domingo, 23 de enero de 2011

A seis meses del retiro, Palermo dio el mejor espectáculo veraniego: una asistencia, un gol de cabeza, más tacos y pisadas varias que enloquecieron a


A Martín Palermo le suele pasar de todo en un mismo partido. Es ya un clásico. Va de la comedia a la tragedia con demasiada facilidad. Del ridículo a la hazaña. El lo reconoce, sabe que eso es parte misma de su esencia, de la esencia de su carrera. Anoche, en su primera aparición del 2011, lo volvió a demostrar: 1) Le dio un pase de gol a Colazo, 2) Recibió un planchazo de Almeyda que le hizo de goma el tobillo derecho, 3) Metió un cabezazo de contraanticipo para su propio gol a River, y 4) Se animó a pisadas, taquitos y locuras aplaudidas por todos.

Por ahora, en este verano, las apariciones del goleador sólo habían sido en las prácticas. Desde un primer momento, Julio Falcioni decidió dejarlo afuera del debut ante Independiente y reservarlo junto a otros titulares para este superclásico. Anoche, entonces, Palermo salió a la cancha en dupla con Mouche y los dos se las arreglaron para complicar a River. Pero el Loco dio el mejor espectáculo veraniego.

Mouche apareció de entrada, con un robo de pelota a Almeyda que terminó en falta recibida. Palermo lo hizo un poco después, pero cuando apareció no se detuvo. A los diez, estuvo en la jugada que terminó en el primer gol: Clemente, Colazo, Chávez, Mouche, pase de Palermo y gol de Colazo. A los 23, sufrió un patadón de Almeyda que le dobló el tobillo derecho y asustó a todos. A los 32, anticipó a Román y la clavó adonde no llegaba Carrizo. A los 41, se la bajó de cabeza a Mouche y lo dejó mano a mano. Y a los 45, de un lugar imposible, buscó el arco y aunque la pelota terminó en cualquier lado, la gente enloqueció.

El show del Loco siguió en el segundo tiempo. Con otro cabezazo y un mano a mano (ambos tapados por Carrizo), más tacos y pisadas que hicieron levantar a los hinchas y a los suplentes xeneizes. La imagen de Viatri parado junto al campo, rompiéndose las palmas de tanto aplaudir, dice más que mil palabras. “La verdad es que estaba muy confiado y tranquilo a la hora de hacer las cosas”, explicó. Y se notó.

No te vayas nunca...

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