Si hay imágenes que hablan, la que ayer mostró Borghi en su debut como técnico de Boca, invita, cuanto menos, al análisis. Parado durante gran parte del partido, dando indicaciones, charlando con el cuarto árbitro, el Bichi vivió con intensidad su estreno. Diferente, claro, a lo que se veía cuando era entrenador de Argentinos, incluso en el partido consagratorio frente a Huracán, en el que prácticamente no dijo ni mu. ¿Tendrá que ver con la tranquilidad que le generaba aquel Argentinos y con el poco rodaje que todavía tiene este Boca? “Es un partido amistoso, pero la victoria igual es importante. Nos quedaron buenas impresiones, sobre todo de la última línea”, arrancó el DT su charla con la prensa, luego del partido. Y profundizó: “Me gustó Muñoz, el menos acostumbrado a este sistema. Me gustaron Mouche y Viatri y me gustó mucho Méndez, sin desmerecer al resto”. Además, Borghi hizo hincapié en los zigzagueantes estados de ánimo que ofrecieron las últimas versiones de Boca, con Basile, Alves y Pompei incluidos. “A mí me gustó lo que vimos, es bueno. Quiero que mis jugadores no tengan cambios de ánimo. Si ganan muy fácil, que no se emborrachen y si pierden por mucho que no empiecen a llorar. Yo pretendo un equilibrio. Igual este triunfo nos va a servir para ir acomodando las cosas”.
Este primer amistoso sirvió, está claro, para ir ajustando detalles. Pero la puesta a punto continuará en la gira por Australia y Nueva Zelanda, que Boca comenzará el lunes. “Vamos a buscar más confianza en algunas cosas que pedimos que hagan. Esto viene con costumbre, no decimos que estamos para salir campeones. Tenemos que seguir trabajando muchísimo para mejorar en todas las líneas”, explicó el Bichi y agregó que “lo importante es el funcionamiento” porque “si ponés la línea de tres y te hacen 3 goles y después ponés línea de cuatro, ya cambia el mensaje del entrenador y eso puede complicar”.
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