jueves, 25 de noviembre de 2010
No tengo problemas en trabajar con Maradona" y que esperan?
¿Se arreglaron y nadie avisó? ¿O el 10 lo dijo para demostrar que no elige a los técnicos? ¿Qué pasaría si llega Diego? Román se queda o debe pagar una fortuna.
Pregunta: ¿Tu presencia condiciona la llegada de algún entrenador? Escenario: Borghi no duró un torneo y, a la tercera renuncia, se fue. Boca busca técnico que lo reemplace tras el interinato de Pompei. Maradona, tras su paso por la Selección, está libre. En el plantel de Boca está Riquelme, con contrato por cuatro años recientemente renovado. Riquelme renunció a la Selección por Maradona y volverá en cuanto Batista lo convoque, para dar una nueva muestra de que su poblema era Maradona y nada más que Maradona.
Respuesta: “¿A quién, a Maradona? Yo tengo 32 años, sé separar las cosas, tengo todo muy claro, el presidente es el que decide. Si decide que sea Maradona, él va a hacer su trabajo como entrenador y yo como jugador. Y estaremos en el mismo barco para que las cosas nos vayan bien. Nos va bien a todos o mal a todos, nadie se salva solo. Si viene como técnico, va a tratar de hacer su trabajo lo mejor que puede y yo también. Cada vez que entro a la cancha trato de ser el mejor sin fijarme quién es el entrenador, así que no tengo problema en trabajar con él”, dijo en Fox Sports.
Firma: Juan Román Riquelme.
¿Qué pasó? ¿Maradona y Riquelme se amigaron y nadie avisó? ¿Sellaron al menos un pacto de no agresión? ¿Diego puede ser el técnico de Boca? Traducción: Primero lo último. Después de la reunión de mesa chica de ayer, queda claro que el Diez no está entre las prioridades de la dirigencia (ver página 7). Pero la declaración de Román no deja de llamar la atención.
Puede sonar contradictorio y hasta amigable que, después de un distanciamiento que parecía irrevocable, ahora Riquelme se refiera a Maradona simplemente como Maradona. La situación es que el sujeto en cuestión dejó de ser “el técnico de la Selección”, apelativo preferido de Román para referirse a él; y que lo mencione como “el ex técnico de la Selección” quedaría sencillamente ridículo. Sobre todo porque, llegado el caso (improbable) de que compartieran actividades en el club, deberían tratarse al menos profesionalmente. Y esto no significa que algo haya cambiado. Es que más allá de estas cuestiones de forma, hay una realidad: si Maradona llega a Boca, Riquelme también se quedará, aunque no le guste. Antes que nada porque tiene un contrato que contempla una cláusula de rescisión de las dos partes. Si es Boca el que decide cortar, debe pagar la totalidad del vínculo. Si es Riquelme, debería retribuir al club con una cifra que supera largamente un año suyo de contrato.
La relación entre Riquelme y Maradona sigue tan rota como estaba. Román llegó a renunciar a lo que probablemente era su último Mundial por una cuestión de códigos, por defender a su amigo Coco Basile -antecesor de Diego en la Selección-. Habló de cuestiones personales, de distintas formas de encarar la vida. Y es difícil que eso cambie. O imposible. Esa actitud le valió, además, el reconocimiento de casi toda la Bombonera (el casi excluye a la Doce, que se maneja en el campo rentado), que tomó parte por él en el enfrentamiento de los ídolos y obligó a un largo exilio de Maradona.
Si el enganche hace esta declaración tan explícita es para ponerse a salvo de quienes dicen que es el dueño de Boca y pone o saca técnicos. Una frase del estilo “Si viene Maradona, yo me voy” lo igualaría justamente a quien él ubica del otro lado de sus códigos de conducta.
Y también se sintió libre para hablar porque sabe que sería una incoherencia de la dirigencia hacerlos convivir, algo así como tirar una colilla encendida en un pastizal seco, voraz, listo para arder. Una apuesta es incompatible con la otra. Riquelme y Maradona son dos proyectos diferentes, una planificación laberíntica sin línea en el horizonte. Aun cuando los dos logren imponer el profesionalismo por sobre las diferencias indelebles.
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