domingo, 6 de febrero de 2011
Y toque, Boca, toque. Walter se la da a JR en la práctica de ayer. La química ya se ve.
Son dos pibes que andan bien, los subí y me parece que los voy a empezar a poner”, dice Tito Pompei mientras se despide de la gente en Casa Amarilla. El DT de la Reserva tuvo que armar un equipo para enfrentar a los titulares de Julio Falcioni y metió a dos cracks en su equipo. Uno, el de pelo corto, le hizo ganar el partido 1-0. El otro, sin tanto contacto con la pelota, le hizo siempre la segunda a su compañero en el medio y se destacó en el segundo partido. No se equivoca Tito si los pone. ¿Los nombres? Juan Román Riquelme y Walter Erviti. Con ellos alcanza, parece.
Esteban Orfano, volante escurridizo de la Cuarta, cumplió su sueño cuando armó un jugadón por derecha para que el 10 definiera el partido, cruzado, casi de media vuelta, al arco que defendió Lucchetti. Fue el único gol en los 36 minutos que jugó Román. La primera práctica de fútbol de la jornada se terminó cuando el 10 estiró el brazo para agarrar una botella de agua, extenuado por los más de 30 grados. El enganche merecía un stop: corrió como un pibe más y no desentonó a pesar de compartir el medio con juveniles como Mazzola y Orfano, de jóvenes 18. Se lo vio en óptimo estado: picando por ambos costados, más por la izquierda, intercambiando funciones con Erviti, más volcado hacia el centro, tocando, organizando, dándole indicaciones a todos, aún a algunos más experimentados como Viatri o Noir, sus compañeros de ataque. Su frase final, cuando Sanguinetti decidió hacer un parate para tomar agua, sembró incerdidumbre: “Se me cargó”, le dijo al doc agarrándose la pierna. ¿Razones para preocuparse? Ninguna: mientras el equipo estuvo en Mendoza, Riquelme realizó un fuerte reacondicionamiento físico, el viernes hizo fútbol y ayer, previo al ensayo, también realizó tareas de definición y ataque. Por eso, con esos 36 minutos le alcanzó para hacerle saber a Julio César que está en carrera para jugar ante Godoy Cruz. Después, dependerá del DT.
Yo soy tu amigo fiel. Así como en el primer picado se destacó Román, en el segundo se lo vio más liberado a Erviti, ya más volcado al rol de creador sin el otro 10 en cancha. Entre ambos está claro quién es el que hace un laburo más sucio, el que abre los espacios y libera marcas: al menos ese fue ayer el trabajo de Walter. En esos 36 minutos, el que llevó la batuta del equipo de los pibes fue el 10 y su socio lo ayudó en las tareas pesadas. “Román es lo más grande que hay”, lo definió el ex Banfield, chocho con la segunda práctica juntos.
Después, ya formando parte de un equipo mixto, Erviti se paró casi como un doble cinco cerca de Battaglia (Somoza salió junto con JR). Y se lo vio mucho más suelto, con más contacto con la pelota. Así, completó 60 minutos de fútbol. Y una victoria ante sus futuros compañeros de la mano de Román, como para irse acostumbrando.
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