sábado, 7 de mayo de 2011

JC dejó en claro que no recibió un equipo multicampeón. “Del 2003 quedan tres jugadores”, sostuvo.


Qué es el Boca histórico? ¿Quiénes lo conforman hoy? ¿Palermo? ¿Riquelme? ¿Battaglia? ¿Clemente? Si juegan ellos, uno, dos, tres, ¿ya se lo puede llamar así? Ayer Julio César Falcioni tocó el tema ante una pregunta puntual. Y aprovechó para marcar distancia con aquello que, a todas luces, este equipo dejó de ser. “Hay 15 jugadores diferentes con el Boca histórico. Este no lo es. Y si hablamos del 78 tampoco están esos jugadores. No están más los Gatti, los Suñé, los Salinas... Es un equipo diferente. Te quedaste en el tiempo (le retrucó al periodista). No es más el 2003, es el 2011. Del 2003 quedan tres: Clemente, Martín y Battaglia, que está lesionado”, argumentó JC.

Boca, al fin de cuentas, parece estar pagando eso: la nostalgia de lo que ya no tiene. Palermo no es el goleador feroz del 98. Ni se parece al del 2007. Está en los últimos siete partidos de su carrera. Es imposible pedirle lo mismo. Riquelme tampoco es el del 2000/2001. Está lejos del que brilló en la Libertadores del 2007. Al igual que el 9 es difícil que vuelva a ofrecer aquello. Battaglia tampoco es el del 2000/2003, nunca volvió a tener el nivel del equilibrista de Basile. Hoy lucha por algo más importante: volver a jugar. Y Clemente... Tampoco se asemeja al que explotó con Bianchi. O al ladero de Román en la última Libertadores ganada. Su andar es irregular, perdió sorpresa, a veces el puesto.

¿Y entonces? Falcioni, es cierto, sólo cuenta con eso, con sobrevivientes. Y con otro presente. No recibió un equipo multicampeón. Este, además, tiene otras carencias esenciales de los Boca ganadores. No cuenta con caudillos, los Schiavi y Cascini en el última etapa de Bianchi. Ni el Cata Díaz de Basile. No hay un Bermúdez, un Serna, un Traverso, referentes del combate y del espíritu. Falta un Guillermo, líder desde la mentalidad. Falta un Palacio, crack en la cancha. Falta un arquero que contagie presencia como Córdoba o personalidad como el Pato. Falta, falta y falta. La realidad es otra. La exigencia también.

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