martes, 20 de julio de 2010

El Boca que se viene...3 atrás esperemos que funcione


Con el 3-4-1-2 como esquema ya definido, Borghi busca instalar un juego con poco traslado, pases y movilidad.

En medio del frenesí, de una gira atípica por un continente jamás visitado por un club argentino y de curiosidades encontradas a cada paso que se da, hay un equipo de fútbol. Un equipo de fútbol que va en vías de construcción.

Boca está gestando una nueva manera de jugar. Su fisonomía táctica ya se asoma definida, el 3-4-1-2 será una marca indeleble del conjunto de Borghi. Ahora bien, ¿cómo ejecutará su sistema? Este cuerpo técnico tiene una idea clara: instalar el juego a dos o tres toques. Buscan la movilidad permanente de los posibles receptores y así facilitar el trabajo de los que tienen la pelota para darles más opciones.

De a poquito, se empieza a ver un bosquejo de lo que Bichi pretende. Los ensayos de fútbol reducido realizados en esta parte del mundo sirven para observar la dinámica de movimientos. Será una constante, a lo largo del ciclo Borghi, los partidos 11 contra 11 en espacios más chicos, ya que al entrenador no le convence disputar una práctica a cancha entera entre profesionales (lo hace, en cambio, entre titulares y juveniles).

Ayer, por caso, Bichi decidió darle rodaje a su criatura. Aun mezclados entre titulares y suplentes, hubo 40 minutos de fútbol, serio, sin regalar nada, con la consigna de jugar siempre a dos toques y de tratar de ofrecer una salida limpia desde el fondo. De un lado, García; Muñoz, Cellay, Achucarro; Acosta, Erbes, Mazzola, Peña (uno de los ayudantes del DT); Mouche, Blandi y Araujo. Del otro, Lucchetti; Marin, Caruzzo, Insaurralde; Gaona, Méndez, Monzón; Cañete; Pipo Borghi (hijo de Bichi) Viatri y Colazo. Los dos equipos, por supuesto, se pararon con una marcada línea de tres en el fondo. Fue un 2-2 intenso con goles de Colazo, Viatri, Araujo y Blandi. Sin embargo, lo más importante fue la búsqueda constante de precisión en velocidad y la intención de salir con corrección por los costados, todavía una falencia de este Boca. Borghi considera que los laterales deben acercarse a los centrales y estar bien ubicados para recibir la recepción. “No me sirve un carrilero estacionado de wing”, explica. Su objetivo es no complicar a los zagueros y pretende que sean los volantes centrales, con la ayuda de los laterales, los que inicien las jugadas. El DT quiere que el 5 de mejor manejo se haga cargo de la pelota.

Los conceptos están claros: poco traslado, rotación y juego ágil, aun sin convertirse en un equipo totalmente vertical y frenético. Será cuestión de ir aceitando la máquina...

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