sábado, 21 de mayo de 2011

Un 21 de Mayo de 2008: Boca le gana al Atlas en México por 3 a 0.( Deleitate con el video)


Riquelme no la vio y Boca pareció estar dormido. Es más, al minuto y medio de juego Mendivil tuvo una buena chance y la desperdició por la vehemencia con la que fue a rematar esa pelota. Primer susto para Ischia y compañía. Hasta acá, 0-0 y clasificación para los mexicanos.

Sabiendo eso, Boca no tardó en equilibrar el juego. Riquelme se asoció con Cristian Chávez y la pelota pasó a pies del equipo argentino. Y fue el diez quien se encargó de generar la primera chance del Xeneize. Tras una asociación con el Pochi y Morel por la izquierda, Román tocó para Palacio que no pudo superar al defensor rival para poner el primero.

Pero esa tendencia se acentuó en los minutos siguientes. Antes de los 10, el sector izquierdo de Boca le ganó las espaldas a los defensores rivales y quedó en inmejorables posiciones para que el nueve la metiera como suele hacer. Pero las dos veces que, primero Palacio y después Morel, llegaron hasta el fondo, no había nadie, ni Palermo, para empujarla. Ya estaba más que claro el planteo de los dos. La visita atacando y el Atlas jugando de contra.

Igualmente, el Atlas no era punzante en sus ataques y el fondo de Boca no sufría. Toda la acción pasaba por el campo local. La mejor muestra de eso llegó a los 18 minutos. Riquelme se puso la capa de superhéroe y habilitó como bien sabe hacer él a Palermo. El nueve, que no había estado en su lugar en las anteriores chances, recibió, se sacó a un hombre de encima y le pegó al arco con poca fuerza. Pero la pelota se le escurrió al arquero y tomó rumbo hacia el arco con destino de gol.

La suerte esta vez estuvo del lado de Boca, como en otras tantas ocasiones. Pero no se le puede adjudicar todo a ese factor. El Xeneize salió a ganar y se encontró con la ventaja en el mejor momento: 1-0 merecidísimo contra un equipo que no era sólido en la mitad de la cancha y mucho menos en el fondo.

El resultado no modificó el rumbo del encuentro. A pesar de que la clasificación ya estaba en manos de Boca, el equipo de Ischia no se durmió y siguió buscando el arco rival. ¿Atlas? Muy poco. Apenas un remate de Mendivil y un posterior rebote de Marioni, que controló Migliore.

Por eso no iba a ser extraño que Boca estirara la ventaja. Lo demostró Palermo, nuevamente. Palacio se escapó en velocidad por el centro, esperó al goleador y lo dejó con una habilitación mano a mano frente al arquero, que nada pudo hacer. Apenas pasados los 30 y 2-0. Gran actuación de Riquelme, muy bueno lo de La Joya y mucho mejor lo del Loco, dueño de todos los aplausos.

¿Eso era todo? No, nada que ver. Era la tarde de Palermo y lo iba a demostrar con una definición de lujo. Riquelme otra vez puso una pelota monumental para el Pochi Chávez, quien se escapó por el centro. El juvenil vio al goleador y lo dejó sin marca en la puerta del área para que la picara frente al arquero y le pusiera el broche de oro al primer tiempo y a la clasificación xeneize a las semifinales de la Copa.

Ya la historia estaba liquidada. El segundo tiempo no debía ser un problema para el Xeneize y por el contrario, lo fue para el Atlas. Si bien el equipo de Miguel Brindisi salió a buscar el descuento y la hazaña (necesitaba cuatro goles para clasificar), chocó con un contratiempo que le puso punto final a la esperanza mexicana. Riquelme volvió a habilitar a Palacio de manera espectacular y el delantero encaró hacia el área. Bava, que no pudo hacer demasiado en el primer tiempo, lo cruzó en la medialuna y el árbitro lo expulsó.

El partido se terminó mucho tiempo antes de que Raúl Selman pitara el final. Atlas buscó más con un hombre menos, pero fue en vano. Boca se posicionó para esperar ese silbatazo y festejó su clasificación a las semis con un Riquelme en plenitud y un Palermo intratable. Ahora espera rival, pero volvió a demostrar que cualquiera que se le ponga adelante tendrá que lidiar con la mística de un equipo totalmente ganador. Ese cualquiera puede ser San Lorenzo, si pasa a la Liga. De no ser así, deberá medirse con el vencedor de la serie entre San Pablo y Fluminense. Que piensen los demás. Boca ya hizo lo suyo y promete más. Acá está el campeón.

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