sábado, 12 de marzo de 2011
Román tocó la pelota y el lunes recibiría el alta médica. Debe darle al gimnasio.
Cada día, una noticia. Así es la vida deportiva de Riquelme. Lo que el jueves fue alegría porque había salido a correr, ayer se transformó en otra jornada placentera: Román se reencontró con su mejor amiga, la pelota, y juntos empezaron a transitar la recta final del regreso. ¿Fechas? Para no crear falsas ilusiones, es preferible mantener la cautela y seguir observando el minuto a minuto de la recuperación. Tal vez, pueda volver frente a Olimpo, pero a esta altura de los acontecimientos y considerando los antecedentes y la patología de la rodilla del 10, se torna imposible asegurar cuándo pisará otra vez una cancha.
Por lo pronto, la buena nueva es que la inflamación de la rodilla prácticamente desapareció y que ahora el enganche debe dedicarse a intensificar los trabajos en el gimnasio. Ayer otra vez corrió por Casa Amarilla, realizó los laburos kinésicos y le agregó algunos toques de pelota, acaso un mimo ante tanta mala. Su obligación, repiten en el club, es lograr el fortalecimiento muscular que lo ayude a evitar otra recaída.
El lunes, parece, recibiría el alta médica. Luego, según avisó Falcioni, pasará al departamento físico: “Pasito a pasito veremos la tarea que tenemos que darle”. El tipo de lesión del 10 no permite establecer una política de trabajo a largo plazo. Su tratamiento está organizado por Jorge Bombichino, su kinesiólogo personal, y ejecutado por los médicos de Boca. Sin embargo, en el club coinciden en que el único que puede lograr una mejoría es el propio Román y señalan al gimnasio como el lugar en el que debe internarse si quiere que su futuro no sea de consultorio en consultorio.
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