miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ahora agarra Pompei. ¿Y después?


Un nuevo mazazo. Otro más... El último. La séptima derrota en 14 partidos consumió el poco crédito que le quedaba a Claudio Borghi, quien llegó debilitado tras las discusiones con varios jugadores, y ahora la tarea de los dirigentes es intentar que termine el campeonato sentado en el banco antes del inevitable adiós. La imagen final del Bichi, en cuclillas, con cara de mirar sin ver, era una buena postal del momento.


Los dirigentes, quedó dicho, querían que siguiera hasta diciembre. Porque no había plan B. La realidad es que, conociendo este panorama, al técnico le pidieron antes del partido que no se fuera en el Monumental como hizo Brindisi en 2004, sobre todo en caso de derrota. No lo hizo prácticamente, no lo dio a conocer, pero sí se lo comunicó a los dirigentes: chau, se terminó un ciclo en el cual sumó 17 puntos y no pudo ganar ninguno de los cuatro clásico que jugó (tres derrotas y un empate). Borghi no habló después del partido públicamente, aunque habría confirmado que se va, que renuncia. Y cerca de las 23.30 dejó el hotel donde se concentró con el equipo. Pasaría a saludar a los jugadores.


Pasada la medianoche, el presidente Ameal habló en la puerta de la concentración y no quiso confirmar el alejamiento de Borghi, como para que en la historia no quedara que otro DT fue echado por River. Pero así fue: perdió Borghi el superclásico y adiós. Por la tarde habrá una conferencia de prensa donde se oficializará el futuro inmediato. Ahora vuelve a asumir Tito Pompei, quien viene dirigiendo a la Reserva. Y quien ya tiene pensado mechar a muchos pibes (Araujo, Sánchez Miño, entre otros) después de lo que vio en los últimos partidos. Una ventaja para arrancar: cuenta con el apoyo de los jugadores. Para el futuro, ya se tiran nombres: Julio César Falcioni y Blas Armando Giunta.

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