jueves, 14 de octubre de 2010

Mientras Riquelme se pone a punto, el puesto continúa sin dueño.


La duda para Huracán es si sigue Cañete de titular o vuelve Chávez.

En las dos primeras fechas arrancó Damián Escudero como titular. En la tercera fue el turno de Marcelo Cañete. A partir de la cuarta y hasta la octava jugó Cristian Chávez. En la novena y décima regresó a la titularidad el Chelito. Mientras Claudio Borghi espera la vuelta de Juan Román Riquelme (reaparecería dentro de dos domingos, contra Argentinos), el puesto de enganche parece ir pasando de mano en mano, sin nadie que se haga dueño de esa posición. Tal es la irregularidad que, para el partido del domingo, otra vez la duda pasa por quién cumplirá esa función: ¿el Chelito o Pochi? Esta tarde habrá una práctica de fútbol y el Bichi probará para sacar conclusiones.

Ya cumplida la mitad del campeonato hay una confirmación que arrojan los hechos: nadie ha podido hacer olvidar a Riquelme. El trío que utilizó Borghi, al contrario de la intención original, no hizo más que agrandar aún más la figura del 10. Como si Román cada día jugara mejor. ¿El técnico no le dio la confianza a un jugador o ese jugador no supo ganarse la confianza del técnico? El juego de palabras abre el debate. La sensación es que ninguno pudo afirmarse por carencias propias. Escudero no siente la posición y dos partidos alcanzaron para comprobarlo. Cañete no logró repetir en el torneo sus interesantes actuaciones en los amistosos de pretemporada. Y lo de Chávez fue de mayor a menor, al punto de perder la titularidad. Un dato suma a la causa: no hubo, en todo el campeonato, un pase-gol o una habilitación para dejar mano a mano a un compañero por parte de un enganche.

Lo visto en el partido con Tigre provocó que Borghi le apuntara otra vez a la posición de enganche. El entrenador no quedó conforme con el Chelito. Nuevamente, Battaglia tuvo mucha posesión de la pelota y, cuando eso pasa, el DT suele explicar que no es culpa de Seba sino del creador, que debe hacerse cargo del juego del equipo. Y Pochi, más allá de meter el gol del triunfo, tomó mayores riesgos y pidió más el balón. O sea que uno reprobó y el otro aprobó. De ahí la duda. Duda que seguramente se despejará en la práctica de fútbol de hoy. ¿Quién se engancha?

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