miércoles, 10 de noviembre de 2010
Gataflorismo total,el futuro de Borghi es incierto. Aunque él dice que va a dirigir con River.
Nadie puede asegurar que continuará después del superclásico...
¿Es Cappa? Algo lo diferencia. Si no ocurre ningún imprevisto en los próximos días -léase cuestionamientos de algún jugador o dirigente de peso-, Claudio Borghi se sentará en el banco visitante del Monumental, el próximo martes, para dirigir su primer superclásico, algo que Angel no llegó a cumplir.
¿Escapa? Las dudas sobre la continuidad de Borghi no cesan. De llegar a Núñez en su cargo, flota en el ambiente la sensación de que una derrota ante River podría provocar su salida. El mismo ya repitió que ese encuentro es “determinante”. Pero no se acaba ahí: según allegados suyos, podría alejarse hasta logrando un triunfo.
Desde que asumió Borghi, más precisamente desde la derrota contra All Boys por la tercera fecha, sobrevuela constantemente la inestabilidad del entrenador. Un poco por la falta de resultados y otro poco por sus propias declaraciones. “Yo no quiero ser un estorbo”, es una de las frases de cabecera del Bichi, al igual que otra ya famosa: “No soy de aferrarme al puesto”. Está claro, entonces, que esa forma de vivir y sentir el fútbol es lo que genera esa duda permanente en torno a su continuidad. Una constante a lo largo de su carrera, ya que salvo en Argentinos como jugador o en Colo Colo como técnico, nunca permaneció un tiempo demasiado prolongado en algún club.
Ni siquiera el interés, nunca oficial hasta ahora, desde Chile para dirigir la selección está en el medio de estas especulaciones. El DT de Boca se quedará sí o sí en el país más allá de seguir o no en el club. Es por razones personales, así que lo de Chile no entra en el terreno de las suspicacias. “No voy a especular con que si gano dos partidos me quedo o si pierdo dos, me voy. La realidad es que nadie se ha comunicado conmigo, ni siquiera para consultarme”, afirmó, tajante.
Ahora bien, por el lado del plantel no hubo cuestionamientos hacia el técnico en la charla mantenida ayer en la práctica. Si bien es lógico que el entrenador se incline por creerle al jugador, está al tanto de que las críticas existen. El panorama cambia un poco si de la Comisión Directiva se habla. Anoche, un importante dirigente tenía pensado encontrarse con el presidente Jorge Amor Ameal para acercarle su propuesta: echar a Borghi. Sí, como se lee. Y que esa moción fuera tratada en la reunión de mesa chica de esta tarde en el club (de la misma participan el presidente, el tesorero José Requejo y el secretario general Rómulo Zemborain). Esa postura de prescindir de los servicios del Bichi a menos de una semana del superclásico no tendría asidero en el resto de la Comisión. Ahora, ¿cómo tomaría Borghi esta noticia? ¿Sería un motivo para dar un paso al costado y no estorbar como él dice? ¿O se inclinaría por conformarse con el público y privado respaldo que tiene de Ameal? Respaldo, vale aclarar, no tan convicente ya que uno de los motivos que sostiene al DT es la falta de un plan B. Lo seguro es que ese pedido de echar al entrenador es una voz contundente entre tanta queja dirigencial en off.
“Borghi no se quiere ir y nosotros no queremos que se vaya”, declaró el vice José Beraldi. Ni tan tan, ni muy muy. El entrenador no se siente cómodo. Más allá del fastidio que le provocan las versiones periodísticas y la exposición mediática que le impone el Mundo Boca, su bronca mayor tiene que ver con la falta de resultados. “Uno se siente mal al no poder darle a la gente algo de lo que uno recibe”. De ahí que no quiera atarse a un puesto que le genera orgullo, sí, pero también responsabilidad. El asunto es que Borghi se siente culpable de esta campaña. “Su problema, en realidad, es que es demasiado bueno”, comentó alguien de su entorno.
El entorno... ¿qué opina justamente la gente que lo rodea sobre esta situación? Ahí las opiniones no son coincidentes. Algunos le aconsejan una salida. Otros que aguante hasta diciembre. “Yo siempre consulto. Somos un grupo de trabajo grande pero el que toma la última decisión soy yo”, suele aclarar el entrenador, que es de darle lugar a sus colaboradores.
“Este fin de semana no me expulsaron así que voy a poder dirigir el martes”, bromeó Borghi sobre su futuro inmediato. Futuro que ya no se construye fecha tras fecha sino, como graficó un dirigente, “esto ahora es día a día”.
¿Es Cappa? A diferencia de él, aún goza del apoyo dirigencial. ¿Escapa? Nadie garantiza que después del superclásico, gane, pierda o empate, siga en Boca.
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