sábado, 11 de diciembre de 2010

Falcioni llegará con su librito pero algo deberá dejar en el camino: su decisión de entrenar siempre a puertas cerradas...


El gesto adusto suele generar un respeto exagerado. Sin embargo, quienes conocen a Julio Falcioni aseguran que a su día a día no le faltan los chistes y las bromas, la buena onda general. Suele tener confianza con los jugadores, hablar mucho con ellos, le gusta sentirse cercano. Lo mismo con la gente que lo rodea. Inteligente, precavido, informado, así lo suelen definir a quien ya se está probando el buzo de DT de Boca. Ese estilo esperan que mantenga cuando sean suyos los pasillos de Casa Amarilla.

Su forma de trabajar es, también, una seña particular. Sus entrenamientos salen de la media. Arrancan temprano y pasan la hora del mediodía: duran de dos a tres horas y siempre con las puertas cerradas a la prensa y los curiosos. Esa es una de las cuestiones que quizá pueda modificar en su llegada al club: desde Bianchi (que trabajaba a la vista de todos) en adelante, sólo se prohibió ver las prácticas para los ensayos formales. Además, en Casa Amarilla hay hasta publicidad estática que siempre se ve reflejada en los medios. Por eso, entre otras cosas, JC deberá ser más flexible...

A la hora de las prácticas, sus bastiones son dos: el trabajo en defensa y la preparación física. El primer ítem es fundamental: tiene el ojo puesto en el fondo, en cómo evitar que le conviertan, algo que hizo fuerte a su Banfield y que a Boca le viene trayendo problemas desde hace tiempo. Defenderse bien y mantener la valla invicta son dos de sus premisas y a partir de eso armará el resto del equipo, que suele pararse con un clásico 4-4-2, con un doble cinco adelantado, que en este caso podría ser suplantado por un recuperado Riquelme.

Su segundo fuerte es la preparación física y para eso tiene a un discípulo de Santella, quien lo definió como uno de sus mejores alumnos. Gustavo Otero es un profe envidiado por muchos. Trabaja fuerte (se vienen los conitos) pero también es de meter muchos juegos alternativos para distender a los jugadores y no sobrecargarlos, además de mantenerlos con buen ánimo.

En Tandil (adonde el profe podría viajar en unos días para ver los lugares de entrenamiento), dicen, se los verá trabajar sin ocultar nada. Allí intentará formar su base, la que buscará respetar a lo largo del torneo, dándole prioridad a los grandes, pero cuidando mucho a los chicos (los va mechando de a poco para no quemarlos). Allí nacerá su Boca y, quizá también, un nuevo Falcioni...

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