El frío y la lluvia, intransigentes en épocas de pánico general por la Gripe A, obligaron al Chueco Alves a realizar la práctica vespertina de ayer en el gimnasio Quinquela Martín, escenario, al cabo, de un concierto de gambetas, tacos, chiches y demás yerbas. Pintó el tiki tiki...
Divididos en cuatro equipos de seis jugadores cada uno, el cuerpo técnico dispuso un campeonato en el que se enfrentaron todos contra todos a dos ruedas en partidos de seis minutos. El equipo de Abbondanzieri, Palacio y Cía (vestidos de azul) fue el que se quedó con el título, basado, claro, en el exquisito pie izquierdo de Nico Gaitán. El zurdo, aún con la frescura y la habilidad de las épocas en las que disputaba los picados en José C. Paz, fue una de las figuras de la tarde y artífice principal, pues, de la gran perfomance de su equipo.
Había que jugar a dos toques, pregonó Alves, por eso se lucieron los futbolistas dotados de un pie fino, caso Damián Díaz, Chávez y algunas pinceladas de Riquelme, quien abandonó un rato antes el entrenamiento. Y también había que jugar a cara de perro sintió Seba Battaglia, que se tira al piso hasta en un picado con zapatillas. Consustanciados a full con la práctica, los jugadores se lo tomaron en serio. Hubo algunas sonrisas, pero sobre todo, intensidad en cada juego. Desde afuera, mientras se enfrentaban dos equipos, el resto observaba, lanzaba alguna chicana y hasta se entretenía, como Palermo, con los hijos del Pato.
Silbato en la boca para Alves, cronómetro en mano para el Profe Alfano, desde el cuerpo técnico alentaban permanentemente a sus muchachos. La práctica fue seguida también por muchos socios que andaban por el club y aprovecharon para pispear de cerca a sus ídolos y obtener algún autógrafo. A la salida los futbolistas recorrieron a pie el camino hasta Casa Amarilla y ahí fueron interceptados por algunos fanáticos que bregaban por una firma.
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