lunes, 2 de agosto de 2010
Boca, el más goleado del torneo pasado, rompió el chanchito y compró una defensa de campeón.
Cellay, Caruzzo e Insaurralde apuestan todo. Y les sobra fe. "Se puede jugar con línea de tres", dicen.
"Tenemos una defensa de la puta madre". Desde adentro, hay una sensación instalada, un optimismo a prueba de balas (y de delanteros). Desde afuera, la sentencia es una sola y no será manchada por los resultados: Boca compró una defensa de campeón.
Acá están Christian Cellay, Matías Caruzzo y Juan Insaurralde, reunidos en exclusiva por Olé, las caras nuevas del fondo y los que integran la famosa línea de tres que propone Borghi. Ya jugaron juntos en un amistoso frente al Wellington Phoneix, en la gira por Oceanía, y serán titulares el próximo domingo, en el debut oficial frente a Godoy Cruz.
"Mati, vos ponete en el medio", pide Olé al momento de los flashes, y Cellay se aviva: "Quiere ponernos como en la cancha, pero así se la estamos haciendo fácil a los rivales, je", se ríe y contagia al resto. Se abrazan, muestran sus flamantes escudos, sonríen para las fotos, el polifuncional Fabián Fiori dispara su instantánea y se van. La producción termina. Aunque para ellos la vida en Boca recién está empezando...
Si hay un acierto que se le puede adjudicar a esta dirigencia es haberle dado los gustos al cuerpo técnico y adquirir los jugadores necesarios para implementar el sistema. Boca peló la billetera y no dudó. Contrató especialistas. Incorporó tres jugadores conocedores del sistema y acostumbrados a utilizarlo. Trajo al líbero del flamante campeón argentino (Caruzzo), al stopper del campeón de América (Cellay) y al defensor franquicia de Newell's (Insaurralde). Más no se podía pedir...
Cellay conquistó a Bichi en los primeros entrenamientos, durante la pretemporada realizada en Pilar. Su versatilidad, prolijidad y, sobre todo, voz de mando lo posicionaron como un hombre importante dentro del grupo. De hecho, Borghi lo eligió capitán en los tres partidos amistosos, ante las ausencias de Palermo y Riquelme. Christian será el stopper por derecha y tendrá asignada la marca del delantero rival que se mueva por su zona. Es el que toma la posta al momento de la explicación táctica: "La idea es tratar de salir jugando. Si nosotros atrás abrimos el equipo y manejamos la pelota en la línea de tres, desgastamos a los delanteros y así tratando de dar la vuelta siempre se arma un hueco, el cual tenemos que aprovechar, con el stopper de cada punta y los volantes. Y del doble cinco, uno tiene que ganar espacio atrás y otro adelante".
Caruzzo es la figurita adorada por Borghi. Llegó por insistente pedido del DT, quien lo considera fundamental en el título que logró con Argentinos. "Puede ser central de Boca por mucho tiempo", lo elogió. Matías ya conoce el puesto, el pensamiento del entrenador y cómo moverse. Desde hace dos años que juega de líbero y en el último campeonato fue el único del Bicho que disputó los 19 partidos. En sus primeras prácticas ya se notó cómo ordena a sus compañeros, da indicaciones y se trata de mimetizar con el juego del equipo. "De a poquito vamos a ir logrando aceitar el funcionamiento. Es cuestión de tiempo e ir trabajando", dice y reparte loas: "Cellay es un jugador rápido, técnicamente muy bueno. Insaurralde te mata, en el mano a mano es muy difícil de poder pasarlo. Y es una lástima que se haya ido Muñoz, un jugador que a mí me encanta. Es áspero en la marca, muy riguroso y aplicado".
Insaurralde fue el primero en sumarse. Guapo, fuerte y expeditivo para la marca, suele ganar las divididas. Y le agrega otra faceta: su facilidad para convertir en el área contraria. De hecho, lleva diez goles en Primera. "Tenemos que tratar de cerrarles los caminos a los delanteros, anticipar en los momentos que se pueda y evitar que se metan en el área", entrega la receta Juan.
Ellos componen la nueva defensa de un Boca que está en construcción. Los tres llegaron para solucionar el mayor problema que sufrió el equipo en el semestre pasado: la endeblez defensiva. El diagnóstico, compartido por dirigentes y entrenador, informaba que la última línea debía ser la más reforzada. Boca fue el conjunto que más goles recibió en el Clausura (35) y hasta en Australia y Nueva Zelanda se sabía que se imponían nuevos apellidos. Hacía tiempo que un club no cambiaba de manera tan radical su defensa, pero en este caso era necesario aplicar cirugía mayor e incorporar futbolistas capaces de ejecutar el sistema que pretende Borghi.
Sin embargo, en los pasillos de la Bombonera no fueron pocos los que comentaron cierto temor por la adaptación al nuevo módulo táctico y el abandono de la tradicional e histórica línea de cuatro.
Pero los protagonistas se tienen fe. Avisa Cellay, lo avalan Caruzzo e Insaurralde. "Queremos despejar las dudas. Se puede jugar con tres atrás y hay material para hacerlo".
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