jueves, 2 de septiembre de 2010
Boca ya recibió seis goles en el torneo, hay que cerrar el arco nuestro
Los dueños de la línea de 3 de Borghi se plantean un desafío extra con San Lorenzo. ¿Podrán?
Se conocían por ser rivales. Las áreas, en las pelotas paradas, solían ser los puntos de encuentro no demasiados amistosos. Desde hace un tiempo pasaron a ser compañeros en Boca. No sólo eso. Los tres, junto con Christian Lucchetti, son los principales guardianes del arco. Saben que están en la mira por haber llegado hace poco al club y también por el sistema de juego que utiliza Claudio Borghi. Pero no se conforman con el triunfo y la buena actuación ante Vélez. Ellos, Christian Cellay, Matías Caruzzo y Juan Manuel Insaurralde, redoblan la apuesta. El sábado se viene el clásico con San Lorenzo y hay un desafío que los une. “Ahora queremos terminar con la valla invicta”, coinciden ante Olé .
Los números, fríos, por ahora dan negativo. En cuatro partidos, Boca recibió seis goles y nunca pudo mantener el arco en cero. Sin embargo, el nivel del trío sí es positivo. Más allá de algún desacierto puntual, la flamante línea de tres no mostró fallas de funcionamiento. En líneas generales, el equipo del Bichi no venía rindiendo, pero la defensa en sí no había mostrado problemas estructurales ni individuales. “Yo creo que desde el primer partido sentí seguridad en lo que hacía nuestra defensa. Pero como los resultados no se nos daban, había cuestionamientos. Sabíamos, en realidad, que era una cuestión de tiempo”, analiza Cellay. Para Caruzzo, en tanto, “la defensa está bien, la veo sólida. Lógicamente que tenemos que seguir mejorando. Lo bueno es que los tres que estamos jugando en el fondo veníamos utilizando este sistema en nuestros clubes anteriores. Eso facilita la adaptación y el conocimiento entre nosotros”. Para Insaurralde, “es lógico que si perdés, se va a hablar de la defensa. El otro día le ganamos a Vélez y nadie salió a criticar a la última línea. El resultado positivo siempre influye, pero bueno, así son las reglas del juego”.
Borghi los llama “los especialistas”. Cuando asumió, el técnico pidió jugadores con experiencia en línea de tres. Insistió con Caruzzo, con quien había festejado el título en el Clausura, avaló la llegada de Cellay y se alegró por la compra de Insaurralde. Ellos reconocen que haberle ganado a Vélez fue clave para mantener el proyecto. “Era algo que necesitábamos. Estábamos buscando una victoria y gracias a Dios se pudo lograr justo contra un candidato al título. Ojalá que el partido con Vélez haya sido nuestro trampolín”, deseó el ex Huracán y Estudiantes. El capitán del Argentinos campeón resaltó: “Nos vino muy bien ese partido. Por el rival, por el triunfo, por ser en la Bombonera... Ahora llega San Lorenzo, que también es muy difícil, y eso te marca que cada encuentro hay que tomarlo como una final. Estamos contentos y esperanzados con haber empezado una buena racha”. El ex Newell’s coincidió: “Fue un triunfo muy importante. Necesitábamos ganar por el grupo y también para no quedar demasiado lejos de la pelea por la punta”.
Con buena onda fuera de la cancha, el trío admite que es primordial la comunicación dentro del campo de juego, como desea el entrenador. “El diálogo constante es lo que necesita la línea de tres”, asegura Cellay. Caruzzo agrega: “Hablar es importante para poder ordenarnos”. Insaurralde apunta: “Es fundamental que nos hablemos. Así debe ser para funcionar mejor”.
San Lorenzo puede llegar a atacar con el lungo Sebastián Balsas, de 1,97 metros. ¿Cómo frenarlo? “Estando concentrados al máximo en las pelotas paradas”, da la fórmula Cellay. “Hay que tomar precauciones. Me ha tocado defender cientos de veces a un delantero alto como Palermo, al que hoy tengo de compañero. Y si bien Balsas es más alto (el Loco mide 1,87), no creo que cabecee tan bien como Martín”, comparó Caruzzo. “En Newell’s tuve de compañero a Boghossian (1,98), que era una torre, así que uno tiene una idea de cómo marcar en esos casos”, recordó Insaurralde.
La confianza está. Los tres quieren seguir formando parte de los triunfos y también anhelan conseguir algo que seguramente les daría más confianza: “Que no nos hagan goles”.
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