miércoles, 15 de julio de 2009
Basile llegó a las 8.23 al club. Ya en la cancha, el primer contacto fue con Riquelme
Temprano, exactamente a las 8.23 de la mañana, Alfio Basile plantó su camioneta delante del portón y llegó a Casa Amarilla en el comienzo de su segundo ciclo como técnico del club. "Quiero el lugar de siempre", le dijo al hombre de seguridad. Y, para no romper la cábala, lo hicieron estacionar en una punta frente al estadio de básquet. El Coco bajó con una carpetita y mostró su buen humor. "Vuelve la alegría", como había anticipado.
Los jugadores salieron a la cancha a las 10.10 para arrancar el primer entrenamiento. Basile apareció unos minutos después y charló con el tano Pascual, un hincha infaltable en el club. "A vos te quiero siempre acá", le dijo. ¿Otra cábala? Los players, mientras Coco les hablaba, se separaron en dos grupos en el círculo central. Riquelme, Viatri y Javier García de un lado. Palermo, Palacio, Battaglia y Paletta del otro... El primer contacto fue con Román. Luego estuvo con Palacio, presente pese a su venta al Genoa, con quien habló seis minutos e intercambió sonrisas.
A las 10.26, el técnico aplaudió y juntó a sus dirigidos. Ahí fue el turno de Carlos Dibos, el preparador físico, que tomó la posta, y largó los ejercicios de elongación. Pero antes tuvo otra pequeña charla con Battaglia mientras sus ayudantes, el Panadero Díaz y el Ruso Ribolzi, miraban al plantel. Todos a trabajar para volver a los primeros planos después de un semestre sin éxitos. Una práctica que fue liviana, como para empezar. Mañana, doble turno, así hasta el sábado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario