viernes, 9 de julio de 2010
Bichinho, hoy arranca el ciclo Borghi en Brasil
Iba ganando 2 a 0 y se lo empataron. Y con un gol en contra del Patrón. Y echaron a Matellán y otra vez a penales. Y Córdoba ataja uno y un enorme Riquelme mete el suyo. Y Traverso la desvía y vuelve a aparecer Oscar para salvar las papas. Y lo mete el Patrón y se saca la mufa... Y Arce la tira afuera y... ¡Y Boca llega a la final de la Libertadores por segunda vez consecutiva! Y el Parque Antárctica se cae a pedazos. Y es una fiesta que se completará con la vuelta... ¿Quién dijo que lo tirarán abajo ahora? Al Palestra Italia, hace nueve años, ya lo demolió Boca en una semifinal...
Las fiestas de despedida siempre auguran futuros auspiciosos. Por eso, y más allá de un viaje que insólitamente también resultó demoledor (ver El sueño...), que a Boca lo hayan invitado a ser partícipe no era para desaprovechar. Y menos si lo hacía justo un rival que se convirtió en clásico sudamericano. Ambos equipos tienen presente aquella historia: significó el final de la era dorada para uno y era parte del auge del otro. Y quizá los dos, en este mismo partido en que despiden esa grama histórica, busquen empezar a repetir sus éxitos emulando aquellos años. La excusa, entonces, es la despedida del llamado informalmente Parque Antártica, la demolición de un pedazo de San Pablo. Y la reconstrucción de lo que será el Arena Palestra Italia (de cara al Mundial 2014) y, por qué no, del Palmeiras. Y, por supuesto, de Boca, que quiere ser tan demoledor como solía serlo.
Ya queda poco de equipos. El club paulista espera el retorno de Luiz Felipe Scolari, su DT campeao, quien está en Sudáfrica comentando en la transmisión del Mundial (lo presentan oficialmente el 15); mientras que Boca también espera por sus históricos: por el acuerdo con Román (ver pág.7) y con Palermo, que algo tuvieron que ver en esa historia ante el Palmeiras del 2000/2001. Y así, con ellos dos y algunos otros que también pueden sumarse (por Caruzzo y Clemente, siguen las conversaciones), Boca quiere volver a ser ese equipo que derribaba mitos y récords, que humillaba equipos históricos y poderosos. Hoy, en ese estadio que tendrá su fiesta, la última, para cambiarse la cara con vistas al 2014, el equipo que ahora dirige Borghi dará su primer paso hacia allí...
Es cierto, en la celebración que está preparada, con bandas en vivo (no los Guns ‘n Roses, Metallica o Iron Maiden que supieron sonar allí), con históricos, desfiles y fuegos artificiales, el partido de fútbol es casi una excusa. Pero para el Bichi y los suyos será clave empezar un semestre con el pie derecho. Porque en estos cuatro meses que durará el Apertura, el técnico y sus dirigidos tendrán la difícil misión de devolverle a Boca su fama de equipo invulnerable. Necesita el título, después de un año y medio no sólo de sequía sino de derrota constante, para recuperar la chapa en el ámbito local. Eso, indefectiblemente, lo llevará a volver a pelear en el plano internacional: la vuelta a la Copa Libertadores, la misma que este año miró por la tele, es el gran objetivo. Todo eso deberá conseguir Borghi y por eso los dirigentes buscan darle los gustos. Hoy, entonces, tendrá la chance de, sin aquellos nombres ilustres que llevaron a Boca a lo más alto del fútbol mundial y con muchas caras nuevas y púberes, dar el primer paso hacia ese objetivo. Y justo ante el Palmeiras, víctima de tantos momentos felices. Es tiempo, entonces de volver a ser demoledor. Y no sólo en el Palestra Italia.
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