domingo, 31 de octubre de 2010
En los pies de Román está el fútbol que Boca necesita: por primera vez metió un pase-gol, Giménez lo aprovechó y Borghi ya disfruta...
Pase en cortada, pase largo, pase corto, pase a la red. Todas las variantes son suyas. Ayer, por caso, fue el pase gol. A Matías Giménez. Sobre el vértice derecho del área grande, entre Riquelme y Viatri arman una doble pared corta. El 10 descarga hacia la izquierda y el ex Tigre, con un zurdazo violento, cruzado y bajo, establece el empate para los titulares. Por ahora, esas ráfagas de talento le alcanzan a este Boca para ir dando muestras de mejoría. Despacito, pero avanza. Pase a pase...
Fue el tercer ensayo formal de Román en una semana. Lo hizo el martes, lo hizo el jueves y también ayer, con el primer pase-gol. Se ganó, entonces, el descanso del domingo libre para volver a trabajar el lunes, ya con la cabeza puesta en el regreso ante Argentinos, el sábado. Habrá tiempo, seguramente, para algún picado más que ayude a seguir aceitando un funcionamiento que, en 12 fechas, apareció en cuenta gotas. Claro que con el 10 en cancha parece todo más sencillo, pero en todas las líneas aún hay cosas por ajustar. No por nada, más allá de su presencia, esta semana las prácticas finalizaron 0-0, 0-1 (gol de Paredes para los pibes) y 1-1. Eso sí, en los tres partidos hizo la diferencia. El martes, les metió dos “tomá y hacelo” a Cellay y Clemente. El jueves, a Viatri y Clemente, otra vez, les dio pases en diagonal para que ellos generaran su espacio en el área. En ninguno de los casos pudieron usufructuarlo. Ayer, al menos, sí. Giménez comenzó a explotar lo que implica tenerlo como compañero. El los potencia.
Más allá de lo que el 10 genera en ataque, además colabora para modificar algunas formas de este equipo que está, justamente, en formación. Ya se nota una mayor tenencia de balón a comparación con lo visto en los últimos partidos del torneo. Riquelme se tira atrás, la pide, la devuelve y regresa a buscarla. A partir de sus pies, el equipo trata de hacerse amigo de la pelota. Un paso adelante.
El otro cambio importante, es de actitud. El equipo está bien parado defensivamente, no sufre sobresaltos, controla bien la pelota en la zona cercana al círculo central. Todo eso, claro, producto de que el balón pasa por JR y hace jugar corto. Falta sorpresa y desequilibrio al llegar al área rival, pero suma solidez. Los jugadores se hablan mucho entre ellos y eso genera que funcionen los relevos y las coberturas. Y que los espacios atrás estén bien cubiertos. Un segundo paso adelante.
Llega el 0-1. Buena jugada individual de Juan Manuel Imbert, Battaglia lo baja cerca del área, pero llega Enzo Ruiz y la cuelga del ángulo izquierdo. Golazo. ¿Lo positivo? Si bien el team de Borghi sufre un sofocón, y queda en evidencia que Seba no tiene una buena mañana, Boca no pierde los estribos. En nueve minutos apenas llega la igualdad, que tranquiliza, a pesar de ser sólo un ensayo. Es otro paso adelante.
Después, se suceden los intentos individuales, que también valen. Dos remates de Riquelme. Un desborde de Palermo para el centro atrás y tiro de Battaglia; y un tiro de lejos de Viatri. Boca va. Otro paso...
¿Le falta? Sí. A Román, que a veces da la sensación de necesitar un par de prácticas más (no en lo futbolístico, sí en el ritmo). Y al equipo, que es demasiado largo y no presiona en el medio. Así, al 10 le cuesta encontrar el hueco que deje mano a mano y de frente al arco a los dos 9. Pero, en los 47 minutos que jugaron, la sensación no es excelente, pero es mejor. Pase a pase...
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