La pechera blanca-nieve identifica a los titulares, el frío mata, la sensación términa de -4 grados en Casa Amarilla congela, lastima y, por eso, los gorros de lana esconden algunas piezas de ese primer equipo que el Coco pone en cancha. No, el que está a la derecha de Battaglia todavía no es Medel, quien como no firmó, aún no se entrenó. Tapado de pies a cabeza, arranca Leo Díaz, primer reemplazo del sector. A la izquierda de Seba tampoco está el Pocho, refuerzo top para Basile. El encapuchado que no deja ver su pelo largo, el socio de Riquelme en la creación, es Guille Marino, al parecer primera versión suplente en la zona por encima de Gaitán. Pero atrás, ahí sí que no hay rostros que descubrir. Aunque sorprenda verlos en el arranque de este ciclo, son conocidos, son campeones. Y son, sobre todo, hombres de experiencia, los que le gustan al Coco. En el fondo, así, el que está es Morel, gladiador de mil batallas y no Forlin, el central con presente y futuro. Y el que marca sobre la izquierda es Krupoviesa, el Tucu, el mismo que el DT quería llevar a la Selección, y no Fabián Monzón, otro que también le encanta a Sir Alfio pero que, obvio, es más joven y todavía no resolvió su complicado tema contractual (ver Casi...).
Pues entonces, avanti los grandes, adelante ellos. La primera práctica de fútbol formal que hizo Basile desde que asumió en Boca dejó esa sensación: que el Coco respeta, por lo menos de entrada, a los hombres con más partidos en el lomo. Una lógica que le escapa a la otra, pero que responde más a la forma de manejarse que tiene el DT. En su anterior ciclo, de hecho, ganó cinco títulos, todo lo que jugó, irreprochable, intachable. Pero, pequeño detalle en semejante éxito deportivo, no hizo debutar ningún jugador de las Inferiores.
La defensa, parece, pinta para arrancar así, de esta manera, como ayer. Con zaga guaraní, con el recuperado Tucu sobre la izquierda y con Roncaglia, como lo avisó el propio Basile, sobre la derecha, más ante la partida definitiva de Ibarra. Todo, por lo pronto, hasta que los partidos le demuestren al Coco lo contrario. Después, si el 11 de memoria no rinde, ahí sí empezarán a empujar los que están atrás. Así siempre se manejó el DT.
En el medio, en tanto, la misma prioridad para los grandes parece postergar por ahora a Gaitán. Titular en el semestre pasado, ayer fue el enganche del equipo suplente. Y en su lugar jugó Marino, también un hombre con más recorrido que participó en el ciclo anterior del DT y que en esta práctica, encima, marcó un golazo, empalando la pelota por encima de Javier García, en la victoria por 2 a 1 de los titulares (el otro gol lo hizo Paletta en contra, tras un cabezazo de Palermo que pegó en el travesaño y se metió tras dar en el cuerpo del ex Banfield).
Por todo, el resultado del entrenamiento fue apenas un detalle en una práctica que era esperada con expectativa, porque en definitiva marca la tendencia sobre el equipo que debutará el miércoles 29 contra Manchester, en la gira europea que arranca la próxima semana. Fueron, en definitiva, 45 minutos de fútbol que mostraron una falta de distancia lógica en algunos pases, por el peso físico de la pretemporada, pero que igual sirvieron para marcar algunos puntos sobresalientes: Battaglia fue nuevamente el viejo equilibrista del medio, Roncaglia respondió con solidez por el lateral derecho (de un buen centro suyo llegó el primer gol) y adelante Mouche arrancó, movedizo, la dura competencia que tendrá en el puesto con Noir (jugó para el otro equipo). Ellos, acaso, de los pocos pibes que tendrán un lugar seguro.
Por la tarde, Basile les dio pelota de nuevo, aunque con más lluvia y más frío. Y con sólo un cambio en el primer equipo: Battaglia quedó afuera, Leo Díaz ocupó su lugar y se sumó Cristian Chávez para jugar por el costado. Y otra vez ganaron los más grandecitos, esta vez 1-0 con gol de Palermo. Claro, con gol del más grande de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario