Primera gracias a un centro de Araujo. Ya no hay que sorprenderse por la capacidad goleadora del Titán, que a los 36 sigue vigente como nunca. Y si Martín hace historia, Araujo (pegó un tiro en el palo) y Chávez mostraron ser el futuro de Boca. Si tienen el respaldo necesario, podrán demostrar porqué se los cataloga como cracks.

En el Lobo, la esperanza se centra en Juan Neira. El Diez clavó un golazo de tiro libre para rescatar un punto importante para el promedio. Si llega Guillermo, tendrá un envión anímico extra. El Melli haría la pretemporada y luego decidirá si se suma o no.

No hubo mucho más. Pompei y Morant ya son historia. Boca y Gimnasia cierran el año sin sonreir, pero respiran tranquilos, el 2010 ya fue. Ya está.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Gimnasia será el rival del conjunto de Roberto Pompei a partir de las 19.10, en la Bombonera y con el arbitraje de Diego Abal.


En el último juego para Pompei como entrenador interino, Tito ya tiene a los nombres de quienes recibirán al Lobo en lo que significa el último encuentro para Boca de un campeonato para le olvido. Cristian Chávez se recuperó de una molestia muscular y finalmente jugará como enlace. Otro que se mejoró y también será de la partida es Christian Cellay, tenía un fuerte dolor en el tobillo. Quien no podrá estar es Matías Giménez, quien acumuló ante Banfield su quinta tarjeta amarilla y por eso deberá pugnar con una fecha de suspensión. El juvenil Juan Sánchez Miño será quien entre en su lugar.

Martín Palermo, máximo goleador de la historia de la institución, podrá convertir justamente ante el conjunto platense, su gol número 300 en el fútbol argentino, en lo que significaría un nuevo capítulo en su vida de película.

De esta manera, el Xeneize formaría con: Javier García; Clemente Rodríguez, Cellay, Juan Manuel Insaurralde, Fabián Monzón; Cristian Erbes, Gary Medel, Sánchez Miño, Chávez; Sergio Araujo y Palermo.

Por el lado de Gimnasia, que debe sumar para tratar de salir de la zona de promoción, este partido también significará la salida de su DT, puesto que Pablo Morant volverá a trabajar en el fútbol de Divisiones Inferiores del club. Por su parte, Fabián Rinaudo no jugará por una lesión en el aductor de la pierna izquierda y Alejandro Frezzotti será el volante de marca. Además, Milton Casco reemplazará a Claudio Graf y Juan Neira se ubicará como delantero.

Entonces, quienes saldrían a la cancha serían: Gastón Sessa; Abel Masuero, Pablo Fontanello, Ariel Agüero, Leandro Sapetti; Hernán Encina, Frezzotti, Luciano Aued, Casco; Antonio Rojano y Neira.

Palermo cierra el 2010 como el goleador del fútbol argentino, con 17.


Y, justo ante Gimnasia, al que le hizo 14, quiere festejar el 300...

Tiene todos los condimentos. Es Gimnasia, a quien ya le convirtió 14 goles y es su víctima favorita junto con Colón. Será, además, la despedida de la Bombonera hasta el año que viene. Ya es, aunque queden partidos por jugar, el máximo goleador del año en el fútbol argentino pero, con uno más llegaría a su media anual de 18 goles y, también podría ser el 300 de su carrera. Entre los convertidos en Boca, Estudiantes, Selección y en el fútbol español, ya sumó 299, una bestialidad. Pero claro, hace tres fechas que se le viene negando el grito. ¿Podrá terminar el 2010 dándose ese lujo? Fue un año agridulce para el Loco. Esperaba mucho más, está claro, pero se dio más de un gusto. Fue el año de su Mundial, el primero de su carrera y a los 36 años. Y como no podía ser de otra manera, también dejó su nombre en la historia de la FIFA: con el grito ante Grecia, el 22 de junio, se transformó en el jugador más veterano en meter un gol en un Mundial. Epico.

En Boca también siguió rompiendo redes, más allá de dos campañas decepcionantes. El 12 de abril, ante Arsenal, metió dos y superó a Roberto Cherro como máximo goleador en la historia de Boca, tanto amateur como profesional. Su bandera, la que lo espera en cada partido de local sobre los palcos, tachó el 218 pero la cuenta no se detuvo. Ese torneo, el Clausura, lo finalizó con 10, tres menos que Mauro Boselli, el top scorer. En este semestre también hizo de las suyas: sumó, hasta acá, siete goles, con un hattrick a Colón incluido. Es cierto: aún tiene chances de alcanzar a Santiago Silva, el primero de la tabla, quien contabilizó 11 en total, pero deberá hacer cuatro esta tarde. Es verdad, sabiendo que el rival es Gimnasia y que ya le hizo cuatro goles en el 2007, todo puede pasar.

Se habló de la chance de un retiro prematuro, en diciembre. Pero, con 37 años, sigue vigente. Sus números lo avalan.

domingo, 12 de diciembre de 2010

El representante de Julio César Falcioni, aseguró que "la propuesta de Boca es viable", pero puso un freno. Hay que esperar


"La reunión fue positiva, la propuesta de Boca es viable. Se charlaron cosas en general de lo que es la propuesta que le acercaron a Julio. Veremos los pasos a seguir para hacer las cosas bien. Recién empieza la negociación". Eso fue lo que explicó Sergio Grecco, representante de Julio César Falcioni.

En charla con La Oral Deportiva, el empresario sostuvo que todo va encaminado: "El viernes se comunicaron los presidentes, después se comunicó conmigo Ameal. Ahí tuve una reunión con Portell, sólo una charla, y quedamos que lunes o martes seguiríamos para ponernos al tanto de algunas cosas", añadió.

Grecco aseguró que lo primordial es saber bien qué es lo que pretende Boca y ahí recién hablar con la dirigencia del Taladro. "Primero hay que tener un entendimiento total con la gente de Boca y después hablar con la gente de Banfield", comentó.

Y ojo, si bien hubo reuniones y charlas, para el representante del Pelusa no habrán demasiadas novedades todavía. "Creo que recién el martes puede haber un panorama mas claro", tiró. A lo que agregó: "Creo que no va a haber problemas si Julio decide pasar a Boca. Dejemos pasar los días, que las reuniones se sucedan y que saquemos adelante lo mejor. Igual, no se irá mal de Banfield. Será un hasta luego".

Riquelme cumplió una promesa e invitó con un asado en el quincho del club a todos los pibes de la Quinta que acaban de salir campeones.


Los juveniles, locos por tener de cerca al ídolo.

Chicos, ¿quiénes patearon los penales?”.

Las mesas son largas, casi interminables. Están sentados disfrutando de un mismo asado los pibes de la Quinta, campeones el sábado pasado en su categoría, y varios jugadores de Primera, entre los que sobresale Juan Román Riquelme, que pregunta buscando terminar el excesivo respeto. Fue justamente el 10, en uno de esos gestos que suele tener con los más jóvenes, el promotor de este agasajo y el que se preocupó porque todos se sintieran cómodos.

El propio Riquelme, acompañado por Viatri, Javi García, Giménez, Méndez y Mouche, se encargó de pagar el asado, por una promesa que le había hecho a Nicolás González, jugador de la Quinta y también integrante del plantel de Primera. El entrenamiento matutino del sábado ya terminó y, vestidos de civil, los grandes hacen de anfitriones de los pibes. Ellos ya están en el quincho del club cuando los juveniles empiezan a llegar y con mucha timidez saludan a cada uno de los ídolos.

En una punta de la mesa aparece Pompei, por su cercanía a las Inferiores, junto al DT campeón, el Colorado Regenhardt, el mismo que en diciembre pasado dio la vuelta con la Reserva. En medio de los pibes están Sergio Araujo, Leandro Marín, Marcelo Cañete, Leandro Paredes y Maxi Scapparoni. Y a los seis grandes se les sumó Tito Noir, de regreso tras el préstamo en el Barcelona de Ecuador. Para todos ellos, desfilan por los platos chorizos, ensaladas, tiras de asado y vacío. El Tano Pascual, un hincha que es habitué de Casa Amarilla, y el Pata, un fanático de Tandil que sigue todas las pretemporadas, también forman parte del asado, por invitación de Román. La bebida es gaseosa común y light. Y el postre, helado de vainilla, chocolate y frutilla.

Entre bocado y bocado, aparece la admiración y el respeto, principalmente hacia Riquelme. Lo miran y ven una figura enorme, intimidante. Por eso, él busca romper el hielo. “¿Vos pateaste el primer penal?”, le pregunta al capitán, Nico González. Los pibes contestan en un tono casi imperceptible. “Lo pateó Genaro, es el goleador y me lo pidió”, responde Regenhardt. Y así, Román pregunta uno por uno quién se animó a patear para ganar el título por penales. “¿Vos atajaste alguno?”, le pregunta después al arquero. “Sí, el primero”, contesta. “Ah, se las dejaste fácil a todos”, completa el enganche, antes de cargar al Colo por haber puesto al 2 de 9 para buscar el empate que finalmente consiguió.

La despedida, con la panza llena y la promesa de que el título de la Quinta pronto se traslade a la Primera, es a pura música, con una canción italiana entonada por Pascual, ovacionado por todos al igual que esos juveniles que hace una semana dieron la vuelta olímpica. Un aplauso para el asador...

Ante la ausencia de Giménez, por cinco amarillas, Pompei le da la confianza al pibe Sánchez Miño, que debutará de titular.


El 1° de enero cumplirá 21 años. El festejo lo encontrará seguramente feliz por haber cumplido su sueño: mañana, contra Gimnasia, Juan Manuel Sánchez Miño debutará como titular en la Primera de Boca. Si bien ya jugó unos minutos contra Quilmes y Banfield, la ausencia de Matías Giménez por cinco amarillas hizo que Roberto Pompei confiara en este zurdito técnico para incluirlo entre los 11. “La verdad es que esto que estoy viviendo no lo puedo creer. Es una felicidad muy grande”, cuenta el volante que hace diez años que está en el club.

De chiquito ya se sabía que lo suyo era el fútbol. “Empecé a los cinco años. Mis viejos me llevaron a un club de barrio, Juventud de Saavedra, para jugar al baby”, recuerda. Luego de unos años llegó el tan esperado fichaje de parte de Boca. A partir de ahí comenzó a escalar. Primero en Infantiles. Luego en Inferiores. Y se fue transformando en un jugador polifuncional. Originalmente era volante por izquierda. Pero como no tenía lugar en ese puesto, jugó de 3, de 6, de volante central y hasta de enganche. “La verdad es que nunca me hice problemas por el puesto. Si el técnico pensaba que yo le era útil para el equipo, trataba de cumplirle”, comenta.

En esos pocos minutos en Primera, Pompei lo tiró como volante por la izquierda. Pero durante el ciclo Borghi, Sánchez Miño conoció otra posición, la de doble cinco. “Como la Reserva también jugaba con línea de tres atrás y no había muchas chances como carrilero, Tito empezó a ponerme de doble cinco. Me dio confianza y continuidad, y yo de a poco me fui soltando. Lo bueno de esa posición es que tenés contacto permanente con la pelota”, explica el pibe.

Más maduro, en los últimos tiempos le agregó una cuota de sacrificio a su juego. “Siento que crecí en la lucha para recuperar la pelota, en ser más solidario con mis compañeros”, afirma este admirador de Battaglia, Palermo y, sobre todo, Riquelme.

Apasionado por los idiomas (domina el inglés y el francés), la madurez también le llegó en la vida: hace un año y medio fue papá: “Bautista me cambió la vida. Tomé conciencia de que tengo una familia y eso me da más fuerzas”.