lunes, 22 de junio de 2009

Palermo no para


Al Loco no le pueden decir que no le haga goles justo a Gimnasia: pateó con furia el penal, lo gritó y llegó a los 204 goles en Boca.
Andá a decirle a Martín Palermo que no le quiera hacer un gol a Gimnasia. Andá a decirle que no le quiera ganar, que se olvide de su pasado Pincha y le tenga piedad a su acérrimo rival. Por qué debería tenerla, en todo caso, si ya le metió 14, con el de ayer y jamás sintió compasión, ni aquella vez en que les metió cuatro, la primera vez que gritaba tanto en su carrera. Tuvo varias, se sacó las ganas al menos con un penal que, se notó, lo pateó con toda la furia, por el rival pero también porque significaba el empate para este Boca que ni siquiera se pudo despedir de su gente con una victoria en la Bombonera.

La primera vez que se paró con ganas delante del Gato Sessa, fue con un cabezazo tras un centro de Krupoviesa. Después, llegó el momento del penal que cobró Pompei: un supuesto agarrón de Maldonado que no existió. Eso le alcanzó al rubio nueve: que le dieran al menos una chance para convertir. Una. Porque después, no tuvo más. Pateó al bulto un par de veces, se abrió por los costados para intentar entrarle de alguna manera a la cerrada defensa de Gimnasia, que después del 2-1 se cuido minuciosamente de no dejarle ninguna más.

Quizá el gol sólo sirva para su cuenta personal, para llegar al 204 y estar cada vez más cerca de los 218 de Cherro, el máximo anotador de la historia de Boca. Pero quizá también ayude para seguir justificando, con 10 goles en lo que va del semestre (el posterior a su lesión de rodilla), que los dirigentes pueden confiar y hacer el esfuerzo de ofrecerle la continuidad con un nuevo contrato. Porque, está claro, Palermo no para.

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