martes, 8 de marzo de 2011

El 9 no la mete y lo peor es que tampoco cuenta con situaciones en este equipo que, sin Román, no juega para él.


Así, disminuyen sus posibilidades de seguir entre los titulares.

Un gol en seis partidos en lo que va del 2011. Escasas situaciones para convertir en las cuatro fechas de este Clausura. Un equipo que, sin Riquelme, no juega para él pese a haber laterales ofensivos y carrileros que desbordan. Una edad y una particular característica de juego suya que le juegan en contra al depender del equipo y no poder generarse él mismo una jugada de peligro. Así, Martín Palermo no tiene chances. No sólo de poder hacer un gol. También de mantenerse en el equipo. El caso Román es una muestra de que a Falcioni no le tiembla el pulso con los históricos. ¿Jugará el Titán contra San Lorenzo? De seguir como titular y no meterla, ¿alguien puede asegurar su permanencia entre los 11 más allá de ese partido? La incógnita surge por su falta de gol pero mucho más porque tampoco está cerca. Son contadas las oportunidades que tuvo para meterla (dos asistencias de Riquelme ante Godoy Cruz, un rebote que le quedó en el área versus Racing, un cabezazo y la jugada del gol anulado contra All Boys) y eso dispara el debate: ¿este Boca de Falcioni juega para el 9? A simple vista, la respuesta es no. El equipo metió sólo dos goles en el Clausura (Erviti a Godoy Cruz y Mouche a Racing) y el jugador que más situaciones tuvo fue Mouche. En este equipo vertiginoso y vertical que planta JC, Palermo parece estar a contramano. O queda desconectado allá arriba o no llega al área cuando un compañero tira el centro buscándolo a él. Así, su tarea se ve limitada a pivotear o a tratar de embocar algún cabezazo gracias a una pelota parada. Además de ayudar a despejarla en la propia ante cada córner o tiro libre del rival.

Su deficiencia para generarse situaciones tampoco lo favorece. En otros tiempos, una jugada intrascendente se transformaba en un grito de gol debido a su oportunismo (y a su optimismo). Por ejemplo, ante Estudiantes, en el torneo pasado, le pegó de media vuelta, desde afuera del área, y la clavó junto a un palo. Hoy tampoco goza de esa suerte.

Sin Riquelme, vaya paradoja, Martín no tiene a nadie que lo entienda. Mouche termina muchas veces él mismo las jugadas por consejo del cuerpo técnico, que lo incita a definir o buscar más el arco. Al resto le falta ese pase-gol a lo Román. Clemente va al fondo pero no se le recuerda un buen centro desde el gol a Racing en el Apertura, convertido por Viatri de cabeza. Erviti aún no se vistió de asistidor (¿lo hará?). Colazo y Rivero hacen la banda y desbordan pero sus centros no encuentran la cabeza del 9. Así, sus chances se desvanecen...

Ejemplo de profesional (clave para cualquier futbolista de 37 años), Palermo ya se refirió a una eventual salida. Fue cuando le preguntaron por Román. “Son decisiones del técnico. Pasó en su momento con Guille, con el Pato... Me puede tocar a mí, a Battaglia.. Uno tiene que respetarlo”, explicó. El DT, en principio, piensa bancarlo, pero nadie garantiza que el Loco no siga los pasos del 10 si no convierte.

Su récord negativo fue en el Apertura 09, cuando estuvo ocho partidos sin meterla. Se desquitó con un doblete al Banfield campeón de Falcioni, el día de la coronación. Las chances parecen agotarse. Palermo no sólo busca un gol. Busca no perder el puesto.

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