domingo, 12 de junio de 2011

Como nunca antes en la historia, un ídolo se despide en la Bombonera en vigencia y con todos los honores.


Es el día. Unico. Irrepetible. No hay ídolo en la historia de Boca con un final así. Los hinchas ya caminan rumbo a la Bombonera desde hace días, la procesión es infinita. Como pocas veces en los ciento y pico de años del club. Todo azul y oro. Todo con el nº 9. Todo por él. Quien ya lo vivió, lo quiere ver por última vez en su casa. Quien no lo vio, no quiere dejar pasar la oportunidad. Es el día. De Martín Palermo.

Como en los grandes hitos del fútbol argentino, con los años se multiplicarán aquellos que dirán que estuvieron. Que lo vieron en ese último partido oficial en su templo o, por lo menos, alguna vez en una cancha de fútbol. Porque no se trata de un hacedor de una sola hazaña. El Loco, desde el platinado, pasando por el mechón rubio y llegando a éste con reflejos, tiene cientos de hazañas. Con goles memorables e insólitos, alegrías y lágrimas a la vez y un monumento en vida. Con una moral inquebrantable que le dio el título de optimista del gol. Con recuperaciones milagrosas, de una rotura de rodilla, de una pared que le cayó encima, de la muerte de un hijo, de otra rotura de rodilla... Nadie se lo quiere perder. Ya en los entrenamientos de esta semana quedó a la vista: el jueves hubo 700 hinchas y ayer, 400. Es leyenda en tiempo presente. Pero héroe de otras épocas. Dentro de 100 años se va a hablar de esto.

Tal vez la despedida del Rata en 1970. Tal vez el partido del título ante San Martín (T) en el Apertura 92 tras 11 años sin nada. O la vuelta de Diego frente a Colón en 1995. No hay en las últimas décadas más momentos en la Bombonera que hayan generado tanta expectativa y pasión por querer ser parte. Ni en el ciclo de Bianchi se vivió. Esto es distinto a todo... Tampoco es fácil encontrar grandes ídolos que cumplan con estos requisitos: que se hayan retirado en el club bien y por iniciativa propia. De Mouzo y Gatti al Mono, Giunta, Márcico e, incluso, Guille...

Sólo Martín es capaz de algo así. Desde 1997 a este 2011, con nenes que conocen a este Loco y no al primero, pero igual lo idolatran. Trasciende fronteras y también generaciones. Con los dos goles históricos en la Selección, en Eliminatorias y Mundial. Va de homenaje en homenaje, con una caravana del hotel al estadio. Hoy no puede andar por la calle. Esta semana, no veía la hora de concentrar para cortar con la vorágine. Es el deportista número 1 del país. Hasta el propio Diego avisó que utilizará su palco...

Pero ya está. Si no lo viste alguna vez dentro del campo de juego de la Bombonera, no hay más lugar ni más tiempo. Hoy es su última vez. Y quisiera que esto dure para siempre...

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