sábado, 18 de septiembre de 2010
"No hay que salir a ganar cueste lo que cueste",yo creo que si...
El técnico cree que el secreto para ganar es inteligencia para leer bien los partidos y no jugar al ritmo de la gente. También hace un análisis de los puntos flacos de su equipo.
Es un cantito histórico de la hinchada de Boca y, también, una exigencia amenazadora para los que están en el campo. “Que esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde tenemos que ganar...”, baja de las tribunas. Y el equipo debe obligatoriamente responder, demostrar que no hace oídos sordos, por lo menos debe meter la pata y transpirar la camiseta. De eso se trata un poco la tradición xeneize.
Borghi se diferencia en parte de esa filosofía de juego a vida o muerte. Lo dice siempre. Para él no hay vida o muerte en el fútbol, no le gusta el drama. A veces, simplemente, lo que lo separa de otros técnicos es que él dice lo que piensa. Como si estuviera por fuera del sistema del fútbol. “Para hacerse fuerte de local deberíamos hacer lo mismo que con Olimpo, que fue leer bien el partido, no hay que salir a ganar cueste lo que cueste”, explica el Bichi, siempre sincero. Y enseguida agrega: “Yo siempre divido el partido en tres: el primer tiempo, los primeros 20 del segundo y los últimos. En ese período, vos tenés que ganar el partido, no desde el minuto cero. Y lo que necesitamos en nuestra cancha, fundamentalmente, es tener pausa, calma y no dejarse llevar por el entusiasmo de todo el mundo por hacer goles rápido”. ¿Qué otros problemas le ve a su equipo?
1) El control de juego
Sabe Borghi que hay problemas en la estructura general: falta seguridad defensiva, generación de juego y mayor cantidad de llegadas a posiciones de gol. "Lo que nos llama la atención es que no podemos mantener la diferencia cuando la conseguimos. No sabemos proteger ese gol. Las obligaciones de Boca exigen seguir buscando. Por ahí otros equipos ponen ocho defensores y tres atrás, y pasa inadvertido.
Nosotros no podemos. Y también nos cuesta mucho hacer un gol, hoy en día cuesta... El otro día me dejó contento ir ganando, que nos empataran y poder revertirlo otra vez".
2) Centros cruzados
A Boca, desde antes del partido ante San Lorenzo (en el que quedó más expuesto que nunca), le duelen las pelotas paradas y los centros cruzados. "Lo que nos preocupa son los centros cruzados. Hay dos problemas: uno es que la gente se mete demasiado pronto al área y a veces Lucchetti no tiene tiempo de salir a buscar la pelota; y el otro es la preocupación por no hacer tantas faltas alrededor del área como pasó con San Lorenzo.
Hoy, una falta ahí te complica mucho".
3) El conductor
Sin Riquelme, hay un problema: ¿quién conduce a este Boca? Por momentos parece que Battaglia la tiene más que Chávez, el reemplazante posicional de Román. "No es culpa de Sebastián, él no está diseñado para tener la pelota. Está para recuperar y entregar. Tiene entregas buenas, pero no es su mejor condición. Y a veces tira pelotazos y pierde la confianza. Es una cuenta pendiente. No sólo con Pochi, sino con todos los que probamos en esa posición. Nos falta el pausista, el que decide cómo se ataca y en qué momento.
Tenemos demasiado ida y vuelta, nos falta pausa".
4) El uso de carrileros
Son los que deben alimentar, además del enganche, al doble 9. En la mayoría de los partidos, a Boca le faltó esa conexión y el Bichi lo sabe. "Hoy (por ayer) lo contamos. En 38 minutos, Clemente llegó 11 veces.
Es una locura. El problema es que de esas 11 veces, recibió la pelota sólo en dos. El error no es de Clemente, sino del que tiene que definir adónde va la pelota. El tema de poner los carrileros es que la pelota pase más por ellos, y no lo estamos haciendo. No tengo quejas por la cantidad de veces que pasa, pero prefiero que pase cuatro y que pase bien. Tenemos que encontrar la forma de que la pelota sea bien distribuida".
5) Lectura del juego
La voz de mando no es Battaglia ni Palermo, por personalidad o posición.
Suele ser Riquelme el que ordena, grita, manda y en quien descansa la pelota. Sin él, falta algo. "Con All Boys nos cabeceraron cuatro veces en un tiempo en cuatro pelotas detenidas seguidas. Nos faltó poder de decisión inmediato para cerrar el problema. Eso es algo para corregir. Nos faltó tomar decisiones, que deben ser inmediatas, y no hemos tenido esa inmediatez necesaria".
Esa sinceridad es la que separa al técnico de Boca del resto. Para hablar y exponer las deficiencias de su equipo. No dice todo, está claro, pero esconde menos de lo habitual para los de su profesión...
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