No hay refuerzos en Boca, todavía. Ni Medel, ni Prediger, nadie. Y se va Palacio. El arranque del ciclo de Basile fue sin caras nuevas. O mejor dicho sin refuerzos comprados, sino con algunos que pegaron la vuelta. Uno de ellos es Guillermo Marino, quien viene de jugar dos años en Tigres de Monterrey, siempre a préstamo: ahora debe resolver su nuevo contrato. Le gusta al Coco, tenía predilección por él en el ciclo anterior aunque hay que ver cómo responde en éste.
El otro que cantó volver fue Leo Díaz, de muy buen torneo en Huracán. La idea es que el ex volante central o por la derecha se quede en el plantel y tenga continuidad, la que nunca logró tener en el club. Y estuvo también Fabián Monzón, el lateral izquierdo que debutó con Ischia, que estuvo en los Juegos Olímpicos de China, que se fue al Betis y que regresó después de un año en España.
Y el que dijo presente es Lucas Pratto, un 9 potente que pasó por Tigre y el fútbol noruego. Quien no fue es el Negro Ibarra, quien debe resolver si renueva el contrato y se junta con los dirigentes, que quieren reducirlo en forma considerable con respecto al que tenía.
Así largó Boca. Con históricos como Riquelme, Palermo, Battaglia. Con el Pato, con Morel, con Julio Cáceres. Y los pibes conocidos como Mouche, Noir. Esperando los resfuerzos que tanto quiere el técnico.
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