sábado, 3 de diciembre de 2011

Román reaparecerá luego de 49 días para estar conta Banfield


Riquelme reaparecerá luego de 49 días para estar en el partido que puede consagrar a Boca. No se encuentra bien y llega casi sin prácticas... Sólo él puede hacer algo así.


El problema es que con Riquelme todas las locuras pueden transformarse en realidad apenas por un deseo. Román será titular mañana frente a Banfield. Quedó confirmado ayer luego de la práctica formal de fútbol. La incógnita, a esta altura, cambió: la duda sobre si juega o no juega le dejó lugar a un nuevo interrogante...

¿Cómo estará el 10 mañana? Según la historia que pudo reconstruir Olé a partir de testimonios autorizados para opinar, su mayor inconveniente será el físico, muy debilitado luego de alrededor de dos meses casi sin entrenarse a la par del grupo.

Desde una semana antes al partido contra Tigre (2/10) que el circuito de Riquelme siempre es el mismo: consultorio, gimnasio, kinesiología, y alguna aparición esporádica por la cancha. La noticia de ayer, por eso, se transformó en un notición. Si hasta ahora lo máximo a lo que había llegado era a dar unas vueltas trotando y a algún contacto mínimo con la pelota en zapatillas, el hecho de calzarse los botines adquirió ribetes de decisivo.

Fueron 20’. Sin exigirse demasiado, a trayectos cortos, el 10 completó un ensayo discreto. Controló la pelota, tocó cortito para los compañeros que lo rodeaban, abrió la cancha. Recibió, insistentemente, el aliento de Falcioni. “Vamos a jugar con la pelotita un ratito, dale”, escuchó apenas empezó. Y la primera pelota fue para... Riquelme.

A las 10.27 los relojes se sincronizaron y Riquelme volvió a ser Román. Antes de que las agujas se clavaran en las 11, ya estaba transpirado y con signos de cansancio, aunque sin evidenciar grandes molestias en su pie izquierdo, el afectado por la fascitis plantar. En la semana se infiltró para disminuir el dolor y, aun cuando va y viene, la molestia existe.

El lunar, quedó dicho, es su estado físico. En definitiva, se trata de un futbolista profesional que saltará a un partido de alta competencia luego de semejante inactividad. ¿Riesgos? Los conocidos. Una lesión muscular, generada producto del esfuerzo. Román es consciente y los va a asumir. Quiere participar in situ de la posible gran fiesta gran del campeonato, del que se siente protagonista importante. Las estadísticas le dan la mano: jugó diez partidos sobre 16, más de la mitad de lo disputado.

De la otra vereda, también se puede disparar munición gruesa a favor del enganche. La historia ya ha entregado sobradas muestras de que un físico deteriorado no es motivo para observarlo en un bajón de nivel. Con una simple sutileza, un pase entre los centrales, un tiro libre venenoso o el simple control y circulación de la pelota, Riquelme puede dar fe de su trascendencia en un partido. Los riquelmistas recordaban ayer que cuando Basile lo citó para enfrentar a Chile en 2007 por las Eliminatorias, el 10 languidecía en el Villarreal por su conflicto con Manuel Pellegrini y en el Monumental clavó dos golazos. Aunque con una salvedad: entonces se entrenaba por su cuenta. Ahora, ni siquiera...

Con esta decisión, Falcioni resigna la chance de incluir a Chávez (de gran rendimiento cuando le tocó reemplazar a Román) y privilegia el deseo personal del 10. ¿Lo hace por convicción o por obligación? La cuestión es que Riquelme jugará. Hay que ver cómo...

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