jueves, 2 de julio de 2009

Hace once años Bianchi llegaba a Boca


Un antes y un después. Hasta el 2 de julio de 1998 a Boca le costaba hilvanar una serie de títulos al hilo. A partir de ese día, todo fue demasiado sencillo. Y para que ello ocurriera tuvo que venir el Virrey.



Carlos Bianchi asumió ese día como entrenador de Boca. Su paso ganador por Vélez Sársfield con seis títulos a cuestas le daba la chapa suficiente como para ilusionar a los Xeneizes. Ya lo había avisado el ‘Toto’ Lorenzo cuando en una fiesta conmemorativa a la Intercontinental del 78’ le pidió a los hinchas que le tuvieran mucha fe al nuevo DT porque, según él, se venía un ciclo histórico. Y no se equivocó. En lo más mínimo.



Se estaba jugando el Mundial de Francia y Bianchi estaba allá, contratado por la televisión mexicana. Le pidieron que volviera antes para poder presentarlo y que comenzara a trabajar desde el inicio de la Pretemporada. Así fue. Llegó acompañado de Carlos Ischia como Ayudante de Campo y de Julio Santella como PF. Tras la presentación, todos a Tandil. La Posada de los Pájaros fue el primer testigo del nacimiento de una Era brillante. La más brillante de toda la historia del Club.



Su primera decisión fue darle la titularidad a Guillermo y a Palermo y poner a Riquelme en su función natural. Además, trajo a Ibarra y a Barijho y lo afirmó a Samuel. Su primer partido como DT fue siete días después, en un amistoso en Rosario. Le ganó 4 a 2 a Central.



De la mano de Bianchi, Boca logró el Bicampeonato de la Temporada 98’/99’ y la Triple Corona en el 2000: Copa Libertadores, Apertura e Intercontinental, todo en un mismo año. Otra Libertadores, en el 01’, fue su último título durante su primer ciclo. Y no hay que olvidarse del record de 40 partidos consecutivos sin conocer la derrota. Ese equipo fue diferente, mágico, invencible.



Un día se fue. Y todo Boca lo sintió. Pero no tardó demasiado en volver. Apenas un año después, regresó con todos los honores. Esta vez, en compañía del ‘Toti’ Veglio como Ayudante y otra vez con Santella como PF. Era el comienzo de 2003. Otro año glorioso. Copa Libertadores, Apertura e Intercontinental en doce meses. Y al año siguiente, eliminó a River en el Monumental en la Semifinal de la Copa. Aparte, todo esto con una demostración de fútbol brillante. Es probable, aunque esto va en el gusto de cada uno, que entre mayo y diciembre de 2003 se haya visto al mejor Boca de todos los tiempos. Jugaba de memoria y ganaba caminando. Era la época en la cual hubo varios partidos en los que Bianchi sacaba a un jugador del campo si lo veía mal físicamente aunque el equipo terminase jugando con diez. Y ganaba igual. O en la que se ponía 2 a 0 a los quince minutos y después regulaba los otros setenta y cinco.



Ya pasaron once años. Once inolvidables años del comienzo de una gesta histórica y gloriosa. Ahora salir campeón seguido es natural en nuestro Club. Un tal Carlos Bianchi nos mal acostumbró.

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