domingo, 12 de diciembre de 2010

Ante la ausencia de Giménez, por cinco amarillas, Pompei le da la confianza al pibe Sánchez Miño, que debutará de titular.


El 1° de enero cumplirá 21 años. El festejo lo encontrará seguramente feliz por haber cumplido su sueño: mañana, contra Gimnasia, Juan Manuel Sánchez Miño debutará como titular en la Primera de Boca. Si bien ya jugó unos minutos contra Quilmes y Banfield, la ausencia de Matías Giménez por cinco amarillas hizo que Roberto Pompei confiara en este zurdito técnico para incluirlo entre los 11. “La verdad es que esto que estoy viviendo no lo puedo creer. Es una felicidad muy grande”, cuenta el volante que hace diez años que está en el club.

De chiquito ya se sabía que lo suyo era el fútbol. “Empecé a los cinco años. Mis viejos me llevaron a un club de barrio, Juventud de Saavedra, para jugar al baby”, recuerda. Luego de unos años llegó el tan esperado fichaje de parte de Boca. A partir de ahí comenzó a escalar. Primero en Infantiles. Luego en Inferiores. Y se fue transformando en un jugador polifuncional. Originalmente era volante por izquierda. Pero como no tenía lugar en ese puesto, jugó de 3, de 6, de volante central y hasta de enganche. “La verdad es que nunca me hice problemas por el puesto. Si el técnico pensaba que yo le era útil para el equipo, trataba de cumplirle”, comenta.

En esos pocos minutos en Primera, Pompei lo tiró como volante por la izquierda. Pero durante el ciclo Borghi, Sánchez Miño conoció otra posición, la de doble cinco. “Como la Reserva también jugaba con línea de tres atrás y no había muchas chances como carrilero, Tito empezó a ponerme de doble cinco. Me dio confianza y continuidad, y yo de a poco me fui soltando. Lo bueno de esa posición es que tenés contacto permanente con la pelota”, explica el pibe.

Más maduro, en los últimos tiempos le agregó una cuota de sacrificio a su juego. “Siento que crecí en la lucha para recuperar la pelota, en ser más solidario con mis compañeros”, afirma este admirador de Battaglia, Palermo y, sobre todo, Riquelme.

Apasionado por los idiomas (domina el inglés y el francés), la madurez también le llegó en la vida: hace un año y medio fue papá: “Bautista me cambió la vida. Tomé conciencia de que tengo una familia y eso me da más fuerzas”.

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