martes, 18 de enero de 2011

Riquelme está en duda para el Súper del sábado. Se encuentra mejor, pero podrían cuidarlo para el torneo.


Faltan cuatro días para el primer superclásico del año y en el búnker de Boca analizan un tema importante: ni más ni menos que la presencia o no de Juan Román Riquelme.

¿Tiene sentido arriesgarlo? Esa es la pregunta que se hacen por estas horas en la Posada de los Pájaros. El 10 está regresando de una larga inactividad, ocasionada por una cirugía en su rodilla izquierda. Si bien es un amistoso veraniego, que el rival sea River genera otra cosa. De ahí la duda de si es conveniente que reaparezca el sábado o se prepare para llegar en buena forma al debut en el Clausura vs. Godoy Cruz.

Riquelme arrancó esta etapa de preparación en Tandil sin guardarse nada. Participó de los circuitos de fuerza en donde inclusive arrastró el trineo, también hizo los trabajos de potencia aeróbica en la pista de atletismo, realizó la actividad completa en el exigente arenero del Centro Naútico, cumplió con el circuito de fuerza del tren medio y superior, corrió por las cuestas de las sierras y acarició la pelota en cada una de las actividades futbolísticas. Dentro de un plan previamente establecido, el jueves pasado se decidió bajar las cargas de trabajo para no seguir al límite, porque la idea es tenerlo en perfectas condiciones el 13 de febrero, cuando arranque el torneo. “De acuerdo a lo pautado estuvo realizando tareas de musculación con el kinesiólogo Leo Betchakian. Es normal que un futbolista que pasó por una cirugía de la magnitud que él tuvo, durante el resto de su carrera, además de las actividades de campo, sostenga una permanente rutina de gimnasio para fortalecer la pierna”, le explicó el doctor José Veiga a Olé .

En mayo del año pasado fue operado por el doctor Batista. En principio se le diagnosticó un síndrome meniscal interno en su rodilla izquierda, pero, además, debieron realizarle una denominada toilette quirúrgica porque se detectó que sufría de osteocondritis. Encaró la rehabilitación y volvió a jugar el 6 de noviembre ante Argentinos. Diez días después, en el Súper, fue reemplazado en el entretiempo por una molesta tendinitis en el Aquiles. Por lo tanto, en los últimos ocho meses sólo pudo jugar 135 minutos.

“El último semestre fue difícil para él, por no poder estar, y para el técnico, por no poder contarlo. Nosotros le estamos proponiendo una buena puesta física para que esté bien. Cuando uno está bien físicamente tiene más aire para jugar, pensar y decidir. Y si a Román lo tenemos en esas condiciones, será un jugador clave”, afirmó Falcioni. Por esa razón se entiende la idea de no apurarlo, de ir llevándolo de a poco.

Riquelme, está claro, es el abanderado de la estética, la circulación y la precisión. Cuando juega produce un doble efecto: impone respeto a sus rivales y potencia a sus compañeros absorbiendo presiones. “Es difícil encontrar a un jugador de sus características, con su personalidad y su experiencia. Si no está, trataremos desde el funcionamiento del equipo buscar diferentes alternativas en juego”, explicó el DT.

Faltan cuatro días para River, ¿arranca Román?

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