miércoles, 21 de julio de 2010
Pablito jura que cambió y que sus errores le sirvieron para crecer.
Habla de Borghi, de su madurez y de su noviazgo con Luli Fernández.
Estás motivadísimo? -Sí. Estoy muy enchufado, trabajando a full, muy tranquilo y con mucha actitud.
En Wellington oscurece temprano en esta época del año. Después de las cinco y media de la tarde, la ciudad se vuelve nocturna, apacible, sin el ritmo que impone el día. Luego de la cena y en la intimidad del hotel, se vislumbra como la condición ideal para charlar a solas con Pablo Mouche. ¿El nuevo Mouche? Son apenas sensaciones, pero esta gira lo encuentra sereno, calmado, sonriente y de buen humor.
-¿Cuánto te beneficia que no traigan delanteros? -El análisis que puedo llegar a hacer es que los dirigentes y el cuerpo técnico han confiado en lo que hay en el club. Se nota en la pretemporada cómo nos prestan atención. Borghi es un técnico que le da mucha confianza y seguridad al jugador. Tiene una relación cercana, que no es común en muchos técnicos. Y eso te hace muy bien.
-¿Vas a seguir sufriendo los partidos o ya te relajaste? -Yo nunca sufrí los partidos. Las cosas que pasaron, quedan atrás. Esto es una nueva etapa y lo que pasó se borra. Sirve para aprender, para que no vuelva a pasar. Pienso que si uno no se equivoca, no crece. Si no tiene errores en la vida o en su trabajo, no crece. Estoy mucho más tranquilo. Lo que pasó, pasó. Y ahora hay que pensar en lo que viene.
-¿Por qué creerte que esta vez será la definitiva y que nunca más se te va a volver a salir la cadena, como en esas dos expulsiones (ver aparte)? -Es que no se me salió la cadena. Son errores que uno tiene y que los asume. Y después decide o no repararlos y no hacerlos más. Por ejemplo, yo me acuerdo que hace un tiempo conté que iba al psicólogo, pero iba por la ansiedad de querer jugar, de fastidiarme porque no me ponían. Y ahora lo que pasó es otro tema. Son dos conceptos diferentes. Uno no se equivoca en una sola cosa. Voy a tener 1.000 errores. El tema es no volver a cometer el mismo error... Lo fundamental es hacerse cargo y que no vuelva a ocurrir. A mí no se me sale la cadena. No soy ningún loco. Soy una persona normal, que tiene un temperamento diferente a otros, como todos somos diferentes. Y tengo errores como todos. Pero ahora estoy muy contento con el trabajo que estoy haciendo. No tengo que volver a cometer el mismo error y punto. El que lo quiera entender, bien y el que no, no.
-¿Y todavía vas al consultorio de tu psicólogo Guillermo? -No, ahora tengo otro. Se llama Daniel. Es una nueva etapa y la verdad es que estoy muy tranquilo.
-Hace un tiempo dijiste que si te ofrecían un contrato por diez años lo firmabas ya... -(Risas) Lo sigo esperando, je.
-¿Hasta cuándo tenés contrato? -Renové por tres años más. Y estoy recontento por eso.
-¿Te quisiste ir en el receso? ¿Cuál es la verdad? -(Silencio) Ehhh, si me preguntan, tenía dudas... Pero no era algo que me volvía loco, que era definitivo. Quizá por todo lo que pasó, se generan dudas. Después, cuando pensás en frío, cambian las ideas y ahí analizás las cosas de otra manera.
¿Borghi te habló?- -Sí. En una charla que tuvimos nosotros dos.
-¿Te gustó? -Sí. Me hizo muy bien. Me ayudó mucho.
-¿El te convence desde su mensaje? -Es un técnico que tiene una idea clara, que la transmite muy bien hacia nosotros. Es muy simple.
-En los últimos tiempos se habló mucho de tu vida privada. ¿Te cambió en algo tener una novia conocida? -No voy a hablar del tema. Es un diario deportivo, ¿no? Sigamos hablando de deportes entonces.
-Sí, Pablo, pero hay gente que si jugás mal va a decir que es porque estabas con tu novia en tal lado y ahí sí repercute en lo deportivo. Entonces, ¿te molesta que digan que jugás mal porque estás con Luli? -¿La gente no tiene novia? ¿No tiene esposa? Sale a comer con la novia, con la esposa. Yo tengo una vida común y corriente como todos. Que sea conocida o no es una cosa de la vida. Yo estoy muy tranquilo y trato de no escuchar a la gente. No me molesta. Si quieren pensar algo, que piensen lo que quieran. Yo siempre hago las cosas normales. Voy al cine, voy a comer, me quedo en mi casa... Lo mismo que hacen todas las personas. Por eso, no me molesta lo que puedan llegar a decir. Yo sé que estoy muy tranquilo y pasando por un gran momento.
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