miércoles, 6 de abril de 2011

Hace casi un año y medio que Boca no mete tres triunfos seguidos. Ahora, la apuesta del plantel es darse ese gusto.


El compromiso de los jugadores, cuenta Julio César Falcioni a quien quiera oírlo, es el regocijo del día a día. El técnico nota un grupo compenetrado, abocado a la causa y consustanciado con el mensaje que baja el entrenador. Será por eso, entonces, que en el vestuario ya se firmó el próximo objetivo: ganar tres partidos seguidos, guardar en el archivo una vieja racha y arrimarse un poco más al pelotón que peleará con seriedad el campeonato.

El archivo, en este caso, es demoledor. La última vez que Boca logró enhebrar tres victorias consecutivas fue hace casi un año y medio. En aquel Apertura 09, el equipo comandado por el Coco Basile derrotó a Vélez (3-2), a Racing (2-1) y a Tigre (2-1) y sumó nueve puntos al hilo en las fechas 7ª, 8ª y 9ª. Después, con el Chueco Alves, con Tito Pompei y con Claudio Borghi la irregularidad fue la cara visible de diferentes formaciones normalmente apagadas. Ahora, las alegrías en Santa Fe y ante Estudiantes en la Bombonera actúan como una inyección anímica para inmunizar a un grupo que venía cacheteado y se despertó, esperan, a tiempo.

Otra vez, el inicio de la semana fue a pura sonrisa. El DT volvió a intercambiar algunas bromas con los periodistas que observaban el entrenamiento en la tribuna de la cancha principal de Casa Amarilla, aunque sigue con la postura de prohibir el ingreso al playón del estacionamiento para que la prensa no pueda tener un contacto directo con los futbolistas. Siguió de cerca el ensayo formal de los suplentes contra la Reserva, mientras el preparador físico Gustavo Otero se ocupaba de los titulares, con ejercicios regenerativos. Aquí también reinó la buena onda y hasta al Loco Palermo, el ídolo tan cuestionado en los últimos tiempos, se lo vio riéndose y de muy buen humor. Riquelme, por su parte, arrancó otra semana sin dolores (tras haber jugado tres partidos seguidos después de casi un año) y con “la rodilla fenómeno”, según su propia definición.

Recuperado el espíritu, ahora el foco está puesto en mejorar la elaboración de juego, mantener la intensidad y personalidad y volver a conseguir un triunfo para que aquella serie ganadora de 2009 no quede en un simple recuerdo. “No sé si estos dos triunfos nos sirven para mejorar, tenemos que ir partido por partido”, avisó Riquelme. Lanús, el domingo, tendrá la última palabra.

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