sábado, 30 de octubre de 2010
Borghi, quien suele mirar de afuera, esta vez se metió y dio una clase de lo que quiere.Hagan mas futbol...
Yo tengo que moverme todo el tiempo durante el entrenamiento. Tengo que ver qué necesita el defensa, el mediocampista, el delantero, pero el que generalmente dirige los trabajos es el Chino”. Un día, la historia se dio vuelta. Los roles se intercambiaron.
Borghi va. Viene. Camina. Trota. Pide la pelota. Habla. Grita. Ordena. Toma agua. Se sienta. Se levanta. Le pega al arco. Cambia de frente. Explica. Arenga. Le indica a Riquelme. Le señala a Palermo. Se ríe.
En esta mañana rara, silenciosa, hay un hombre que se despertó activo, enchufado, motivado. ¿Caliente? Puede ser. Tiene sus razones: en 12 fechas, el equipo apenas si tuvo lapsos de buen juego. Entonces, esta vez Batista (ayudante que suele encargarse de los trabajos de campo) queda a un costado y es Borghi quien se moja y le pone el cuerpo a una escenografía insulsa.
Bichi prepara un trabajo táctico. Cellay, Caruzzo, Medel, Clemente, Battaglia, Erbes, Giménez deben retroceder, reagruparse, recuperar la pelota y salir con claridad. “Dale, apretalo ahí”, pide el técnico. “Fuertes los pases, muchachos”, se queja. Frena la práctica. Le explica a Battaglia que pretende una descarga rápida en el inicio de la jugada, acaso una de las mayores falencias del equipo y de las mayores preocupaciones del DT. Les exige velocidad a Clemente y a Giménez. Y hasta chicanea a Leandro Paredes, la joyita del semillero que practica con Primera. “Metele una patada Gary”, le pide a Medel, para que el pibe sienta el rigor. Y el chileno, obediente, cumple. Y atención al detalle: por segundo día consecutivo, Medel se ubica como stopper por izquierda, la posición que ocupará con Argentinos por la suspensión de Insaurralde.
Bichi prepara otro trabajo táctico. Reacomoda los conitos. Se agacha. Pide más pelotas. Ahora es el turno de los atacantes. Explica el ejercicio en primera persona. Quiere varias opciones en las llegadas. Por afuera y por adentro. “Empezá vos, Román”, ordena el entrenador. Hay pivoteo de Palermo y de Viatri, centros de los carrileros y algún que otro golcito.
Bichi prepara su último trabajo táctico de la mañana. Busca las pelotas, se ubica en la medialuna del área junto a Carlos San Martín (entrenador de arqueros) y la va pisando para el remate de los delanteros. Intercambia bromas con Palermo, felicita a Giménez y hasta deleita con algunos jueguitos.
Estas imágenes, sin registro audiovisual (no se permitió grabar ni fotografiar el entrenamiento), son noticia considerando el modus operandi de Borghi. Habitualmente se mantiene a un costado observando en detalle el rendimiento para luego hablar sobre las cuestiones que cree necesarias. Pero está claro que el rendimiento da como para meterse...
Ayer, entonces, Borghi fue el primer trabajador. La postergación del compromiso ante el Bicho le sirve para darle más rodaje a Román (ver página 13) y progresar en el funcionamiento colectivo, que sigue sin convencerlo. Quedó dicho, una de sus mayores inquietudes es mejorar la generación de juego y lograr que la pelota pase poco tiempo por Battaglia. Sigue buscando el famoso primer pase, el que dignificaba Ortigoza en el Argentinos campeón.
Hoy habrá una nueva práctica y otro ensayo para tratar de que la máquina empiece a funcionar.. ¿Volverá a entrar a la cancha el DT?
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