viernes, 5 de noviembre de 2010

Por expectativas de éxito y gratitud hacia el club, el Bichi no se ve en la Roja en este momento.


Pero además, su conflictiva relación con el poder chileno lo bajaría de la candidatura.

Por más que ellos no lo reconozcan, existen varios puntos en común entre Marcelo Bielsa y Claudio Borghi. Ambos son argentinos que fueron exitosos en Chile (el Loco en la selección y el Bichi en Colo Colo) y muy queridos por la gente. En lo futbolístico, los dos son fundamentalistas con su esquema (el 3-3-1-3 de uno y el 3-4-1-2 del otro). Y hay una coincidencia más que los une y que es clave para entender el presente y el futuro inmediato de ellos: se llevan mal con el poder político chileno. Por un lado, la ideología de Bielsa, contraria a la del gobierno trasandino y al de las autoridades que ganaron ayer los comicios en la ANFP, lo llevó a renunciar a su cargo. Por el otro, las diferencias de Borghi, principalmente con el presidente del país, Sebastián Piñera, serían determinantes para que no lo elijan como sucesor del Loco. Hoy, salvo una catástrofe ante River, parecería haber Bichi en Boca para rato.

En la conferencia de ayer, sus declaraciones continuaron la línea de la nota realizada por Olé en su edición del jueves. “Yo soy el técnico de Boca y ojalá que por mucho tiempo”, remarcó. También aclaró que hasta ahora no recibió ningún llamado desde el otro lado de la Cordillera. Admitió que ni tiene pensado un proyecto para el seleccionado. Y hasta dio a entender que no se sentiría cómodo, en este momento, con la metodología de trabajo que impone dirigir una selección, lejos de los rutina diaria de un club. Por si fuera poco, opinó que su eventual desembarco en Chile sería un cambio de rumbo: “Yo que ellos me inclinaría por seguir en la misma línea”.

En su entorno lo ven difícil pese a que su nombre figura entre los candidatos. “Lo tienen que poner porque es querido por la gente, pero es sólo una pantalla”, se animó a aventurar alguien del círculo cercano de Borghi. Si bien en Chile podrían tomar una decisión demagógica y dejar de lado ciertas diferencias, no parece fácil que él sea el elegido si Piñera tiene incidencia sobre Segovia y la nueva dirigencia. El actual presidente del país compró (y aún mantiene) un 14% de las acciones de Colo Colo cuando el Bichi era el técnico. Y en esa época hubo cortocircuitos, incluso públicos, entre ambos. No fue casual que, cuando ocurrió el episodio de los mineros, el entrenador haya declarado: “Fue una buena gestión la de Piñera por más que yo no esté de acuerdo con su política”. Gente cercana al Bichi asegura, también, que el desplante que Bielsa le hizo a Piñera (lo saludó sin cortesía al volver del Mundial), abrió la puerta para esta salida.

Así las cosas, no es un hecho ni mucho menos que le ofrezcan el cargo a Borghi. ¿Qué pasaría si eso sucediera? “Si alguien viene a hablarme, lo voy a atender por buena educación. De ahí a que pase algo es difícil. Además, la nueva dirigencia asumiría recién a partir de enero”, explicó. ¿Especulará, entonces, con sus resultados de acá a fin de año? Borghi lo negó: “No voy a pensar que si gano dos partidos en Boca contestaría que no y si pierdo, que sí. Sería injusto. Me sentiría orgulloso si llegara a ser verdad que integro una terna, pero yo soy técnico de Boca y eso ya responde que no tengo pensado otra cosa por el momento”. De hecho, le reconoció a Olé que ya está pensando en refuerzos para el 2011. Y Fernando Felicevich, su representante, dijo que Borghi “es joven y tiene tiempo para dirigir una selección”.

Que no se aferre contundentemente a su cargo suena lógico. Primero, por la imprevisibilidad del fútbol argentino. Segundo, por su forma de ser. “Soy el técnico de Boca hasta que el tiempo, los resultados y los dirigentes lo digan”, enumeró. Desmenucemos: si es por el tiempo, su contrato vence el 30 de junio y su idea es cumplirlo. Si es por los resultados, sólo el superclásico podría condicionar su continuidad. Y si es por los dirigentes, la permanencia no está puesta en discusión. O sea que, al menos hoy, más que un llamado desde Chile, lo único que podría provocar su alejamiento (por propia decisión) sería una fea derrota en el Monumental.

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