viernes, 21 de agosto de 2009

Riquelme debió dejar la cancha por un golpe cuando Boca iba 1 a 0.

Prometió que éste sería su mejor semestre. Empezó bien. Juan Román Riquelme dejó en claro que verdaderamente está motivado (o sea, feli'). En su regreso a La Boca tras su largo peregrinaje de lesiones, jugó rápido, estuvo activo y se mostró íntegro.

Román se puede ir ganador por dos razones. La primera tiene que ver con el cronómetro, ya que, al momento de ser reemplazado por Gaitán, Boca iba 1-0. Y la segunda está ligada a su propia actuación. "Me vi bien. Sólo tengo un poco de bronca porque pude haber hecho el 2-0. Si ésa entraba, podíamos haber sacado una ventaja importante", aseguró JR.

A partir de su buena química con el Pocho, le dio una cuota de fantasía al equipo. También encontró eventualmente otros socios. A esta altura va de suyo aclarar que, si bien no es íntimo de Palermo, en la cancha se apoya como si fuera su compadre. De hecho fue el Loco quien, tras un error de Otamendi, habilitó en un contraataque a Román: salió muy rápido Montoya, al 10 le quedó la bola para la zurda y le dio bien cruzado. Se fue a centímetros del palo.

Lo bueno de Riquelme es que mantuvo cierta intensidad y borró la pesadilla que le ocasionó la fascitis plantar en el pie derecho. A la media hora del segundo tiempo, tras un doble choque con Cubero y Razzotti, Riquelme se empezó a agarrar la misma zona de la vieja lesión. "Pero no fue nada grave. Fue sólo un golpe", aclaró al cabo del partido. Estaba conforme con su nivel y con el del equipo. "Se jugó bien. La realidad es que venimos de un viaje largo. Pero tenemos mucha confianza, porque podemos ir a Vélez a ganar", agregó con la convicción que había mostrado en su regreso.

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