viernes, 31 de julio de 2009

Román ganó el concurso de TyC Sports, jugó un rato y se llevó la gran ovación del estadio, que lo reconoció como un crack mundial.


Son esos aplausos que sólo despiertan los elegidos, los distintos. Y Riquelme, queda claro, es uno de ellos, una de las superestrellas del planeta fútbol. Ayer, cuando entró a la cancha en lugar de Gaitán, apenas pisó el campo a los 17 minutos del segundo tiempo, el Allianz Arena lo recibió con una ovación. Sí, la misma que le dedicaron a Ronaldinho, el crack del Milan. O hasta superior. Impresionante. ¿Y cómo respondió Román a ese público diverso que lo reconoce como una figura mundial? Con varias apiladas, con la participación directa en el empate de Boca y con una ejecución de lujo en los penales que definieron el tercer puesto: la picó, al medio, para mostrarle a todo el estadio que se no había equivocado en celebrar su calidad. ¡Hasta Van Gaal lo saludó!

En definitiva, Román parece haber arrancado esta temporada, la que él quiere que sea una de las mejores de su carrera, con reconocimiento propio y ajeno. Mientras ayer recibió esa bendición/distinción como jugador de elite, por estos lados, en Argentina, fue elegido ganador en el programa "El mejor después de Diego" (TyC Sports), en el que a través del voto de la gente participó de una eliminación con cracks de todos los tiempos y les terminó ganando la semi a Messi y la final a Zidane. Después de Maradona, así, él. Justo ahora que la cosa con el DT de la Selección no está bien.

Pero no sólo el Allianz Arena le rindió tributo a su talento. También lo hizo Ronaldinho, el mismo que se llevó la otra gran ovación, el que charló con Román antes del partido y, después, se llevó su camiseta. El 10 de Boca hasta se dio un abrazo en cancha con el personaje más inesperado: sí, Van Gaal, el mismo DT que lo borró del Barsa y que lo sacudió en la presentación de esta Copa ("No tenía el nivel suficiente para jugar en mi equipo", dijo), se acercó a Riquelme y se saludaron con respeto y algo más...

Antes, en la cancha, Román mostró algo de su jerarquía internacional en 28 minutos. En varias gambetas en las que utilizó su habilidad, en la conducción de este Boca que con él definitivamente es (y ayer fue) otro equipo, y en su aporte en el gol del empate: buen pase para el Pocho, centro y gol de Viatri. El cierre, claro, fue con show. No era para menos.

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