miércoles, 13 de abril de 2011

Falcioni está enojado por el bajo nivel de varios jugadores y la poca reacción ante Lanús.


Y aunque cuidó las formas, ayer mandó mensajes para los suyos...

Cuentan que la charla técnica del entretiempo frente a Lanús fue de las más duras desde que Falcioni asumió en Boca. 48 horas después, la calentura del técnico no disminuyó. Que su semblante cambie después del domingo dependerá exclusivamente de los jugadores...

JC está enojado por la falta de reacción de los futbolistas y sorprendido por algunos niveles individuales. Luego de repasar el video del partido del domingo se sigue preguntando cómo se repitieron tantas imprecisiones, por qué se produjeron errores de novato y qué pasó para que la fibra del equipo se modificara de manera abismal de un partido a otro, contabilizando a Colón y a Estudiantes como adversarios serios.

Ayer, ese fuego que lleva dentro, el técnico no lo exteriorizó. Y cuidó las formas públicas: “Siempre hay autocrítica. No es que no me gusta hablar, sino que más me gusta actuar en el campo”, dijo. Aunque alguna crítica para los suyos dejó exhibir: “Sabíamos que Lanús nos iba a esperar y salir rápido, especialmente por el lado derecho. Vimos la secuencia del rival, los videos...”, dijo. A buen entendedor...

Si bien no volará cabezas por los aires, ya analiza cambio de esquema ante Tigre, aunque dejó en claro que las razones no pasan por el parado táctico. Y ahí, en definitiva, les pasó otro mensajito a sus jugadores. Para JC, el sistema no da derecho al pataleo.“Acá nadie protestó. Es más, todos se han sentido cómodos con el funcionamiento porque ninguno jugó fuera de su lugar”, comentó.

Como nunca, Falcioni quedó en una situación límite. A ver: si pierde no renunciará (hace tres semanas le dijo a Olé que de Boca lo tendrán que sacar con “un escribano”) y los dirigentes no lo echarán, pero la sexta derrota del torneo (sobre diez partidos) contribuiría, cuanto menos, a una coyuntura demasiado tormentosa para el club más exigente del país. Por eso, el DT intentará que el fuego sagrado del grupo reaparezca el domingo. Además, claro, de saldar la enorme deuda futbolística que ya parece de un moroso incobrable.

Pese a que Ameal le demostró su apoyo en público y en privado, el entrenador es consciente de que la única manera de revertir su imagen es enhebrando una serie interesante de triunfos. Resultadista a ultranza, a veces posiciona sus decisiones en función de qué marque la chapa los domingos. Sin embargo, esta vez el resultado no logró maquillar la deslucida cara que mostró el equipo.

Una costumbre ya en los últimos dos años de sequía, los técnicos más recientes de Boca se decepcionaron con el rendimiento exhibido por el plantel. Desde Ischia a Borghi (Bichi hasta habló de “pánico escénico”), pasando por Basile y Alves, aun considerando que hubo un recambio grande de jugadores, ningún entrenador consiguió que el grupo respondiera y así todos terminaron marchándose por la puerta de atrás.

Falcioni todavía aspira a que la puerta no se le cierre. Y quiere que la imagen que ilustra esta página, el lunes muestre una cara y un gesto de felicidad.

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