domingo, 26 de julio de 2009
Sin Román, Basile probó a Insúa y Marino como dupla creativa. Piensa en el arranque del torneo.
Los adoradores dirán que está en todos los detalles.
Los detractores dirán que fue casualidad.
La realidad cuenta que Alfio Basile, en la primera práctica de fútbol con los tres refuerzos en cancha, probó un equipo que bien podría ser el que ponga en el debut del torneo Apertura, contra Argentinos. Y que Juan Román Riquelme haya adelantado su viaje a Europa (pasó por España y mañana se suma al resto de la delegación en Munich) no aparece como un problema: el 10 fue expulsado en el cierre del Clausura, contra Colón, y deberá cumplir con una fecha de suspensión en el comienzo del campeonato. Así, sin JR, el tándem Federico Insúa y Guillermo Marino aparece como las probables usinas de fútbol. Tal como lo probó el DT...
Fueron 45 minutos de fútbol en los que, mayormente, se vio al Pocho como volante por izquierda y a Marino de enganche. Fue en ese puesto donde el zurdo envió un centro que Palermo bajó de cabeza para que Tito Noir definiera mano a mano con Javier García. Luego los rotó: por unos minutos colocó al ex Newell's en la banda y a Insúa de enlace. "Por izquierda jugué en Independiente, con Menotti. Es un puesto que conozco bien", explicó el volante que solía usar la 10 en la etapa anterior de Basile en Boca. Se vio un equipo más dinámico cuando la pelota la llevó Insúa, y algo más pausado cuando la subió Marino. Sí: son características, diría Miguelito Russo.
Otra variante de juego que mostró este equipo fueron las aproximaciones al área de Gary Medel. Azuzado un par de veces por Palermo con un "llegá Gary", el chileno mostró personalidad al pegarle un par de veces desde afuera del área. En contención, se paró a la derecha de Battaglia, con tendencia a cerrarse, lo que dejaba un pasillo amplio para las trepadas del lateral izquierdo rival; de hecho, fue Krupoviesa quien envió el centro que, tras un error de Morel Rodríguez, Lucas Viatri transformó en el empate para los suplentes.
En los laterales, se vio más decidido a subir a Gunino por la derecha que a Monzón por la izquierda. El uruguayo probó algunas veces con llegar hasta el fondo, sin mucho suceso, y se mostró siempre como alternativa de apertura de juego cuando la pelota se trababa en el costado opuesto. Igual, se sabe que a Coco lo seduce la proyección de Monzón, una característica que el pibe impondrá por naturaleza propia durante los partidos.
Basile intervino pocas veces con algunos gritos de aliento. Se dedicó más a observar un equipo sin Riquelme y que se parecerá bastante al del debut en el torneo, al del debut en el principal objetivo xeneize del semestre.
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