miércoles, 29 de septiembre de 2010

Los tres enganches que probó Borghi no funcionaron.


Mientras espera la vuelta de Riquelme, el Bichi debe decidir si mantiene a Chávez o prueba con Cañete.

La ruleta gira en la cabeza de Borghi. No hay números sino nombres. Chávez, Cañete, Escudero... Pero ninguno es fija.

Hagan juego, señores. El mensaje no es tanto para los lectores, deseosos de adivinar a quién pondrá Borghi como enganche el domingo contra Lanús, sino principalmente para los jugadores, con el objetivo de que aporten el fútbol que le está faltando a este equipo. Queda a la vista, con ocho partidos ya jugados en el Apertura, que este Boca extraña horrores a Riquelme. No pudo hacerlo olvidar, aunque sea un ratito, Escudero. Tampoco Chávez. Ni Cañete. Los tres enlaces que utilizó el Bichi tuvieron pequeños buenos momentos pero no alcanzaron para darle al equipo el volumen de juego del que es capaz de generar Román.

Hay, más allá de la sensación de poco que dejaron los tres, pruebas irrefutables de la escasa participación de los enlaces. El mejor ejemplo son los goles. De los 11 que metió Boca en el campeonato, en ninguno hubo acción directa de ellos. Todo un síntoma que refleja la diferencia que existe con Riquelme. Escudero, que arrancó en ese puesto, le dijo a Borghi que prefiere jugar como carrilero. Es lógico: Pichi no siente la función de armador. Luego fue el turno de Cañete, pero el pibe, que había dejado una buena imagen en los amistosos de pretemporada, nunca pudo hacerse cargo más allá de tener características acordes a la posición. Se ledionó, mostró falta de experiencia y cierta endeblez física. Por último, llegó la hora de Chávez. Tantas veces postergado por otros enganches, aportó su lucha, su garra, su compromiso y con eso le alcanzó para hacerse dueño momentáneamente del puesto. Pero Pochi carece del panorama o de la pausa que suele necesitarse para la función y por eso no satisfizo del todo.

Así las cosas, hoy Borghi duda entre Chávez y Cañete para arrancar el domingo entre los 11. En Boca se sienten conformes con la última línea y con el doble 9. La mirada de reojo está puesta en el mediocampo. Al equipo le falta elaboración de mitad de cancha hacia adelante. Y esa tarea deberá cumplirla Pochi o el Chelo. Dicen que en tres partidos estará Román. Mientras todos esperan su vuelta para ponerle todas las fichas, la ruleta sigue girando.

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