lunes, 17 de enero de 2011
Hugo Ibarra dejó el lateral sin dueño y el Pampa, que estuvo dos años sin jugar, buscará ganarse el puesto.
Haber venido a la pretemporada, jugar los 90 minutos y sentirme bien”. José María Calvo enumera las razones de su felicidad. Más abajo queda, como dato anecdótico, que el sábado además lució la cinta de capitán. A él, en realidad, lo que más le importaba era volver a sentirse jugador de fútbol. Y logró algo más que eso: que la gente se acordara de él y, aún más importante, que el técnico se diera cuenta de que el único lateral derecho natural que tiene este plantel está disponible para cuando lo necesite. En esos 90 minutos que jugó, por momentos el Pampa se vistió de Ibarra para llegar al fondo, tirar algún centro y sorprender como lo hacía el formoseño. El Negro... Calvo.
Sabe el Pampa que tiene una chance. Luego de ese año y medio eterno que tardó en recuperarse de una lesión que casi lo margina del fútbol, a fines del año pasado pudo regresar en la Reserva y, cuando pensaba que sería otro semestre en el ostracismo, Falcioni lo convocó para viajar a Tandil y que él mismo demostrara si estaba para la Primera de Boca. “Estoy muy conforme y contento. No me tengo que quedar con esto. Tengo que seguir trabajando. Seguir mejorando. Es el inicio luego de una inactividad muy larga, por lo que me pone muy feliz”, declaró ayer.
Sin embargo, hay que aclarar que este no es el mismo Calvo que tuvo que ser operado en el 2009 por la rotura del ligamento cruzado anterior y una lesión osteocondral (se produjo por el desgaste del cartílago). Con 29 años, el Pampa tuvo que aprender a correr. Como ya había sufrido una lesión anterior en esa misma rodilla (lo operaron de meniscos en el 2003), en la última intervención quirúrgica que le realizó Jorge Batista tuvieron que hacerle una corrección del eje de la rodilla izquierda, sin saber cuál iba a ser el resultado final y si iba a poder volver a jugar al fútbol. Así, el Pampa tuvo que aprender a trotar primero, a picar después, casi como un nene que da sus primeros pasos. Con la contención psicológica de Mara, la profesional que tiene el club para estos casos, Calvo logró salir adelante. “Nunca voy a bajar los brazos”, había dicho.
Ahora, el lateral derecho tiene su chance, quizá la última, de quedarse con ese costado de la cancha que en los últimos años ocupó el Negro Ibarra y que ahora no tiene dueño. Sus competidores son Christian Cellay, marcador central, Gary Medel, que ante Independiente se paró en el medio, y Clemente Rodríguez, que jugaría por la izquierda. “Lo importante es que pueda sentirme bien, agarrar un buen estado físico y estar en condiciones para que el DT pueda contar conmigo”. Todo eso ya lo logró. ¿Y ahora?
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