sábado, 12 de febrero de 2011
Otro táctico a full de JC, que los hizo jugar con las manos buscando mejorar movilidad y hasta les explicó cómo actuar en la barrera. ¡Enchufadísimo!
Vamos que son las 11 de la mañana, eh”.
El grito de Falcioni busca sacudir a sus jugadores. El mensaje es claro: los quiere despiertos. A horas nomás de su debut en Boca, el técnico se muestra enérgico, metido, exigente. Quiere pulir los últimos detalles del equipo que saldrá a la cancha, mecanizar movimientos, buscar variantes. Por eso, así como pide, elogia: “Eso es, perfecto, así, perfecto”, se entusiasma. Y enseguida se vuelve a poner firme, serio, duro: “Pará y jugá, viejo, pará y jugá”, impone su autoridad. Ahí, lo sabe, está su mano. La mano del DT.
Justamente con la mano fue el trabajo que inició la mañana. Distendido, el ejercicio mostró un grupo de buen humor, casi dentro de un clima ideal. La consigna era clara: los jugadores debían recibir la pelota con la mano y pasarla con el pie. Todo de aire. Todo por arriba. Buscando movilidad y precisión, porque la bola no podía caerse y los goles sólo valían de cabeza. Así, con momentos de rugby (se armaban espontáneamente scrums) y otros, si se quiere, de básquet (anticipo y corte de los pases con la mano), el plantel tuvo un rato para marcar que anímicamente arrastra los resabios del verano y la expectativa por una nueva etapa.
Después, hubo un intervalo para las pesas del Profe Otero y en el último tramo de la mañana, para que el DT terminara de ir cerrando el estreno. Aunque no confirmó arquero ni equipo, otra vez separó a los mismos 11 de la semana. Les habló durante diez minutos, les marcó movimientos y luego comenzó a ensayarlos. Está claro que este equipo tendrá mucho de la impronta y la creatividad de sus dos talentosos (Erviti y Román), pero también la mecánica de los movimientos trabajados, para no dejar detalle librado al azar.
El DT no sólo trabajó en la salida de mitad de cancha, a partir de sus laterales. También repitió una y otra vez los saques del arco del rival con la idea de que su equipo estuviera bien parado a la hora de recibir al rival en su campo, cortar y abrir juego. En ese sentido, reiteró varias veces una frase que define su convicción de equipo ante un ataque o una contra del adversario: “Ahora los quiero armados, vamos, paraditos. Román, vos quedate afuera”, fue la indicación que mostró una línea de cuatro bien marcada, otra de tres agazapada ante el ataque rival y Riquelme sin cruzar la línea de la pelota, fuera de ese escudo defensivo, sin responsabilidades de marca.
Así, bajo estos lemas, Falcioni sigue modelando a su Boca. Y ayer quiso repasar varias de sus consignas. Hoy hará pelota parada. Y mañana, mañana mismo, en plena Bombonera, se verá su mano.
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