jueves, 12 de agosto de 2010

Un día de 10


Revisó los papeles, fue a la Bombonera, firmó su contrato, volvió a ponerse la ropa del club, se entrenó, saludó a compañeros e hinchas, y luego habló. Así vivió Juan Román Riquelme el día tan esperado.

Fue un día Diez. Un día largo para Riquelme, el que tanto esperaba desde que se terminó el torneo. Pendiente de los últimos papeleríos, de que su manager cerrar por fin todo con los abogados del club, recibió el ok para volver a La Boca y poner la firma, esa firma que tanto quería. Llegó cerca del mediodía, se bajó, sonrió, saludó a Battaglia. y se metió en las oficinas de presidencia, ya sintiéndose otra vez jugador de Boca.

No es un nuevo ciclo, pero casi. Porque en este tiempo de Mundial y de post Mundial de tanto tira y afloje, se dudó de su renovación. Contó él, incluso, que lo llamaron Menotti, Russo y Verón, pero que "si no era Boca, jugaba fuera del país". A Riquelme se lo vio felí, inteligente para declarar, para no entrar en polémicas después de tanta polémica.

Firmó su contrato (de cuatro años) en la intimidad, con algunos flashes, en el primer piso, se saludó con el presidente Ameal, saludó a los hinchas que le sonreían. Y caminó hacia el vestuario para reencontrarse con sus compañeros. "Hay un grupo muy nuevo, es la primera vez que me pasa esto en Boca", describió. Se cambió y a la cancha, pero no a jugar sino a ponerse otra vez la pilcha y ver desde un banco de suplentes los 45 minutos de fútbol de los supuestos titulares. Después se metió en la cancha, se abrazó con Matías Giménez, sonrió, pisó la Bombonera después de más de dos mes, aquél que jugó contra Huracán.

Y siguió el día del Diez. Con el kinesiólogo Betchakian se fue derechito a Casa Amarilla a seguir con la recuperación, ésa que lo preocupa tanto porque aún no sabe cuándo volverá a jugar y no quiere apurarse. Y después otra vez a las duchas, a ponerse la misma ropa con la que había venido. Empezó la conferencia de prensa con una humorada y habló con seriedad, aunque siempre metiendo alguna broma al pasar. Casi media hora y después se dedicó a atender algunos programas de TV. Elogió a Cappa, también a Borghi, se ilusiona con la Selección aunque "antes tengo que volver".

Un día de furia del 10, el que tanto quería. Ya de noche se fue Riquelme, el ídolo que vuelve a estar feliz.

Vía : Ole

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