viernes, 21 de agosto de 2009

Más allá de las camisetas, es una buena noticia el regreso de Riquelme.

Activo, comprometido, sudando para los que dudan de su despliegue, poniéndole el cuerpo a la fricción, con los ojos bien abiertos y el botín sensible para tocar con Insúa y pensar en Palermo. Como pocos, habla con sus gestos, con su cara. Y anoche no se dejó ver enojado, hasta se permitió una sonrisa/carcajada después de una infracción. Este es el Riquelme que el propio Riquelme necesita. Aunque esta vez no ganó, volvió a ser feliz. Jugando así, será inevitable que a Diego Maradona le vuelvan a preguntar por él...

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