miércoles, 9 de marzo de 2011
Palermo está inquieto porque los goles no llegan y si bien Falcioni hoy no piensa en sacarlo.
El 9 se quedó hablando con él y sus ayudantes: van a buscar abastecerlo más.
Sentados a un costado de la cancha principal de Casa Amarilla, Martín Palermo, Matías Caruzzo y Javier Sanguinetti (ayudante de campo) hablan, gesticulan, trazan movimientos imaginarios con sus manos una vez terminada la práctica matutina. No hace falta ser mosquito para saber de qué va la cosa: el funcionamiento del equipo, la respuesta de la defensa, el poco abastecimiento que recibe el Titán, lo que pasó con Vélez, lo que pasó antes de Vélez, lo que ocurrirá ya, el sábado, en el Nuevo Gasómetro.
Tampoco es necesario que Palermo lo admita públicamente para entender que el 9 está preocupado por las escasez de situaciones. Más de una vez Martín mencionó al gol como su vida misma y es, en definitiva, lo que le está faltando por estas fechas. Encima de todo, con el retiro a la vista, acá nomás, a la vuelta de la esquina. Es lógico, entonces, que el Loco esté loco... Por ese festejo que no llega, claro.
Por eso, la charla que empezó con Caruzzo, siguió con un grupo más importante ya que de a poquito se fueron sumando Falcioni, el PF Gustavo Otero, Omar Píccoli (el otro fiel ayudante del DT) y Néstor Lo Tártaro (entrenador de arqueros). Más allá de que son habituales los diálogos y el intercambio de pensamientos entre el delantero/jugadores y el cuerpo técnico, justo se dio en un contexto negativo para el goleador: cuestionado, por estas horas hasta se llegó a instalar que el partido con San Lorenzo podría condicionar su titularidad. Sin embargo, por ahora tiene crédito y el DT no vislumbra la chance de sacarlo, más allá de que Viatri no esté ok. Ojo, ya avisó que no hay intocables y lo demostró con la exclusión de Riquelme. Y Palermo, además, ya dejó en claro que “lo mismo que le pasó a Román, nos puede pasar a mí o a Sebastián (por Battaglia). Son decisiones del técnico”.
Caruzzo y Palermo, los extremos del equipo a nivel posicional, son de esos futbolistas a los que les gusta hablar en detalle de cuestiones futbolísticas y buscar solucionar las fallas. Al 9, puntualmente, se lo nota inquieto por su sequía (en 2010 convirtió 18 tantos y se consagró como goleador del año) y tanto Falcioni como los suyos lo saben, lo entienden, y por eso ya están abocados en provocar una mayor alimentación del equipo para el goleador. No es que antes no se hizo o se buscó, sino que ahora la exigencia de una mejoría también nace desde la necesidad.
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