jueves, 8 de julio de 2010
Con Bichi hay buen humor en Boca, esperemos que siga así cuando se sumen Martín y Román...
Borghi va y viene por el lobby del hotel Sheraton. Desafía el frío para fumarse un pucho y vuelve a entrar. Leandro Marín lo sigue con la mirada, lo estudia y sonríe. No hay tensión ni nervios, aunque sí respeto: eso es lo que generó el Bichi en estas dos semanas que lleva de pretemporada en Pilar. El pibe, uno de los más jóvenes del plantel junto con Nico González, no le tiene miedo al DT sino todo lo contrario: está feliz. Y no sólo porque tiene muchas chances de ser titular en el debut del equipo, mañana en Brasil. “Claudio sabe tratar al jugador. Y a veces no es técnico y se transforma en un compañero más. Por los chistes que hace, las cosas que dice. Nos cayó muy bien”, celebra el juvenil.
-Sin embargo, tiene un gesto serio...
-Pero hace chistes, más que nada en grupo, para darle alegría al entrenamiento. Por suerte, por ahora no me agarró de punto, pero a algunos sí. Ya puso varios sobrenombres. A Alan Pérez le dice la Mole Moli desde que lo raparon. Ya se la tomó con varios...
-¿Se trabaja mejor? -Y, cada mañana cuando arrancamos siempre tira un chiste y le da alegría a la práctica, al club. Vos sabés que vas a ir a correr una hora, y con este frío, pero ya empezaste de otra manera. Te cambia la cara.
-Estuviste el semestre pasado. ¿Les hacía falta este humor? -Puede ser. El semestre pasado no se nos dieron los resultados y no sobraban las sonrisas. Este toque de buena onda nos da más animo a todos.
Más allá de este perfil de humorista del DT, Marín, que apenas tiene 18 años pero está en su tercera pretemporada con Primera (subió con Basile), también reconoce el buen trabajo que está realizando este cuerpo técnico. La cara de cansancio lo demuestra, pero él además lo cuenta: “De todas, ésta es la más dura. Corrimos un montón de kilómetros, hicimos miles de pasadas, ya van muchos ahogos, je... De las tres que hice, ésta cuesta más”, cuenta. El trabajo fuerte, en realidad, ya se termina: hoy harán un turno por la mañana y por la tarde ya partirán hacia San Pablo, para el debut de mañana ante Palmeiras, en el que el neuquino tiene chances de jugar. “Ojalá me toque. Yo he jugado mucho tiempo en ese puesto, de ocho, jugué cuando era chiquito. Cuando llegué a Boca me paré de lateral derecho, pero en estas prácticas que llevamos siento que me acomodé bastante bien”, cuenta el pibe que se lució en la Sub 17 que perdió la final del Sudamericano ante Brasil (en el Mundial de Nigeria quedaron afuera en octavos).
-¿Qué te pidió Borghi? -Que tenga ida y vuelta, que llegue al fondo para tirar el centro y, cuando hay que volver a defender, estar ahí siempre...
-¡Tenés que hacer todo! -Claro, ja. De todo. Al principio te cuesta, pero es cuestión de práctica para saber dónde pararte y qué hacer. Espero me toque.
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