domingo, 10 de octubre de 2010

Insaurralde reconoce que ya no juegan por el título y mira más allá del partido de hoy


“Hay que ganarle a Tigre para agarrar un envión anímico antes de River”.

Hay jugadores que entran con el pie derecho, otros dando saltitos apoyados en una sola pierna y también quienes eligen compartir la habitación con el mismo compañero y hasta viajar en el mismo asiento del micro. Lo de llevar un dirigente sentado en el piso o frenar en los mismos semáforos en rojo en el trayecto al estadio son cábalas extremas. Pero que existieron, existieron. En este fútbol supersticioso, sabe Juan Manuel Insaurralde que si la máscara llega a funcionar le van a pedir que no se la saque más. “Todo es posible y ojalá que podamos ganar, pero no creo. Es sólo para cubrir la zona”, se ríe, sin creer en los talismanes y conjuros, antes de enfrentar a Tigre, esta noche a las 20.10 en Victoria.

Con dos goles en los últimos cuatro partidos, el del domingo pasado ante Lanús en el día de su cumpleaños número 26 vino con emociones encontradas. Por un lado, su gol, motivo de festejo en sí mismo. Por otro, la fractura de tabique nasal en un choque con Hoyos y encima, la derrota en el último minuto. Por un lado, estaba toda su familia que había viajado desde Resistencia (Chaco) para soplar las velitas junto a él después del partido. Por otro, mientras estaban todos en su casa, tuvo que ir a una clínica a realizarse una placa radiográfica y una tomografía. “Tengo muy presente cómo fue la jugada, enseguida me di cuenta de lo que me había pasado. Metí un gol en el día de mi cumpleaños y no lo pude festejar, y luego la nariz me sangró toda la noche”, dice, con bronca. Y enseguida agrega: “Durante la semana fui mejorando, casi que se desinflamó toda la zona. Estoy bien”.

-¿Cómo te sentís con la máscara? ¿Te queda cómoda o molesta? -La estuve usando jueves, viernes y sábado, la verdad es que pensé que iba a ser peor. Es muy cómoda, je. No me molesta para nada, me siento protegido. Así que vamos a ver cómo hacemos en el partido...

-En Newell’s, hace un año con Tigre, también jugaste con una fractura en el tabique...

-Justo contra Tigre, también en la cancha de ellos. Pero esa vez jugamos con línea de tres y yo fui de líbero, con lo que el roce no es mucho, porque siempre sobrás la jugada. Por eso, esa vez no jugué con máscara. Además, la que tenían en el club se me salía, no era buena. Así que no la usé. Pero con la nariz rota me fue bien con Tigre: ganamos 2-1 de visitante. Ahora, de stopper, se complica más y voy a tener que usar la máscara.

-¿Cómo es para vos, con tu pasado en Chacarita, jugar con Tigre? -Sinceramente, nada especial. Un equipo más. Pero en Chaca jugué varias veces y se vivía de una manera muy especial. Seguramente se acuerden de mí, como ya lo hicieron cuando estaba en Newell’s.

-¿Qué te decían? -Puteadas de lo más normal, folclore del fútbol, no más que eso.

-¿Cuál es la puteada habitual que le dicen a un defensor, para un jugador como vos? -Burro y todas esas cosas. Es lo mínimo que me van a gritar. Pero no le doy mucha importancia, ja.

La máscara, sin embargo, es lo de menos para este partido. Después de dos derrotas consecutivas, frente a Estudiantes y Lanús, y de que Claudio Borghi haya puesto su cargo a disposición de la dirigencia, es consciente Insaurralde de que Boca está obligado a ganar. “Más que nada lo necesitamos para agarrar un envión anímico para el superclásico y también porque se tocó fondo. Tenemos que dar vuelta esto”, se exige Insaurralde, pensando más allá de hoy.

-¿Cómo se sienten en este momento? -Mirás la tabla y ves que perdimos demasiados partidos. Eso te da impotencia. Somos conscientes de la situación por la que estamos pasando, estamos muy tristes por eso, y hay que darlo vuelta.

-¿Por qué se pelea ahora? ¿Por ganarle a River? -Si bien quedamos lejos de la punta, uno tiene que tratar de ganar y estar arriba. Y también dentro de cuatro semanas está el superclásico, un regalo que le tenemos que hacer al hincha.

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