sábado, 31 de julio de 2010

Un 31 de Julio de 1999 Boca golea al San Pablo 5 a 1 ( video gol de Guille)


Boca metió caños, lujos y goles: le hizo cinco al San Pablo en su debut en la Mercosur y demostró que la juega en serio. Se divirtió y divirtió a toda su gente.
LA PERLITA DE LA TARDE. Ibarra toca suave sobre Rogerio: es el tres a cero.

Un equipo brasileño jugó en la cancha de Ferro. Se vieron caños hasta de taco, un lateral pasando al ataque como un avión y definiendo con categoría, toquecitos para aquí y para allá, paredes dentro del área, goles bonitos, asociaciones colectivas para admirar. Se transmitió la sensación de que ganarle era más que difícil. Y ése fue Boca. Con el sello de sus rivales, pasó por arriba al San Pablo, ex equipazo en el arranque de la década del 90. De punta a punta. Con un gol a los 3 minutos y otro a los 46 del segundo. Y dicen que es aburrido...

Este Boca no necesitó de campañas publicitarias del tipo de las de Fernando de la Rúa, el candidato a presidente, para salir a refutar su fama de equipo poco divertido. Para nada. En el primer avance del partido, el Melli Guillermo hizo pasar la pelotita por entre las piernas de un brasileño estando de espaldas, de taco. Divino. ¿Más? Sí, más. Sin cambiar por jugar a nivel internacional, el equipo del Virrey se hizo fuerte mirándose en su propio espejo. Es decir, a base de presión en la salida, despegue rápido de los volantes, rotación de sus delanteros y contundencia. Con el esquema de siempre -cuatro en el fondo, tres en el medio, un enganche y dos delanteros- y con la capacidad también conocida goleó y a más de uno enloqueció (esto sin contar a los defensores del San Pablo). ¿Se podrá hacer algo para que la Libertadores empiece ya en vez de esperar hasta el 2000? En sólo 180 segundos, tiró a la basura gran parte de la charla técnica de Carpegiani. Los brasileños, que se habían posicionado para esperar en el inicio, tuvieron que formar decididamente una línea de tres "verdadera" en el fondo. Es decir, que los laterales volantes pensaran más en atacar que en colaborar y formar una de cinco. Jugaron con un 3-4-2-1. La consecuencia se vio enseguida: dejaron muchos más espacios libres. Por allí se metió Barijho y le hicieron penal. Por allí se filtró Guillermo y también lo derribaron en el área. Dos penales, cero problema. Con Palermo mirando detrás de sus anteojos oscuros en la platea, Barros Schelotto se paró frente a Rogerio y lo fusiló al mejor estilo de Martín cuando los mete. 22 minutos, 3 a 0. La gente ya pensaba (mal) en Chacarita y en qué hacer a la noche. Con decir que cuando Raí hizo el 1-3, Boca tardó en meter el cuarto gol menos de dos minutos.

Vivir sin él. Hablando de Palermo, hay que decir que el equipo no lo extrañó, más allá de su importancia. Y la responsabilidad es compartida. Por el sistema ganador que ideó Bianchi, donde parece que cualquiera que entra juega bien, y por el que entra. En este caso puntual, por Barijho. Rápido de piernas, algo que no era cuando llegó al club el año pasado, enchufado, reemplazó al goleador de muy buena manera. Un repaso de los goles lo deja en claro: participó en el primero, el segundo, el tercero y metió el quinto en el final.

El fue una de las figuras, sólo por debajo de Guillermo. Molesto por su mal pasar por la Copa América, el Melli declaró convencido que no era un jugador de cabotaje. Y en su vuelta oficial a Boca empezó a hacer cosas para que no se dude de su palabra. Porque además de los dos goles de penal ya contados, él provocó el primer derrumbe brasileño. Después de un centro de Barijho, le entró mal a la pelota, reaccionó rápido para buscar el pique y definió a la derecha de Rogerio. En el primer tiempo fue imparable. Su tarde habría sido inolvidable si no hubiese bajado un poco la guardia en el segundo, donde se fue un rato del partido y Bianchi lo cambió por el "Pelado" La Paglia.

Ese cambio y el de Gustavo por Basualdo terminaron con el rato menos lúcido de Boca, los primeros veinte minutos del segundo tiempo. Con ellos en la cancha recuperó la posesión de la pelota y volvió a mostrarse como un equipo, algo que significa mucho más que seis letras. Así Boca fue fiel al discurso de Bianchi, quien dijo que se tira a los dos torneos, e ilusionó a su gente. Mientras, se imagina a los hinchas de River y a los demás mirando al cielo maldiciendo: los que pasearon a los brasileños son los que ahora buscan el Tri. Los que sólo quieren divertirse.

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